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Los pueblos no contactados siguen en riesgo

Diario El Comercio, edición digital

Quito, 2 de marzo de 2007

A dos meses de cumplirse cuatro años de la matanza del Tigüino ya casi nadie lo recuerda. Pero expertos como el sacerdote Miguel Ángel Cabodevilla mantienen el temor de que ese trágico suceso se repita en cualquier momento.

El misionero hizo esa advertencia durante su ponencia en el taller sobre pueblos en aislamiento voluntario en la Amazonia ecuatoriana. El evento fue organizado, el miércoles, por la petrolera Petrobras, para socializar su propuesta de lineamientos de actuación ante posibles contactos con estos grupos indígenas durante sus tareas de explotación.

Según Alejandra Rivas Mantilla, gerente de Relaciones Internacionales de Petrobras, el proyecto de esta compañía internacional apunta a minimizar la posibilidad de un encuentro accidental o forzoso con miembros de los pueblos en aislamiento voluntario. Para eso se capacitará al personal. Además, incluido a los visitantes, se exigirá que cumplan con todas las vacunas de inmunización...

Petrobras espera operar en el bloque 31, al norte del Parque Nacional Yasuní. En diciembre pasado, sus estudios de impacto ambiental ya fueron aprobados por los ministerios del Ambiente y de Energía y Minas. Ahora, aguarda la aprobación de una nueva licencia para iniciar sus operaciones.

Cabodevilla y el médico Neptalí Cueva, director ejecutivo de Medicina Tradicional del Centro Nacional de Salud Intercultural de Perú, en sus ponencias coincidieron en que una de las mayores amenazas para esta gente es el contagio de enfermedades.

Según Cueva, están propensos a todo tipo de enfermedades. Son víctimas fáciles porque sus cuerpos no tienen las suficientes defensas, además porque para llegar hasta ellos con las medicinas se requiere de varios días de camino.

El galeno peruano puso como ejemplo lo ocurrido en 1984 con el pueblo Nahua, en su país. Después de ser contactados por madereros, su gente fue atacada por enfermedades respiratorias que aniquilaron a 200 miembros.

No obstante, Cabodevilla insistió en un mal más arrasador. En su intervención, denunció por ejemplo que la masacre de mayo del 2003, ejecutada por nueve Waorani contra alrededor de 20, entre mujeres y niños, además de un hombre del pueblo Tagaeri, no fue un simple enfrentamiento entre pueblos nativos. Para él, de por medio estuvieron intereses, especialmente de los madereros.

Ese tipo de intereses casi siempre ha sido la causa para estos choques, sentenció, inclusive en un recuento histórico, Miguel Ángel Cabodevilla se refirió a que la Amazonia ha vivido tres grandes oleadas que arrasaron con su gente. La primera fue en la época de la canela, en tiempos de la Conquista española: la segunda, en el boom del caucho, a inicios del siglo XX; y la definitiva, ahora con las petroleras y los madereros.

El misionero español señaló que las petroleras y madereros utilizan a los indígenas ya contactados, al empujarlos hacia un enfrentamiento con otros pueblos nativos. Al igual que ocurrió en tiempos del caucho, ahora los madereros, por ejemplo, recurren a ellos para desplazar a los pueblos no contactados de zonas donde aún queda madera como caoba y laurel.

Por su parte, la escritora Milagros Aguirre cuestionó la tarea de los medios de comunicación sobre el tratamiento que han dado a temas relacionados con estos pueblos en aislamiento voluntario. Entre sus observaciones puntualizó la falta de seguimiento y rigurosidad en el manejo de las fuentes.

Tras difundir sobre la matanza en Tigüino, nadie insistió sobre si se sancionó a los responsables. Junto con Cabodevilla, incluso criticó que en las marchas de los Waorani del 2005 hacia Quito se dieron grandes espacios a personajes como Babe Ima, quien fue uno de los huaronis responsables de la matanza, dijo Cabodevilla.

El plan debe ser del Estado

Lo ideal es que ni petroleros, madereros, mineros ni nadie ingrese a las zonas donde se presume se encuentran los pueblos no contactados. Los bosques amazónicos no deberían ser concesionados, es la sentencia del médico peruano Neptalí Cueva. Pero eso es imposible frente a los intereses económicos que priorizan los estados.

Frente a eso, cree que cada gobierno debería tener un plan que le permita reaccionar de inmediato frente a las emergencias de salud que afronten estas comunidades.

Cueva insistió que resulta utópico evitar contacto con estos pueblos si se ingresa en los territorios donde ellos se desenvuelven. El solo hecho de que un extraño esté allí, altera el ambiente, ya que por ejemplo se riegan virus y gérmenes en el aire.

Neptalí Cueva consideró que para que el proyecto de Petrobras tenga éxito debe existir también la participación del Estado, a través del Ministerio de Salud, estructurando brigadas cercanas a los sitios donde están estos pueblos. Deben ser dotados con medicamentos y personal permanente con un conocimiento básico de la realidad de los nativos.

Esta tarea tiene que ser emprendida por personal especializado y no por simples voluntarios que acuden con su campaña de desparasitación o similares.

Por su parte David Ahua, presidente de las Nacionalidades Waorani, insistió que para este tipo de proyectos se debió tomar en cuenta también a representantes de estos grupos, sobre todo por su conocimiento del medio.

[fuente]
http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=96173&id_seccion=8
http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=96174&id_seccion=8

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