Ecuador 1, Texaco 0 / crónica del "Juicio Del Siglo" en el Ecuador

Asamblea Permanente de Derechos Humanos del Ecuador (APDH del Ecuador)

Nueva Loja (Ecuador), 21 de octubre de 2003

 

Se realizó audiencia en Sucumbíos... Juez Decide Negar Pedido de Texaco y Admite a Tramite la Demanda. La Chevron Texaco debería pagar cerca de 1.000 millones de dólares por daños ambientales, si los indígenas amazónicos ganan el juicio.

Aquí lo tengo, lo tenemos, a un metro apenas de nosotros, acribillado de la cabeza a los pies de preguntas -más de treinta conté- que, al concluir la audiencia judicial, le ha lanzado a boca de jarro una treintena de curiosísimos, agudos y dignos periodistas llegados de todas partes, de casi todos los canales, radios, periódicos y agencias alternativas del Ecuador, y también de muchos medios de comunicación independientes (y otros, no tanto), de los EE.UU. y Europa...

Este señor es nada más, y nada menos, que el representante de la poderosa transnacional petrolera estadounidense CHEVRON TEXACO, y ahora, a pocos centímetros de nosotros, debe hacer lo que ni siquiera imaginaron hacer nunca sus socios en todos estos años: tener que rebajarse a contestar, en español e inglés, no importa ya, contra la pared, las demoledoras preguntas, las más audaces , las más osadas, de periodistas, líderes de comunidades y activistas ambientales y de dd.hh. que no admiten que al país y al mundo le coman cuento, le metan gato por liebre, le machaquen: "insistimous una veuz más en que nou hay daño ambientales provoucados por Chevron Texaco in Ecuator".

El hombre sigue recibiendo una metralla de preguntas, protegido de corpulentos orangutanes rubios ("guardias de seguridad israelíes, de una empresa de seguridad de elite, solo para gente VIP, que ya tiene sede en Ecuador, me aclara Manuel Pallares, uno de los abogados de las comunidades afectadas); en tanto que los periodistas, fotógrafos y camarógrafos, héroes anónimos de esta jornada inolvidable del 21 de octubre de 2003, no dejan de preguntar las mismas preguntas que los otros héroes anónimos, los indígenas secoyas, sionas, quiwchas y comunidades colonas afectadas de las provincias pobrísimas de Sucumbíos y Orellana, no dejan de preguntar: por qué no reconocen los daños ambientales provocados durante 20 años de explotación petrolera indiscriminada en el país. El hombre intenta defender lo indefendible, se equivoca, se contradice solito, se agota...

Repite lo que durante casi cuatro horas, o más, ya han esgrimido sus abogados, en perfecto español, insistiendo hasta la saciedad rituales argumentos leguleyos: que fue Texaco, "no la Chevron Texaco" la autora de los daños ("fue mi padre, no mi papá, el que mató al chicou"), que -además- no hay daños, que Chevron no reconoce daño alguno, que ultimadamente ya pagaron 40 millones de dólares por concepto de "daños", que es el Estado ecuatoriano, a través de Petroecuador, quien debe indemnizar a los demandantes, que no hay pruebas científicas (¿como las fumigaciones de glifosato?, recuerdo en silencio) que certifiquen los daños ambientales en estas provincias amazónicas, que las leyes esgrimidas por los acusadores son nuevas, que no hay retroactividad de la ley, que no reconocen la judicatura ecuatoriana (antes fue la norteamericana, me digo otra vez, en silencio), que apelarán; en fin...

A pesar de los rumores corridos ayer lunes 20 en Nueva Loja (Lago Agrio), capital de la provincia amazónica de Sucumbíos, fronteriza con el Putumayo colombiano, de que este señor no llegará, llegó, y ahora, una vez que ha concluido la audiencia, debe responder la batahóla de preguntas y cuestionamientos de los periodistas, mientras las comunidades afectadas, aglutinadas en el Frente de Defensa de la Amazonia, abajo en la calle, fuera del edificio de la Corte Superior de Nueva Loja, grita y no deja de gritar...

Ellos y ellas hacen parte de los cincuenta mil demandantes a la Texaco, y -por vez primera- está en el banquillo de los acusados, en una corte judicial de una remota ciudad herida de un país remoto del planeta. He allí el ejemplo de la gloobalización al revés, de la mundialización de la resistencia social: si esta pelea las comunidades la ganan, si esta batalla la ganamos, cualquier comunidad tercermundista en el Tercer o el Primer Mundo, puede judicializar a las transnacionales, petroleras y no petroleras, por los daños sin cuento hechos a naturaleza y humanidad, es decir a la madre y sus hijos. Y, aún más, esas comunidades, como la nuestra, pueden ganar.

Esa es la magnitud, la dimensión de esta pelea que la gente más pobre y patriota del Ecuador, que los seres humanos más humildes y planetarios del mundo, están haciendo hoy.

Miro absorto que los guardias israelíes dan instrucciones a los oficiales del GOE, el Grupo de Operativos Especiales de la Policía Nacional... van a salir ya, ellos y él, rodeado de guardias de seguridad corpulentos, dejando el mal sabor de sus respuestas a la gente... pero con una mirada que dice mucho: a pesar de que insiste en que "triunfarán", su rictus es de derrota, su gesto de guambra grandote que ha perdido una pelea con el más chiquito de la escuela...

El Juez ha dicho lo suyo: a las 3 en punto de la tarde, ha aceptado a trámite la demanda civil por daños que las comunidades organizadas de indígenas y colonos amazónicos le han puesto a una de las transnacionales más poderosas del planeta...

Ahora, ahora tenemos que vigilar este caso, a este juez, rodearle, protegerlo de sí mismo, de las tentaciones, de las dudas, del poder infinito de los Chevrones de la Tierra y del Ecuador: tendremos, me digo, que solicitar al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, al Consejo Nacional de la Judicatura, a la Comisión de Control Cívico de la Corrupción, que observen y sigan de cerca el caso, que se esculque todo, que se transparente todo...

El Juez ha dicho su palabra, que admite a trámite el caso, a pesar de que los representantes de la CHEVRON TEXACO, insistieron en su alegato que no lo hiciera, que era ilegal, que no era su competencia, etc.

Este 21 de octubre el pueblo amazónico de Sucumbíos y Orellana, le metió un golazo a la TEXACO... pero no ha concluido el partido... la lucha es larga, pero la única que se pierde, como bien lo saben las madres de Plaza de Mayo, estas comunidades hambrientas y más dignas del país, es la que se abandona.

A la distancia de seis días, es decir el 15 de octubre, la Texaco Chevron recibe en el mismísimo Departamento de Estado, de manos del mismísimo General Collin Powell, nada menos que una condecoración... "por el buen trabajo (performance) y el servicio hecho en el exterior". Lo recibe el representante de la petrolera en Nigeria. Justo seis días antes de esta histórica audiencia... ¿casualidades?... lo dudamos.

Dejamos el edificio, nos confundimos con la gente... sólo resta abrazar, en señal de agradecimiento leal, a Luis Yanza, a Ermel, dirigentes del Frente de Defensa de la Amazonia, a Paulina Garzón, activista ambiental y de DDHH del CDES que con el FDA empezara hace siglos esta pelea, a Esperanza Martínez de Acción Ecológica, a los abogados, a las mujeres y hombres de este rincón de la amazonia latinoamericana que siguen insistiendo en que otro mundo... es posible.

Los apdhs debíamos venir, debíamos llegar, hoy, ahora, a acompañar a esta gente maravillosa, en este sitio del Ecuador, donde se efectúa -como dice la prensa- "el juicio del siglo", el más importante juicio del futuro...

 

Alexis Ponce / Mauricio Gallardo
APDH del Ecuador

 


Anexo: noticia de ALER / CSUR

Hoy Ecuador hace historia en el juicio contra la Texaco

La compañía Texaco operó en el Ecuador desde año 1964 hasta 1992. Durante este período causó graves daños ambientales por el derrame de petróleo que afectó a miles de habitantes de la Amazonía ecuatoriana.

En ese lapso esta compañía perforó 339 pozos en 430 mil hectáreas para extraer cerca de 1.500 millones de barriles de crudo. Vertió miles de millones de barriles de agua de producción y desechos y quemó billones de pies cúbicos de gas.

Alberto Wray, uno de los abogados que defienden a los indígenas, señala que, para resolver este conflicto, la Compañía Texaco debe limpiar los pozos llenos de toxinas y petróleo, limpiar los ríos e instalar agua potable en todas las aldeas de la región. Además, dar atención médica a los habitantes que sufren enfermedades y ayudar a que cinco comunidades indígenas recuperen el modo de vida que tenían antes de los derrames de petróleo.

Rogelio Criollo, representante de la etnia amazónica Siona, señala que los daños ambientales continúan y que todavía no existe un programa de atención de salud a los habitantes de esta parte de la amazonía.

"Algunos pozos petroleros solo están tapados con tierra y por debajo de la tierra todavía están contaminando esteras y ríos grandes que son fuentes de consumo de las comunidades de la amazonía", denunció Criollo.

Las comunidades indígenas de los Cofanes, Secoyas, Huorani y Siona, incluyendo a los colonos son afectados por el derrame de crudo. Según autoridades de salud, en la zona se presenta enfermedades como el cáncer, que llegan a un 31%, cuando el promedio nacional es de 12,3%.

Sobre Texaco pesa también la extinción de pueblos originarios como los Tetetes y Sansahuaris.

El panorama es desastroso. Derrames, contaminación de pantanos, quema del gas, deforestación, pérdida de biodiversidad, animales silvestres y domésticos muertos, salinización de los ríos.

La Chevron Texaco debería pagar cerca de 1 000 millones de dólares por daños ambientales, si los indígenas amazónicos ganan el juicio, pero seguramente nunca será suficiente para sanear los daños causados en esta hermosa región ecuatoriana.

 

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