Quito, 1 de septiembre de 2006
Ecuador y Colombia se envían misivas diplomáticas, se remueve al Ministro de Defensa ecuatoriano, Ecuador quiere tomar una posición fuerte, Colombia se lamenta y ofrece, como lo ha hecho en las últimas veces, investigar. A Ecuador no le satisface la respuesta de Colombia.
Mientras tanto María Dolores Cajamarca visita a su hijo Fabián Macao en el Hospital Militar de Quito. Ha venido desde Lago Agrio, está asustada, agradece a Dios que su hijo esté vivo. El 24 de agosto de 2006 Fabián y dos personas más, entre ellas un menor de edad, fueron impactados por un mortero que provino del lado colombiano de la frontera.
Fabián tiene 22 años, es ayudante del bus de transporte de la Cooperativa Putumayo, trabaja junto con su padre en esta unidad que es el sustento de toda su familia.
María Dolores cuenta que ese día, Fabián y su padre tenían que realizar un viaje hasta Lago Agrio a las 6:00, por eso se quedaron a dormir en las instalaciones de la Cooperativa Putumayo. Desde las 21:00 de la noche anterior se habían escuchado disparos del otro lado del río San Miguel, pero decidieron permanecer en el mismo lugar, choferes y ayudantes, pues es muy regular escuchar el intercambio de fuego.
Pero ese día a las 5:00 el fuego cruzó la frontera. Producto del impacto de mortero Fabián se fracturó el fémur y el bus en el que trabajaba se quedó sin cubierta. También se dañaron instalaciones de la Cooperativa y una ranchera. Luego del incidente se hicieron presentes las Fuerzas Armadas ecuatorianas, reforzaron su presencia en la zona y trasladaron a Fabián en helicóptero hasta Quito.
Fabián continúa su recuperación en el Hospital Militar de la capital de la República, los médicos han mencionado que su total rehabilitación durará unos dos años.
María Dolores está preocupada por su hijo, no sabe si quedará totalmente restablecido. No sabe quién se hará responsable de los gastos médicos de Fabián. Los militares ecuatorianos prometieron su ayuda, pero María Dolores teme que con el cambio de Ministro de Defensa el ofrecimiento no se haga efectivo. Familiares y amigos le sugirieron que no moviera el bus del lugar donde fue impactado, pero a una semana del incidente María Dolores está preocupada por sus 8 hijos, el bus era su medio de subsistencia.
En Puerto Nuevo todos están asustados dice: ya no se puede tener tranquilidad en nuestra propia tierra. Es grave que seamos afectados como civiles, ahora me pasó a mí y no quisiera que le pase a nadie más.
El conflicto armado en Colombia deja así un saldo de víctimas ecuatorianas. Las incursiones del Ejército colombiano como de los grupos armados se han sucedido cada vez con mayor frecuencia en lo que va del año. Pueden abundar en este momento los discursos patrióticos, de defensa y protección de la soberanía y las acciones diplomáticas y políticas, sin embargo hay una realidad humana como la de Fabián y su madre. No merece ningún ecuatoriano este padecimiento y solo esperamos que no tengan que enfrentarse a más dificultades y que el Estado los ampare y garantice sus derechos, esto más allá de los alardes diplomáticos.
Comunicación CEDHU
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