Quito, 15 de octubre de 2003
Según noticias recientes (Expreso 16/sep/2003 y El Comercio 22/sep/2003) el FMI quiere obligar al Ecuador a retirar los subsidios al gas, diesel y electricidad, pues esto significa el 2% del Producto Interno Bruto. Lo curioso es que no ha dicho nada sobre diferentes formas de subsidio que ha dado el estado ecuatoriano a las empresas petroleras privadas. Se llama subsidio cuando lo recibe el consumidor, se llama liberalización cuando lo reciben las empresas. Se condena el subsidio cuando se beneficia a los pobres, y se estimula el subsidio cuando está dirigido a los ricos.
Las políticas del FMI se sustentan en tres pilares que se repiten país a país y, de igual forma, país a país fracasan: la privatización, la liberalización de mercados y la reducción del gasto público.
En todos los países el resultado de sus planes ha sido empobrecimiento, dependencia, destrucción ambiental y violaciones a los derechos humanos.
Privatización viene de privar, es decir restar a un conjunto de algo, para hacerlo propio de unos pocos. Las privatizaciones permitieron que en América Latina las empresas estatales fueran prácticamente regaladas. Cuando no se ha logrado concretar este proceso, se opta por destruir la infraestructura del Estado, esta es la receta propuesta para Ecuador, primero cerrar las refinerías, después dar de baja al oleoducto nacional.
El resultado de las privatizaciones es que los servicios empeoran y se encarecen, convirtiéndose su acceso en prohibitivo para muchos sectores de la sociedad, que quedan excluidos de ellos.
La liberalización de mercados por su parte supone la eliminación de barreras y por tanto de su protección. Se ha aplicado unilateralmente con los países del sur. En los países del norte no sólo hay proteccionismo, sino que los subsidios aumentan. Mientras se fuerza a los pobres a eliminar las barreras comerciales, ellos, los ricos, mantienen las suyas.
En la reducción del gasto público sufren recortes directos e indirectos los servicios de salud, educación, bienestar social.
El FMI se ha auto-encargado de organizar el rompecabezas mundial, condenando a la inmensa mayoría del planeta a la exclusión total. Ha asignado a los países pobres el rol de la exportación de materia prima y de divisas.
En este momento el recurso esencial es el petróleo, pero vendrá el turno al agua y a nuestra biodiversidad. Se nos obliga a comprar todos los productos a precios establecidos por las economías fuertes. Si no hay para comprar, y la gente muere o emigra, no importa, mayor así habrá tierras con recursos y libres de gente.
El FMI propone cerrar las refinerías, para que el Ecuador este obligado a importar todos sus derivados del petróleo a precios del mercado internacional. Afirma que es la única forma de evitar que el Estado "encubra subsidios" que ascienden a $ 500 millones.
Sin embargo solamente en Estados Unidos hay un subsidio de 5.000 millones de dólares anuales a los combustibles fósiles. En ese país no solamente están subsidiados el gas y la electricidad sino que toda la actividad ligada a los combustibles fósiles tiene subsidios.
Algunos de los Subsidios en EE.UU. relacionados con los combustibles fósiles son (Fuente: Fuelling Global Warming: Federal Subsidies to Oil in the United State):
Una estimación de los subsidios federales netos en 1995 para los combustibles fósiles, incluyendo la defensa ligada a este recurso es de alrededor de 35.2 mil millones de USD.
Adicionalmente, con la ayuda de la Banca Multilateral, las empresas transnacionales han logrado que en países como el Ecuador se les otorgue un régimen de beneficios, fuera de sus fronteras, como son erogaciones de impuestos, bajos controles, ventajas para el acceso a bienes e infraestructura pública a través de los procesos de privatización, protección, seguridad, etc.
Es por todo esto que podemos afirmar que los consejos, imposiciones y planes del FMI son un atentado a la soberanía del Ecuador.
El modelo económico que impone el FMI y organiza el Banco Mundial asegura el flujo de recursos naturales, energía y dinero del sur al norte y se sostiene con los subsidios que hacen los países industrializados a sus economías.
En Ecuador, debería garantizarse una canasta energética básica que permita al pueblo ecuatoriano mantener un nivel de vida digna y alcanzar su sustentabilidad. Esto implica un mínimo de acceso gratuito de 30 Kw. día (lo básico para contar con tres focos, una refrigeradora, una lavadora y un equipo de sonido), y 5 kg. de gas (GLP) al mes. A partir de esta base el costo de la energía debería subir, de tal manera que pague más quien más utiliza. Esto no debe ser considerado como subsidio, sino como un apoyo domestico.
Es necesario además, discutir subsidios, o como lo llaman las economías del norte, "sistemas de protección a la producción" y de los productores nacionales.
Esperanza Martínez, Acción Ecológica