Docente
Quito, 27 de septiembre de 2009
Estimados y estimadas compañeras
El gobierno de turno al categorizar al agua como un derecho humano, no le hace un bien, su visión antropocéntrica erosiona su esencia de madre agua (yaku mama), sucede que en los Andes amazónicos el enfoque y concepto sobre el agua ha sido directamente impuesto desde una educación occidental moderna maquinista y alienante, sin considerar el modo de ser propio de la cultura andina o indígena campesina. Sin embargo este procedimiento ha sido generalizadamente aceptado y nuestras instituciones educativas promotoras del desarrollo occidental moderno depredador, simplemente se esfuerzan por cumplir las tareas que les asignan.
Hay una necesidad pronta de poner sobre la mesa estas dos formas de ver al agua, dos formas de cuidar-amar-proteger que implican consideración, hospitalidad y crianza, que contraste con la maquinizada, de producción, de modernidad, de alejamiento del mundo vivo.
El propósito de estas líneas es mostrar la visión que tiene la cultura andina amazónica del agua y el conocimiento de la cultura occidental moderna sobre el agua; ya que el mundo es distinto para cada cultura, para cada forma de convivir. El agua está, pero se aprecia diferente desde las posiciones propias de cada cultura. Agua es un término que dice de diferente manera para un andino y para un occidental moderno. Aquí en los Andes, vivimos continuamente los desencuentros entre dos cuIturas, el andino amazónico de los pueblos originarios y la occidental del mundo moderno.
La cultura andina vive su relación con la totalidad del mundo dialogando y reciprocando con un mundo vivo, compuesto por seres vivos. Aquí el agua es un ser con la misma categoría que los runas y las deidades. El agua como la tierra y las plantas son miembros del ayllu. La conversación y la reciprocidad de la comunidad humana con el agua, que es una persona viva y vivificante, encuentran su lugar excelente en la chacra, no con afanes productivistas sino para criar la vida en comunión.
En cambio, la cultura occidental moderna es analítica, entiende el mundo como un mundo objeto, realiza su actividad en concordancia con una imagen del mundo, con un modelo de mundo máquina. Aquí el agua es un objeto físico-químico funcional del mundo máquina. Es un recurso para la producción igual que el suelo y la planta. Es un insumo para el funcionamiento del mundo máquina.
Se trata de dos aproximaciones diferentes del agua que condicionan actitudes y acciones diferentes en el trato con el agua.
Necesitamos que este gobierno que dice ser de los indígenas campesinos no se cierre con obsesión solamente a la forma de ver de Occidente moderno. Ser de un Pueblo significa respetarlo en su cosmovisión y el respeto implica dos pasos: La hospitalidad y la consideración.
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