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Entrevista con Sydney Possuelo: Los indígenas no quieren saber nada de nosotros

Mònica Tudela

El Periódico de Catalunya

Barcelona, 23 de junio de 2007

Sydney Possuelo (Sao Paulo, Brasil, 1940) es uno de los últimos exploradores de verdad. Ha dirigido cientos de expediciones por el Amazonas con el objetivo de encontrar a tribus indígenas y aislarlas y protegerlas del contacto con el hombre blanco. Según Possuelo, esa es la única manera de salvarlas. Hace unos días, estuvo en Barcelona para inaugurar una filial del Instituto Brasileño Indigenista.

Unos le llaman experto de la selva; otros, explorador. Usted ¿cómo definiría su trabajo?
Soy un sertanista. Es una profesión en la Fundación Nacional del Indio. El Sertao define un área del noreste de Brasil, que antiguamente era la gran selva. Los sertanistas eran especialistas en la selva, y en la historia de Brasil fueron muy importantes para expandir las fronteras de los indios. Fueron verdaderos flagelos que capturaban a los indígenas para hacerlos esclavos. Fueron muy malos para los pueblos.
Pero usted, sin embargo, aboga por su protección.
Es que sertanista empieza a tener un significado distinto hacia 1900, con el mariscal Rondon, que fue el primero que recibió ese nombre y que no capturaba, sino que defen- día, a los indígenas. Por eso la palabra cambió de sentido. A partir de ese momento, sertanista significa defensor, amigo, de los indígenas.
De donde viene su pasión por defender a los indígenas.
Yo tenía 15 años y los sertanistas más famosos del país eran los hermanos Villas Boas, Orlando y Claudio. Y los periódicos siempre hablaban de ellos, de sus expediciones por la selva. Y eso llenó mi alma con la voluntad de aventura, de estar en la selva, como ellos, conociendo ríos, descubriendo tribus. Eso llena a un jovencito de sueños. A los 18 años fui por primera vez con ellos y empezamos a trabajar juntos. La voluntad de aventura me hizo ir a la selva. Y una vez allí conocí a los indígenas. Y viviendo con ellos, comiendo su comida, cantando sus canciones, empezó mi voluntad de hacer alguna cosa junto a ellos. Y los años se convirtieron en decenios.
Sostiene que hay que evitar el contacto con los pueblos indígenas. ¿Por qué?
Porque, ¿qué paso con los indios con los que se entró en contacto? Desde hace 500 años, con el descubrimiento de América, estamos en contacto con tribus, ¿y qué pasó con ellas? ¿Alguna de las que sobrevivieron está bien? ¿Tiene su tierra garantizada? ¿Está integrada? La respuesta es no. Principalmente en América Central y Suramérica. Encuentras personas indígenas que salieron de la tribu y estudiaron, pero tribus como tal no encuentras ninguna que tenga definido su espacio dentro de nuestra sociedad. ¿Por qué? Somos egoístas, terriblemente competitivos, y nuestra sociedad no está hecha para ellos, está hecha para nosotros. Entonces, ¿para qué establecer contacto con ellos, si no hemos dejado que vivan su vida? Son felices así. ¿Por qué tenemos que cambiar? ¿Por qué decir a otro que su forma de estar, sentir y vivir tiene que ser como la nuestra?
Pero, ¿tan peligroso es el hombre blanco?
No somos tan peligrosos para nosotros. Pero lo somos terriblemente para los pueblos indígenas y los pueblos autóctonos de Asia, África y Suramérica. Mire la historia y qué pasó con ellos. Donde la civilización blanca llegó, los destruyó, los mató, los exterminó y continúa haciendo ahora, tal vez en menor escala, lo que hacía hace cinco siglos. Aún se mata a los indios. Los que entran en contacto con nosotros corren peligro.
¿No hay una alternativa para conservar estas culturas indígenas que no sea el aislamiento?
Pero ¿qué tiene en contra del aislamiento? Ellos quisieron estar aislados, ¿recuerda? Cada vez que llega un blanco, le disparan, le matan, las expediciones son atacadas. No quieren saber nada de nosotros. Está muy claro. Porque no les respetamos. En las expediciones delimitamos su tierra, pero no es un límite para ellos. Es una limitación para nosotros. Es hasta donde podemos llegar con nuestra parafernalia técnica, nuestras carreteras, nuestras plantaciones intensas y extensas de soja, con las hidroeléctricas...
¿No es una lástima que por el hecho de que estos pueblos estén aislados se pierdan cosas como su lengua, su cultura, sus remedios?
¿Quién está perdiendo? Cuando desaparece una sociedad nos volvemos más pobres, en cultura, en universos míticos que también desaparecen, en formas distintas de usar una lengua. Como seres humanos nos tornamos más pobres, pero ¿qué importancia tiene para los indígenas que nosotros tengamos su lengua catalogada, escrita, codificada? ¿Qué importancia tiene para ellos si están aislados? Para ellos no importa.
Los indígenas, ¿son gente feliz?
Hagamos una figura... Si la sonrisa es expresión de felicidad, de contento, los indígenas son fantásticos porque sonríen por todo y por nada. Si la sonrisa puede ser un parámetro de felicidad, nos ganan a nosotros por 10 goles a cero.

[fuente]
http://www.elperiodico.com/

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