Logo Llacta!

ALCA-TLC: Declaración de Quito

Quito, 22 de marzo de 2007

Representantes de organizaciones sociales, populares, redes de la región andina, delegaciones de todos los países, de organizaciones indígenas, de mujeres, sindicatos, campesinas, jóvenes, ambientalistas, barriales, entre otras, mas la presencia de una representación de Organizaciones del MERCOSUR, reunidas en Quito, entre el 21 y 22 de marzo de 2007, para evaluar la situación de la región y construir propuestas.

Luego de examinar el contexto político de cuatro países andinos –Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia– registramos con satisfacción importantes avances:

Fracasó el TLC andino con Estados Unidos; Venezuela, Ecuador y Bolivia se retiraron del proceso de negociaciones y ahora buscan caminos propios que incluyen tanto propuestas sobre la integración alternativa, como cuestionamientos al modelo de desarrollo neoliberal.

Los TLC fracturaron la CAN y han destruido casi completamente los avances que en muchos campos se dieron en este proceso, a pesar de que en las décadas pasadas los gobiernos de la región con la teoría del regionalismo abierto y la dependencia de EEUU habían abandonado los genuinos esfuerzos de integración y desarrollo regional.

El proceso de integración regional ha sido interrumpido por los TLC y por la acción rapaz de las multinacionales. EEUU sigue tratando de chantajear la región con las preferencias del ATPDEA y ahora Europa pretende suscribir un TLC con la región andina.

En el proyectado Acuerdo de Asociación UE-CAN subyace el paradigma neoliberal que ha fracasado en el mundo y particularmente en AL. Este básicamente apunta a establecer una Zona de Libre Comercio (ZLC) y sus contenidos son similares a los del ALCA o de los TLC propuestos por Estados Unidos.

Si bien este acuerdo declara retóricamente el respeto de los derechos humanos y la justicia económica, diversas experiencias nos indican que estos aspectos en el mejor de los casos se quedarán en el preámbulo del acuerdo de asociación.

Las formulaciones sobre dialogo político y cooperación pueden convertirse en un instrumento de interferencia en los asuntos internos. A la vez, en un anzuelo para implantar acuerdos comerciales cuyo contenido entra en contradicción con la defensa de los derechos que se dice defender. Por tanto, no hay posibilidades de un Acuerdo de Asociación que sea más humano y equitativo.

Los procesos de integración regional han dejado de ser un asunto de las cancillerías para convertirse en un nuevo derrotero del movimiento popular latinoamericano. A los pueblos nos interesa y nos conviene que el debate sobre la integración se ligue a la construcción de un modelo económico y social diferente, tal como empieza a plantearse y aplicarse en la región. En este proceso, otro avance han sido las experiencias de los pueblos originarios, el movimiento sindical y otros sectores que vienen construyendo la integración sobre el reconocimiento a la pluralidad y la defensa de los derechos humanos.

Los aportes de las comunidades originarias, relegadas y explotadas durante centurias, y que hoy viven un proceso de vigoroso resurgimiento, deben ser una vertiente fundamental de principios y prácticas indispensables para la integración de los pueblos.

Esta nueva integración exige un cambio de modelo de desarrollo. Este cambio debe basarse en la soberanía alimentaria, la preservación de la naturaleza y sustentabilidad ambiental, el respeto de las culturas y fortalecimiento de las comunidades originarias, la defensa del bien público y de los servicios básicos. Así como la incorporación de los principios de cooperación, solidaridad, respeto y reconocimiento de la diversidad de género, étnica y generacional. Consideramos necesario impulsar la integración regional, pero ahora desde la dirección de los pueblos andinos y no de las elites dominantes.

Buscamos un modelo de convivencia social que:

  1. Trascienda el ámbito mercantil y se fundamente en la solidaridad, la justicia social y el comercio justo.
  2. Fomente la complementación y cooperación productiva, de la diversidad cultural y de género, y por tanto respete la identidad y soberanía de los pueblos.
  3. Armonice el desarrollo con la preservación de la naturaleza y la solidaridad social para que la riqueza se distribuya de manera equitativa,
  4. Respete los derechos humanos y anteponga el interés público al lucro privado.

En síntesis, consideramos que otro tipo de integración supone que los pueblos se apropien de estas ideas y en los hechos avancen en la creación y fortalecimiento de sus lazos solidarios, tanto en la región andina como en el continente. Esto implica mantener su independencia frente a los gobiernos, lo que en algunos países exige una clara oposición pero en otros la definición de objetivos claros, la crítica constructiva, la presión y el seguimiento para que los cambios se concreten.

Como voceros y voceras de organizaciones sociales y movimientos nacionales propugnaremos coordinar en el escenario regional y continental el debate y la acción en pro de la integración desde y para nuestros pueblos.

Suscriben

[+info]
http://www.recalca.org.co/

:: http://www.llacta.org ::