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¡Basta ya!

Foro Ecuador Alternativo

Quito, 11 de enero de 2005

El pueblo casi siempre es burla de los que le guían: si éstos son hombres sin fe ni amor, sin pundonor ni patriotismo, el pobre pueblo es el que se expone, el que vierte su sangre, el que triunfa; ellos los que maman la cabra, haciendo migas con traidores y farsantes.

Juan Montalvo, Las Catilinarias

Los acontecimientos registrados en las últimas semanas han sacudido en algo el letargo nacional. Algunos sectores, con razón, han reaccionado molestos porque se ha violentado en forma descarada la institucionalidad democrática y la Constitución de la República. Otros grupos han encontrado en estos actos la oportunidad para terminar con el control que ejercía un grupo oligárquico en determinadas instancias de gestión y control democrático. Y no han faltado otros segmentos políticos que, en un acto de oportunismo extremo, han aprovechado de esta ocasión para reubicarse en determinadas estructuras del poder gubernamental. En este contexto emerge la ambición desmedida de un coronel retirado que llegó a la Presidencia enancado en la resaca de un golpe de estado y con un discurso de cambio, archivado a poco de su triunfo.

Esto no tiene nada de singular. La vida política de Ecuador ha estado salpicada de lamentables situaciones en las que, una y otra vez, se ha atropellado la institucionalidad democrática, en las que poderosos grupos económicos se han sustituido en el poder político, en las que el interés nacional ha sido postergado por los apetitos de unos cuantos, frecuentemente autoproclamados defensores de los intereses populares. Incluso la actual Constitución ya ha sido atropellada en reiteradas ocasiones, dependiendo de los cambiantes intereses coyunturales. Recuérdese que la dolarización, impuesta por uno de los gobiernos más corruptos de la historia, contradice flagrantemente la norma constitucional; una decisión que, como hemos visto en estos cinco años, ha provocado un desmedido encarecimiento del costo de vida, ha redundado directamente en la pérdida de competitividad del aparato productivo nacional, ha generado un creciente desempleo y ha consolidado las tendencias especulativas del sistema financiero, sin sentar las ofrecidas bases para el desarrollo del país.

Tampoco sorprenden las traiciones del coronel, el cual, como muchos, desplegó un discurso para ser electo, distinto de su práctica gubernamental.

Lo que sí resulta preocupante en la actualidad es que gran parte de la población sea mera espectadora de estos hechos. Muchos ven lo que sucede como algo lejano, quizás inentendible, propio de un accionar político desgastado… Parecería que no hay la suficiente conciencia de que lo que realmente está en juego, hoy más que nunca, es el futuro del país.

En este ambiente confuso, el coronel ha resultado funcional a los verdaderos poderes fácticos, a los verdaderos auspiciantes de su gestión: el gobierno de los EEUU, el FMI, los acreedores de la deuda externa y la banca nacional. Desplegando un discurso en contra de la oligarquía, mientras simultáneamente se entrega en brazos de otros poderosos y corruptos grupos económicos, el coronel apura la suscripción del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los EEUU e involucra cada vez más al Ecuador en las acciones bélicas del Plan Colombia, al tiempo que cumple puntual y sumisamente con las obligaciones impuestas por los acreedores de la deuda externa, a través del FMI. Mientras se destrozan las actividades industriales y agrícolas, se pretende instaurar un sistema en el que la acumulación del capital, sobre todo en base a la especulación financiera, sea la norma que rige sobre las demandas y necesidades del ser humano. Una situación que, como demuestra la experiencia, no permitirá establecer las bases para un verdadero desarrollo, pero que sí consolida prácticas políticas autoritarias, como se registra en estos días.

Frente a este reto creemos que ha llegado la hora de la acción. No hay espacio ni tiempo para el diletantismo, ni para la simple crítica. Pensamiento y acción deben convertirse en un ejercicio ciudadano urgente. Hay que decir basta al cinismo, a las mentiras, a los engaños, al conformismo. Basta por cierto a toda forma de autoritarismo y de restricción de la libertad de opinión. Basta también a las componendas y a los nuevos parches a una institucionalidad democrática y constitucional violada por los cuatro costados. Transformemos esta difícil hora en una oportunidad de verdadero cambio.

Para lograrlo proponemos la convocatoria inmediata a una Asamblea Nacional Constituyente, elegida por el pueblo, para repensar colectivamente un nuevo proyecto de vida en común, o sea una nueva Constitución acorde con las demandas de las mayorías y no con las imposiciones foráneas o de grupos oligárquicos criollos. Proponemos también que conjuntamente con la elección de dicha Asamblea se convoque a una consulta popular para establecer las pautas básicas del futuro Ecuador, preguntando a la ciudadanía sobre temas de fondo, como son la conveniencia o no de firmar el TLC; de privatizar el petróleo, la electricidad y el agua; de atender sumisamente el pago de la deuda externa; de mantenernos atados al Plan Colombia y la entrega de la base Manta a fuerzas extranjeras; de establecer un esquema de gobierno parlamentario; de hacer que intervenga directamente la sociedad en los procesos de cooptación de los jueces; de mantener la dolarización; de que quienes han sido diputados y quienes han ocupado las dos primeras magistraturas en todos los gobiernos de los últimos 25 años puedan candidatizarse a la mencionada Asamblea; entre otros puntos -no más de diez-, que constituirían las referencias indiscutibles para que las personas que resulten electas en la mencionada Asamblea, con la participación activa de todo el pueblo, redacten ese nuevo proyecto de vida en común.

Para poder cristalizar esta propuesta hay que desembarazarnos ya del gobierno del coronel Lucio Gutiérrez, cuya gestión ahondará la actual inestabilidad política, social y económica, pues un impostor jamás dará la talla de un estadista. El cambio no se logrará con acuerdos a espaldas de la sociedad, sino con la movilización de un pueblo dispuesto a tomar en sus manos la construcción de su destino.

Luís Maldonado Lince
Rafael Correa
Marco Erazo
Eduardo Valencia
Antonio Ricaurte
Jorge Jurado
Franklin Proaño
Marcelo Quevedo
Alberto Acosta
Carlos Vallejo López
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