Quito, 10 de agosto de 2006
Los conflictos del país y del mundo aparecen en estos inciertos tiempos ligados al petróleo. Las mujeres estamos atentas a estos acontecimientos que afectan directamente nuestras vidas y la del planeta todo. En Ecuador, hechos recientes confirman la escalada de violencia que tiene como principal escenario la Amazonía, y nos llevan a interrogar cuál es el rol actual de las Fuerzas Armadas en vínculo con la explotación petrolera.
Vemos con preocupación el uso de la violencia indiscriminada e irracional, ejercida en común por las empresas petroleras y las Fuerzas Armadas en contra de la población y de las organizaciones que reclaman el respeto a los derechos humanos y ambientales. Nos avergüenza constatar que las Fuerzas Armadas declinen el mandato constitucional de precautelar nuestra soberanía, y opten por degradar su rango hasta convertirse en guardias de seguridad privada al servicio de las compañías petroleras transnacionales.
Señalamos como absurdo este enjuiciamiento penal contra Alexandra Almeida, que fuera anunciado el pasado 4 de julio por el Ministro de Defensa, Gral. Oswaldo Jarrín, por supuestas injurias contra las Fuerzas Armadas. El Ministro afirmaba que es inadmisible que tal institución haya sido acusada de "desaparecer" al defensor de derechos humanos Wilman Jiménez, quien estuvo detenido por 15 días en un recinto militar, bajo el dudoso amparo de la suspensión de los derechos civiles por la vigencia del estado de emergencia en las instalaciones petroleras.
El Ministro demanda ante la justicia civil -esa que el estado de emergencia desconoce- a una mujer que denunciaba precisamente que el defensor de derechos humanos estaba siendo distraído de sus jueces naturales, privado de su libertad ilegalmente, violando sus elementales derechos. Ella denunció que el estado de emergencia invocado para tales acciones correspondería a una situación de guerra, y que resultaba fuera de lugar aplicarlo contra conciudadanos desarmados, cuyo único objetivo es lograr que una empresa petrolera extranjera cumpla con las leyes nacionales y con sus responsabilidades con la población local.
Preguntamos: ¿Qué situación está detrás del ataque de la máxima institución militar contra una mujer que representa la lucha de los ecologistas por la defensa de la soberanía y el ambiente? ¿Qué puede haber pasado para que los militares resulten en el bando contrario, junto con empresas petroleras extranjeras, de quienes defienden la soberanía, la dignidad y la integridad ambiental de nuestro país? ¿Por qué Wilman Jiménez y otras cinco personas que han protestado por los daños provocados por las petroleras están siendo procesadas por "terrorismo y sabotaje", mientras las empresas que cometen actos de ese tipo al contaminar el agua, el suelo, el aire, provocando enfermedades y muerte en los lugares donde se asientan, permanecen en la impunidad?
Consideramos que estos acontecimientos profundizan la violencia inherente a la explotación petrolera en sí misma, pues, tal como ha sido realizada en nuestro territorio, implica la depredación de la naturaleza, la destrucción de las culturas indígenas, la militarización. En las zonas petroleras florece la explotación sexual comercial, y las mujeres estamos más expuestas a diferentes formas de acoso y violencia sexual.
Nos declaramos directamente perjudicadas por el injusto reparto de la renta petrolera, cuyas magnitudes extremas llevaron a la reciente reforma a la Ley de Hidrocarburos. Nosotras, con el trabajo cotidiano mal pagado o no pagado, hemos sostenido la vida, aún en las etapas más críticas de una economía sometida a los dictámenes neoliberales. Compensamos con nuestros esfuerzos, cada vez más, las deficiencias de los servicios públicos de salud, de educación, de bienestar social, afectados por las políticas privatizadoras. Somos cada vez más entre quienes migran en busca de recursos que un país entregado a las transnacionales nos niega.
Estamos junto a los pueblos indígenas y a la población de la Amazonía que enfrentan con valentía a sus depredadores y, al defender sus legítimos derechos a la existencia, precautelan un ecosistema que es garantía de vida para todas/os. Estamos junto a Alexandra que, como blanco de la persecución de las Fuerzas Armadas, encarna la lucha de organizaciones y ciudadanas/os inconformes con la destrucción y las injusticias causadas por las transnacionales petroleras, amparadas ahora más que nunca en la prepotencia imperial y en la debilidad de las instituciones nacionales.
Rechazamos la criminalización de la protesta y de la acción ciudadana. Reivindicamos nuestro pleno derecho a expresar desacuerdo, a denunciar, a realizar acciones en defensa de los derechos y de la vida, de la dignidad y de la libertad.
Demandamos a las Fuerzas Armadas el inmediato cese de la persecución contra Alexandra Almeida y las/os defensores de los derechos humanos en la Amazonía. Los juicios deben ser levantados y reparada su honra. La caduca Ley de Seguridad Nacional y las acusaciones de terrorismo y subversión deben dejar de ser usados para perseguir a activistas del ecologismo y de los derechos humanos.
Nidia Arrobo Rodas (Fundación Pueblo Indio del Ecuador)
Indignadas por el rol asumido por las Fuerzas Armadas de dar seguridad a las Transnacionales Petroleras en la Amazonía Ecuatoriana -con todo lo que ello implica- un grupo de mujeres, de varias organizaciones conscientes de nuestro quehacer de defensoras de la vida, resolvimos integrar un colectivo al que denominados "Pájaras contra escopetos" con la finalidad de realizar acciones tendentes a concientizar a nuestro pueblo y conseguir que las Fuerzas Armadas ecuatorianas no sólo no asuman ese rol, sino incluso que lleguemos a conseguir su desarme.
Es así como para el jueves 10 de agosto pasado, fecha en la que celebramos un aniversario más del Primer Grito de la Independencia, habíamos programado un acto para protestar contra las FFAA por el triste papel de resguardar los intereses de las Transnacionales en la Amazonía. Previamente, elaboramos entre todas un manifiesto que les incluyo y pintamos una tela con nuestra identidad: "Las pájaras contra los escopetas".
Escogimos el 10 de agosto para manifestarnos, a propósito del acto organizado por el comando conjunto de las FF.AA para la presentación de SU LIBRO BLANCO en el cual detallan sus políticas nacionales. Y para allá fuimos, al palacio de cristal del Itchimbía unas 40 Pájaras vestidas de blanco con el objetivo de presentar al presidente Palacio nuestro manifiesto y exteriorizar la protesta por tantos muertos y desaparecidos en la Amazonía, a propósito de las acciones militares. Es largo describir con detalle como logramos ingresar en el parque, como rompimos la altísima seguridad establecida. Pero la verdad es que a eso de las cuatro de la tarde logramos entrar y realizamos la acción.
Al ser observadas por la cantidad de "efectivos" que en primera instancia quisieron interceptarnos, resolvimos ingresar una por una como sea! Así logró una "pájara" ingresar en el palacio y luego una segunda. Ya entre dos, las demás revoloteábamos por fuera, se inició la acción... nada más terminar el discurso de orden del presidente de la república, a voz en cuello –porque no teníamos micrófono, Ivonne Ramos, una de las nuestras dijo: Señor Presidente estamos aquí porque nos oponemos a que las FFAA sirvan a los intereses de las transnacionales petroleras en la Amazonía
... Al escuchar esta voz disonante en plena celebración y al ver la tela extendida con nuestra identidad, dos guardias de alta seguridad, seguidos de unos cuantos, tapándole la boca a la compañera Ivonne Ramos la sacaron a la fuerza del palacio. En la puerta ya las esperábamos al menos 14 pájaras que volando llegamos y decíamos: ella no está sola, acá habemos más... llévennos a todas.
No vean el revuelo que causó a toditos.... enseguida se montó un operativo para desalojarnos y entramos en forcejeo... El presidente interino Palacio no pudo disfrutar de la exhibición del ballet Jacchigua, ni tomar los exquisitos bocaditos preparados por el Swise Hotel porque decidieron que estaba en peligro su seguridad personal y decidieron evacuarlo inmediatamente. Y nosotros afuera de la puerta resistiendo y resistiendo hasta más no poder para al menos alargar su espera.
Nos rodearon unos 200 efectivos a 14 pájaras que quedamos atrapadas entre sus armas y que nos forzaban a abandonar el palacio. Nosotras con toda dignidad no queríamos correr y no corrimos, entonces a la fuerza nos sacaron centímetro a centímetro... Como estrategia nos tiramos al suelo y allí bajo sus botas cantamos el Himno nacional y dábamos vivas a nuestra Libertad, a nuestra Soberanía, al Desarme, al Nacionalismo, a la Patria entre todos repartida, a nuestros recursos naturales y riqueza nacional. Demoraríamos cosa de 15 minutos hasta dejar libre el auto presidencial para que pueda el presidente interino Palacio salir de emergencia huyendo de nuestra pretensión de entregarle en mano el manifiesto.
Ya fuera del recinto altamente resguardado con vallas y metralletas... nos retirábamos paso a paso por el inmenso parque pero vimos que al menos los 200 efectivos aún nos seguían... íbamos hacia la puerta de salida, tranquilas, diciéndonos al menos algo de escaramuza hicimos... pero a 10 metros de la puerta de salida, estos habían pedido un camión del cuartel para obligarnos a subir a él. Allí si se armó otra.. todas nos tiramos a tierra y no dejamos que ni nos topen par obligarnos a subir al camión... Pedíamos "orden judicial de detención" empezamos a llamar a la Cruz Roja, a Amnistía Internacional, a Derechos Humanos, a amigos de ministros .... en fin a radios y a medios de comunicación... a tratar de hacer bulla... Dimos unas cuantas declaraciones de radio, todo por medio de algunos celulares que poseían algunas pájaras.... Los militares nos filmaron todo el tiempo... nos tuvieron detenidas al menos dos largas horas... Pero al fin, cerca de las siete y media de la noche nos soltaron, nos dejaron en libertad.
En uno de esos momentos sí pensé que nos llevaban como pajaritas... y que hasta nos podían hacer desaparecer... pero rápido deseché ese mal pensamiento. Justo el evangelio de ese día, que como siempre lo meditamos a las ocho de la mañana en nuestro oratorio de la sede de la Fundación Pueblo Indio, decía: No teman a quienes pueden matar el cuerpo, sino a quienes pueden matar el alma
... me llené de nuevo de fe y confianza en Dios y nada temía, y nada me turbaba. Pasamos unas horas de intensa fraternidad con las otras pajaritas todas valerosas, altivas y saturadas de amor patrio y dignidad. Al final –a eso de las siete y treinta de la noche–, cuando nos soltaron dimos vivas al 10 de agosto, a nuestra libertad, a la soberanía nacional que nos va a costar recuperarla, en fin Vivas a la Vida.
Las pájaras seguiremos contra los escopetos, esta fue nuestra primera acción. El camino es largo y lo vamos a andar porque estamos seguras que vamos a llegar. Todo lo que nosotras dejemos de hacerlo, nadie lo hará.
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