Francisco de Orellana, 28 de octubre de 2007
Nos hemos enterado por la prensa que el gobierno ha concedido hace unos días la licencia ambiental a Petrobras, para la explotación del Bloque 31. La multinacional brasileña ya había comenzado los trabajos en este sector, pero desde hace meses, esta licencia está suspendida, precisamente porque el Bloque 31 está situado en pleno Parque Nacional Yasuní. El efecto destructor sobre el Yasuní que va a originar la explotación del 31 es similar al que se originará con la explotación del ITT. Están al lado uno de otro y ambos afectan al corazón del parque.
El gobierno ha hecho de la cuestión del ITT un símbolo de su apuesta por un nuevo modelo de desarrollo de un país del Sur. Correa anda ofreciendo a la comunidad internacional que le paguen por no sacar petróleo del Yasuní. Que el Norte pague para que los países pobres no destrocen el ambiente, sonó bien el discurso en la Asamblea General de la ONU.
Desde aquí, alguna gente siempre hemos pensado que el gobierno nunca se tomo en serio esa opción, que era simplemente un gesto a la galería para parecer ecológico. También necesitaba satisfacer el ala más a la izquierda del movimiento (gente como Alberto Acosta por ejemplo), que le pedía no intervenir en el parque. Desde un inicio, gente del ala derecha del gobierno, representados por ejemplo por el presidente de Petroecuador, han afirmado que están trabajando para sacar adelante la licitación del ITT. Nuestras sospechas se confirman, conceder la licencia a Petrobras deja sin sentido toda la historia montada alrededor del ITT. Nadie se va a tomar en serio que se quiera proteger un trozo del parque, la parte baja de la cuenca de los ríos, permitiendo que una petrolera empiece a operar en el trozo de arriba.
Somos conscientes de la esperanza que supone todo lo que está pasando en el Ecuador con Correa, pero también hay que tener claro que el gobierno tiene muchas tendencias, mucha gente de los antiguos del poder se subió oportunamente al carro verde. Esos van a ser un obstáculo para que se produzca un verdadero cambio en el país.
Para cambiar Ecuador es necesario cambiar toda la estructura mafiosa y corrupta que domina el Estado y la economía. En esas tareas no se puede juzgar la labor del gobierno todavía, lleva demasiado poco tiempo.
En cambio, si podemos empezar a juzgar su gobierno en lo que respecta a la política petrolera. Correa quiere afianzar su proyecto y para eso necesita dinero, quiere conseguirlo con el petróleo, a como de lugar. Eso precisamente es lo que no vale, ningún desarrollo es justificable si se destruye la selva y se irrespetan los derechos de la gente afectada por la industria. No es necesario entrar al Yasuní, no se garantiza el futuro explotando petróleo ahí. Otros intereses que ahora desconocemos están en juego.
Está claro que Correa le puso su primera gran mancha negra a su verde esperanza. No creemos que la mayoría de la gente que le puso en el poder esté de acuerdo con esto, ni la mayoría de asambleístas tampoco. Esperemos que alguien reaccione.
Si lo que quieren es que no haya explotación petrolera tienen que decirnos de dónde vendrán los recursos para atender las necesidades básicas del país
. De esta forma increpó a los colectivos de vanguardia el presidente Correa, este sábado, con relación a la licencia concedida a Petrobras para explotar petróleo en el Parque Nacional Yasuní.
En un tiempo cercano nuestro mandatario pedía igualmente a los ecologistas conseguir un mínimo de 700 millones de dólares para no explotar el ITT; el mismo Correa con la reforma del decreto 42 ya consiguió más de 700 millones.
Podría ser que por esa misma vía Correa encuentre una solución al tema económico que supone ser el centro del problema en el Yasuní. Otra alternativa lo anunciaba el Sistema de Rentas Internas hace poco, informando que existe evasión de impuestos por mas de 1.000 millones de dólares, podría ser que el gobierno a más corto plazo obtenga altos beneficios económicos ejecutando una política de control tributario para no explotar la reserva de biosfera y de esa manera no afectar a las poblaciones no contactadas y contactadas que viven en esta área natural.
En la actualidad la explotación petrolera se desarrolla en cuatro provincias amazónicas con una producción de 530.000 BPD. Según información de la DNH se podría incrementar la producción en los campos que actualmente se están explotando y posiblemente en los campos marginales que se están licitando.
Así en este escenario, donde el Yasuní va a ser sacrificado, todo parece indicar que para salir de la pobreza hay que sacar petróleo, esto lo decía hace poco el presidente de Petroecuador. En la última cadena radial Correa con un poco más de conciencia manifestó que sacar petróleo tiene siempre un impacto ambiental, pero si no se lo extrae no hay alternativas para sostener la economía del país (ambos en referencia al Yasuní).
A esta serie de acontecimientos se suma la posibilidad de administrar mejor el recurso natural agua a través de una superintendencia debido a su escasez mundial. Este recurso natural en la Amazonía no es escaso en volumen. La escasez del agua en esta zona, para precisar en la zona petrolera, tiene que ver con la calidad del mismo. Sin querer entorpecer los procesos legales que siguen los afectados por el caso de terrorismo ambiental contra Texaco, en sitios como Tigüino 3, se sigue vertiendo aguas de formación sin el mayor descaro. Petrobras sigue descargando aguas grises que se generan en el Bloque 18 (incluidos palo azul y pata) al río coca a través de sus afluentes, continuos derrames de aguas de formación y petróleo en Palo Azul, a este cadena de desgracias y descargas de residuos de la industria petrolera se le puede poner una cola tan grande que hasta en las bocanas de los ríos Yasuní-Tiputini-Indillama con el Río Napo se ha encontrado residuos de hidrocarburos en los sedimentos.
Los índices de pobreza no han bajado en la RAE pese a la producción petrolera y los costos del mismo, el impacto ambiental se incrementara y se vera reflejado en la escasez del agua debido a la presencia de residuos peligrosos en la misma, los pueblos sufrirán un impacto socio-cultural irreversible y el oro verde tendrá otras vías de movilización. Pese a que existe una sola vía de movilización para la madera y que supone esta custodiada por el ejercito-MAE-policía, no se explica por dónde sale la madera que sube por el Río Shiripuno del área natural del Yasuní.
Nos cuesta entender el bajo nivel de conciencia que tienen nuestros actuales gobernantes frente a una realidad tan obvia como es el Yasuní, el agua y la vida. No vendamos nuestro país, construyamos una patria desde las comunidades para finalmente poder decir que este país ya es nuestro.
[+info]
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