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El Gobierno confirma el asesinato de cinco indígenas Taromenane en el Yasuní

Diario El Comercio

Quito, 19 de febrero de 2008

La información precisa de la que disponemos es que se trata de cinco personas asesinadas en el Parque Nacional Yasuní, informó hoy el ministro coordinador de Seguridad Interna y Externa, Gustavo Larrea.

Gobierno asegura que hasta mañana serían recuperados los cuerpos de los Taromenane asesinados

El Gobierno confirmó hoy el asesinato de cinco indígenas taromenani, que habitan en el noreste de la Amazonia, presumiblemente por madereros que trabajan ilegalmente en esa zona.

El ministro coordinador de Seguridad Interna y Externa, Gustavo Larrea, indicó a la emisora de televisión Ecuavisa que, tras una indagación del hecho, se tienen informes y evidencias de la matanza, aunque precisó que aún no se han encontrado los cadáveres.

Los indígenas asesinados pertenecen a la tribu taromenani, que viven sin contacto con el mundo exterior en la selva amazónica del Parque Nacional Yasuní.

La información precisa de la que disponemos es que se trata de cinco personas asesinadas en dicha zona amazónica, añadió Larrea.

El ministro aseguró que es posible que entre hoy y mañana sean recuperados los cuerpos de los nativos que, según informaciones de habitantes de la región y de la prensa, habrían sido asesinados por oponerse a la tala de árboles por madereros supuestamente colombianos.

Una comisión integrada por miembros de la Policía, las Fuerzas Armadas y el Ministerio de Ambiente acudió a la zona de Tigüino, en el parque Yasuní, para indagar las denuncias al respecto.

Fuentes periodísticas de la región amazónica indicaron que al parecer se encontraron algunas lanzas de los indígenas asesinados, así como evidencias de la tala de árboles en el interior del Parque Yasuní, una zona protegida por el Estado y donde habitan las dos tribus afectadas.

La comisión oficial solo halló las lanzas de 5 indígenas perdidos

Francisco Moreno. Enviado al Yasuní

Dos días le tomó a una comisión del Gobierno llegar al sitio donde supuestamente se hallaban los cadáveres de cinco indígenas Tagaeri-Taromenane.

La comisión se conformó luego de que indígenas de la comunidad denunciaran que una mujer y cuatro hombres de esa etnia fueron asesinados por madereros colombianos que buscan ampliar sus tierras de explotación.

Para comprobar esa versión, se integró la comisión con cinco policías y cuatro militares (dos de inteligencia y dos de infantería). Los acompañaron dos representantes del Ministerio del Ambiente; Waorani de Bameno, Ñoneno y Boanamo, y tres mujeres de la Asociación de Mujeres Waorani.

El periplo se inició en Francisco de Orellana. Partieron alrededor de las 07:30 del viernes pasado. La primera parada fue en el km 55 de la vía Auca-Tigüino; allí se ubicó a Guillermo Riera, el maderero que encontró las lanzas de los Tagaeri-Taromenane.

Riera se unió a la comisión y se convirtió en el guía que dirigió al grupo. Aunque el maderero confirmó su hallazgo, no dio pistas que hicieran presumir que había indígenas muertos.

La siguiente parada fue el puente sobre el río Shiripuno, a más de 80 km de la ciudad de Orellana. Allí se aguardó la llegada del waorani Manuel Kawilla, jefe de la comunidad de Ñoneno. Él autorizó el ingreso, luego de una fuerte discusión. El líder indígena confirmó que en su casa estaban cuatro de las siete lanzas encontradas. Las otras les regalé a mis hijas y una a mi sobrino, dijo.

Antes de acceder al ingreso, Kawilla pidió que se le pague USD 200 por las lanzas que tenía en su poder. Los representantes del Ministerio del Ambiente se comprometieron a cancelar ese valor.

Luego de casi dos horas de viaje por vía fluvial, la comisión llegó a la comunidad de Ñoneno, donde se encontraron las cuatro lanzas que los madereros traían desde su campamento, dentro de la zona intangible del parque Yasuní.

Para Penti Baihua, coordinador de las comunidades Waorani de la zona intangible, este hallazgo deja muchas inquietudes. Los taromenanes nunca abandonan sus lanzas, como los Waorani. Solo dejan sus lanzas después de haber atacado o al morir, dijo Penti.

En Ñoneno se dieron detalles de las lanzas. Estas son armas de guerreros, la ergonomía (diseño) es distinta a las lanzas Waorani. En el centro son más delgadas que en los extremos, dijo Alonso Jaramillo, director del parque Yasuní.

Las lanzas son de chonta y tienen en su extremo posterior pelos de saíno y huangana, animales de la zona. En su punta principal hay una especie de sierras.

Luego de recuperar las lanzas, los comisionados fueron al campamento Lodge Shiripuno, donde pernoctaron. Al día siguiente, se emprendió un viaje de tres horas, aguas abajo, por el Shiripuno.

El guía Riera llevó a la comisión al lugar donde se asentó el campamento ilegal de extracción de madera, en el Yasuní.

Se pudo constatar un centro maderero abandonado. Fue entonces cuando Riera informó a los uniformados el sitio exacto donde halló las lanzas.

La comisión indagó en busca de indicios de enfrentamientos entre los taromenanes y los madereros, pero no encontró nada.

Aproximadamente a 1,5 km del campamento y casi una hora de caminata por la selva, se halló el sitio donde se talaba y aserraba cedro rojo. Después de hacer un recorrido por la zona, la comisión volvió al asentamiento base.

Luego una nueva expedición de una hora por el río llevó a la comisión a otro campamento maderero, donde tampoco se halló nada.

Tras la exploración, los representantes de Ambiente emitieron un informe con cuatro peticiones.

La primera es que se implemente control militar y policial en el sector del puente del río Shiripuno. También se solicita que la capitanía de puerto controle a las embarcaciones que salen de allí.

La tercera petición es que el Ministerio de Economía libere fondos para implementar el Plan de Medidas Cautelares para los Pueblos en Aislamiento Voluntario. Por último se recomienda iniciar acciones legales pertinentes en contra de traficantes de madera que ya han sido identificados.

Área muy sensible

La zona intangible concentra 700.000 hectáreas dentro del casi 1 millón de hectáreas que conforman el parque nacional Yasuní.

Extraer madera y vida silvestre de esa zona es un acto ilegal. Sin embargo, se han encontrado madereros aserrando por el lugar.

A fines de mayo del 2003 mujeres y niños de un clan de indígenas no contactados fueron víctimas de una matanza. Alrededor de 15 cuerpos se encontraron en la selva del Curaray. La vivienda en la que habitaban estaba quemada.

El ministro de Seguridad Interna y Externa, Gustavo Larrea, confirmó hoy que la patrulla policial y militar que investiga la supuesta matanza de cinco indígenas pudo comprobar que el hecho sucedió, pero aún no se han recuperado los cuerpos.

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