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Petróleo por naturaleza

Grace Jaramillo

Diario El Comercio, edición digital

Quito, 18 de mayo de 2007

Hay gente en el Gobierno que se ha hecho preguntas difíciles como qué va a pasar con la biodiversidad y las zonas intangibles donde habitan indígenas que han optado por el aislamiento voluntario -los Tagaeri y los Taromenane- y que además tiene un plan bastante elaborado sobre cómo resolver estos dilemas. Y hay gente dentro del Gobierno que ha trabajado un esquema de desarrollo sostenible que -aunque modesto por ahora- puede convertirse en un modelo no solo para otros países andinos, sino sudamericanos. El proyecto Petróleo por Naturaleza tiene y merece ver la luz. Por primera vez, estamos sacudiendo las solapas del entendimiento para probar alternativas distintas al típico sistema de explotación petrolera para dar caja chica (y grande) a los gobiernos de turno. Por primera vez también, introducimos en la discusión general un tema olvidado: no solo cuánto dinero ganamos con el oro negro, sino también cuánto dinero estamos perdiendo en especies que desaparecen cada año por contaminación y derrames; cuánto dinero perdemos por emitir gases que aumentan el calentamiento global; cuánto dinero estamos perdiendo (además de decencia) cuando expulsamos indígenas y comunidades fuera de su hábitat natural y sus tradicionales formas de vida. Las preguntas pueden ser interminables...

Pero las respuestas siguen estando en la cancha del Gobierno -en su conjunto- y no solamente en el Ministro Alberto Acosta y esto hay que decirlo con todas sus letras. Primero, es posible obtener un fondo importante en el mercado internacional. No es un asunto del otro mundo y -de lo que se sabe- el Gobierno noruego ha realizado un ofrecimiento importante. Pero, lograr todo el monto que se proponen necesitará de una acción coordinada y decisiva en los próximos meses, con el Presidente de la República y la Canciller a la cabeza, más los mejores buscadores de fondos disponibles en el mercado nacional e internacional.

Segundo, si el plan está suficientemente aterrizado, el fondo permitiría garantizar un ingreso estable al Estado ecuatoriano los próximos 25 años, en programas específicos de desarrollo social. Pero esto significa que el Estado se compromete a ofrecer una veeduría internacional de la inversión de esos fondos, a atarlos a programas determinados en el largo plazo, a presentar auditorías independientes. Es decir a ofrecer suficientes salvaguardias a los países o instituciones donantes de que dicho canje va a cumplir con lo ofertado. Tercero, se trata de una alternativa que hoy está apoyada por todo el espectro del movimiento ambiental ecuatoriano, desde Acción Ecológica hasta Futuro Latinoamericano y esa ya es una señal positiva en sí misma. Pero, falta todavía el convencimiento del conjunto del Gobierno. Y esta parte es fundamental. Apenas ayer escuchaba al presidente de Petroecuador, Jorge Pareja Yanuzzelli, expresar su absoluta desconfianza con el proyecto y decir que él sigue adelante para licitar los campos en cuestión. Todo indica que ésta es una carrera hípica donde el tiempo jugará un papel fundamental. Si no hay un cambio sustancial y rápido en los recursos y el apoyo político al más alto nivel a favor de Naturaleza, es claro que Petróleo ganará la partida.

[fuente]
http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=109977&id_seccion=1

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