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¿Un tercer boom petrolero?

Acción Ecológica

Boletín de prensa

Quito, 10 de junio de 2007

Ecuador ha vivido gran parte de su historia buscando a ciegas la modernización, el desarrollo, las divisas, los préstamos... y sin llegar a encontrarlo lo que encontró en el camino de esta búsqueda fue la destrucción de ecosistemas incomparables, la desaparición de culturas indígenas y la marginación de una población arrastrada por esperanzas que nunca se cumplieron. Somos el experimento fallido de las diferentes políticas del Banco Mundial y FMI. Tras el primer boom petrolero de la Texaco y el segundo boom, como se proclamó la construcción del OCP, la Amazonía ecuatoriana ha quedado convertida en un inmenso jardín de escombros, sobre el que se cierne un tercer boom petrolero, el ITT, con las mismas promesas de los dos anteriores, puestos de trabajo, recursos para combatir la pobreza, educación... como si después de 40 años no supiéramos ya que a más petróleo acompaña más pobreza, que a más explotación se genera más dependencia y que a más inversión petrolera se genera mayor destrucción y muerte.

Si políticos y petroleros levantaran la vista del subsuelo verían que la Amazonía ecuatoriana es una de las zonas más ricas en términos de agua y biodiversidad. Estamos en el nacimiento, en las fuentes de agua dulce de la cuenca más importan del planeta. Poseemos además acuíferos importantes, los segundos más caudalosos del continente y a pesar de tener solamente el 1,9% de la Cuenca Amazónica, su diversidad y endemismo son sorprendentes. Todos nos sentimos orgullosos de Jefferson Pérez cuando bate sus records y levanta a Ecuador al cajón más alto del podio, sin embargo poseyendo en el Yasuní varios records mundiales en términos de diversidad de anfibios, aves, reptiles, mamíferos, primates, plantas e insectos y siendo nuestra Amazonía el origen de algunas de las variedades de cacao, yuca, camote, papa china, o de frutas como la papaya, la chirimoya y otras...

En esta Amazonía donde están concentrados los principales yacimientos de petróleo del país, con reservas posibles de 3.500 a 5.000 millones de barriles, ya se han concesionado a esta actividad 5 millones de hectáreas, de las cuales 4,3 millones están en manos de empresas extranjeras.

La extracción de petróleo destruye tanto la biodiversidad como el agua. Esta actividad provoca contaminación, con derrames diarios y descargas rutinarias de tóxicos. De cada 4 barriles extraídos, 3 corresponden a aguas tóxicas y la situación en muchos campos es peor, por ejemplo en el campo de Repsol, localizado dentro del parque nacional Yasuní, la relación es de 9 a 1.

Además de la contaminación esta actividad genera concentración de la riqueza y extensión de la marginación. Si comparamos los indicadores sociales en el país, por regiones y provincias petroleras nos encontraremos con verdaderas sorpresas en las provincias amazónicas petroleras. Los índices de pobreza son mayores, con 84,2% en Sucumbíos y 80,2% en Orellana, frente al 55% nacional (SIISE, 2001). Sucumbíos cuenta con una tasa de 27% de alcantarillado y 19% en Orellana, frente al 48% del país. El 14% de la población cuenta con agua entubada en Sucumbíos y el 13% en Orellana, frente al 48% nacional (SIISE, 2001).

Cuando el presidente Correa visitó la zona petrolera acusó a la petrolera estadounidense Texaco de cometer un crimen de lesa humanidad, al contaminar amplias zonas de la selva amazónica de este país. El jefe de Estado dijo, incluso, que analizará la posibilidad de abrir un juicio contra Texaco por esa causa, aunque recordó que son 30.000 indígenas y colonos de la Amazonía ecuatoriana los que impulsan un proceso contra la petrolera en la Corte Superior de Justicia de Nueva Loja, la capital de la provincia de Sucumbíos. No nos engañemos. Aquí ha habido un crimen de lesa humanidad y, es más, habría que analizar la posibilidad de instaurar un juicio en ese sentido, señaló Correa durante una rueda de prensa en Nueva Loja [1].

En el Yasuní se enfrenta la misma decisión, pero esta vez informada. ¿Queremos empezar un nuevo holocausto en la selva? El Presidente Correa ha planteado como la primera opción el dejar el crudo represado en tierra, a fin de no afectar un área de extraordinaria biodiversidad y no poner en riesgo la existencia de varios pueblos en aislamiento voluntario o pueblos no contactados. Esta opción, afirmó será considerada siempre y cuando la comunidad internacional entregue al menos la mitad de los recursos que se generarían si se opta por la explotación de petróleo, recursos que requiere la economía ecuatoriana para su desarrollo [2].

En el Yasuní se juega una batalla trascendental, o se repite la historia del norte ecuatoriano y el tercer boom petrolero acaba con los restos de lo que nos queda de Amazonía o realizamos un giro fundamental hacia un nuevo modelo pos petrolero, respetuoso de la vida, donde el viento nos permita sentirnos orgullosos de la bandera desplegada y que será sin duda un verdadero estallido a nivel mundial, pues aún quienes no quieran tomar acciones para evitar los problemas globales, reconocerán que la defensa de la vida se puede hacer de mejor manera.

Notas

  1. [1] Agencia EFE. Nueva Loja (Ecuador), 27 de abril, 2007.
  2. [2] Ministerio de Energía, Boletín de Prensa, 1 de abril, 2007.

Esperanza Martínez

[+info]
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