Largamente preparada, la aplastante invasión de Irak por los ejércitos de EEUU e Inglaterra culminó con la toma de Bagdag a las pocas semanas de iniciarse el ataque. El mayor poder militar de la historia eliminó cualquier resistencia alfombrando de bombas las ciudades y provocando miles de muertos, en su mayoría inocentes. Ahora viene la “paz”, la paz de los vencidos, dirigida “neoliberalmente” por un gerente civil (bien respaldado por los militares, eso sí) que se ocupará de reconstruir el país previamente destruido en beneficio de constructoras (americanas) y petroleras (americanas). Incluso España reclama algunas migajas en pago del apoyo moral prestado. Mientras, las gentes de Irak, el pueblo de Irak, intentarán curar sus heridas y soñarán con recuperar lo que algún día fue su país. Viendo el “ensayo”... la próxima guerra la hará una empresa privada.

Conforme se implantan las estrategias de la actual globalización de carácter neoliberal se acentúan sus efectos perversos sobre las capas más desvaforecidas de la sociedad. Las personas inmigradas, expulsadas de sus países de origen, recogemos las migajas del mercado de trabajo y sufrimos explotación laboral, prácticas de semiesclavitud y mayor riesgo de accidentes laborales, además del racismo, la xenofobia y la violencia ejercida contra los más débiles. Muchos empresarios se aprovechan de esta situación de indefensión, de la necesidad y de la falta de información de las personas inmigradas, especialmente de los miles y miles que por decisión del gobierno carecen de los permisos de trabajo necesarios para acceder a un trabajo digno. Actualmente, la Ley de Extranjería mantiene en la clandestinidad y la exclusión social a más de 500.000 personas en el Estado español y la política inmigratoria del gobierno se muestra ineficaz, improvisada y ciega ante esta realidad.



Editorial del nº 9 del Boletín Huellas

Abril-Mayo de 2003

Ecuador Llactacaru

Asociación de Inmigrantes Ecuatorianos en Catalunya
para la Solidaridad y la Cooperación