18 de mayo de 2007
Diario El Universo
Aguarico, Orellana | EFE
Nueve guardabosques, con escasos medios y presupuesto, vigilan las más de 900.000 hectáreas del Parque Nacional Yasuní, para proteger la selva y el aislamiento voluntario de algunos pueblos primitivos que habitan la mayor y más importante reserva natural de Ecuador.
En total, el personal del Ministerio de Ambiente de Ecuador, destinado a vigilar el parque, suma nueve guardias en tres puestos, con un administrador y una secretaria, con los que somos once
, explicó a un grupo de periodistas Eduardo López, de 56 años, uno de los custodios.
Nosotros aquí no somos nada sin el apoyo de la Policía y el Ejército
, agregó López, y señaló que pese a la veda declarada el pasado mes en la tala de árboles por el presidente de la República, Rafael Correa, la actividad ilegal no ha decrecido en la zona norte del Yasuní, donde ejerce su actividad.
El 26 de abril pasado, Correa decretó la veda en la tala de maderas durante una visita a la región amazónica ecuatoriana, donde hace una década entidades privadas calculaban que había cerca de 11 millones de hectáreas de bosque y selva y que la deforestación en los últimos años ha sido de cerca de 200.000 hectáreas anuales.
El Yasuní, un bosque amazónico húmedo inundable, está considerado como una de las zonas de más biodiversidad del mundo, pero también de extrema fragilidad y de fácil deterioro ante la actividad humana.
El puesto de López se encuentra en el poblado de Taracoa, a unos 15 kilómetros al norte del Yasuní y a 30 al sur de Puerto Francisco de Orellana, capital de la provincia amazónica oriental de Orellana, desde donde él y su equipo, compuesto por tres guardabosques, realizan tres recorridos mensuales por el parque, para tratar de evitar la tala de árboles y las visitas no autorizadas.
Ni el Ejército ni la Policía han aumentado allí los controles desde la declaración de veda, aunque López aseguró que en otros lugares de la Amazonía, en Lago Agrio, Santa Cecilia y Baeza
sí hay más para evitar que salga la madera hacia Colombia o el puerto de Guayaquil, desde donde se exporta a EE.UU. y Europa.
La más preciada madera aquí ha sido el cedro
, señaló López, quien considera que su trabajo no es efectivo, pues no se han adoptado medidas para evitar el tráfico de madera.
Incluso los traficantes a los que se les decomisa la madera la pueden recuperar a bajo precio en las subastas que organizan las autoridades con los lotes incautados, explicó López.
Según él, un control efectivo de la Policía o el Ejército en el puente sobre el río Napo, por donde pasa casi toda la madera que se extrae por el río, detendría el tráfico.
Madera: El cedro, según los guardias, ya casi se ha extinguido en Yasuní debido a que es la madera más preciada y se saca en tablones.
Sueldo: El sueldo promedio de los guardias del parques es de 280 dólares al mes.
Denuncia: Según los guardias, existen huaorani que establecen acuerdos con pequeñas cuadrillas de madereros para que corten el cedro por un precio que puede ser de alrededor de un dólar el tablón, en árboles que pueden tener hasta 500 tablones.
Diario El Comercio
Yasuní, Ecuador | AFP
En el Parque Yasuní, en la Amazonia ecuatoriana, hay un guardabosque desarmado por cada cien mil hectáreas. La misión que tiene es tan desproporcionada como el número: evitar el tráfico de madera a Colombia que está extinguiendo a los últimos indígenas nómadas.
Eduardo López, de 58 años, hace parte de la frágil barrera de contención. Antes que impedir, el hombre asegura que ve, impotente, el desfile de camiones o canoas saliendo del Parque Nacional cargados con tablones de cedro o caoba principalmente.
Dentro del área no hay policías ni militares. Los traficantes pasan el cedro aserrado por nuestras narices. En eso llevan décadas. En poco tiempo ya no habrá madera fina que talar
, dijo el vigía.
Además del cedro (cuyo crecimiento tarda unos 100 años) , el Yasuní contiene la mayor fuente de petróleo de Ecuador, ubicada en los campos Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT) , con unas reservas probadas de alrededor de 1.000 millones de barriles, que el gobierno aún no resuelve explotar.
Tras la deforestación, con el impacto que implica en una zona considerada desde 1989 reserva mundial de la biosfera según la UNESCO, está un millonario negocio que empieza en la selva ecuatoriana y se extiende a Colombia y Estados Unidos.
El cedro talado no se queda en Ecuador, va a Colombia o a Guayaquil antes de ir a Estados Unidos
, indicó López, en coincidencia con investigadores sociales y la Misión Capuchina de la Iglesia Católica, que desde hace años le sigue la pista al tráfico ilegal en el Parque Yasuní, de 950.000 hectáreas y ubicado a 300 km al este de Quito.
Los compradores son colombianos, de ellos poco o nada se sabe, porque nadie quiere averiguarlo, pero se conoce que no sólo compran la madera sino que, en algunos casos, financian la operación
, escribió Milagros Aguirre en su libro ¡A quién le importan esas vidas!.
El contrabando se apoya en una vasta red de aserradores, transportistas, indígenas Huaorani y comerciantes. Estos últimos muchas veces compran los tablones decomisados por las autoridades, con lo que adquieren el permiso para su movilización, en lo que se conoce como el blanqueo de la madera, dijeron otras fuentes.
Pero como en todo tráfico ilegal también hay víctimas. Y en este caso corresponden al eslabón más frágil de la cadena, de por sí vulnerable, del ecosistema del Yasuní: los indígenas Waorani nómadas que se han aislado voluntariamente, lo que genera preocupación en el gobierno y grupos indígenas.
En Yasuní están también los campos petroleros ITT, a cargo de la estatal Petroecuador -que busca alianzas con sus pares de Brasil, Chile, Venezuela y China para explotarlos, con miras a obtener unos 700 millones de dólares anuales-, y el bloque 31 de la brasileña Petrobras.
La falta de una licencia ambiental definitiva del Estado ha retrasado la extracción de crudo por parte de Petrobras, que aspira a iniciar las operaciones en 2009 para obtener unos 40.000 barriles diarios de crudo.
El parque tiene árboles de más de 30 metros de altura y existen 638 especies de aves y 170 de animales (más del 50% de toda la fauna de Ecuador), según el ministerio del Ambiente.
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