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Repensando el Ecuador

Willington Paredes

Diario Expreso

Guayaquil, 5 de noviembre de 2006

Dos resultados electorales son un producto social. Es posible que las cifras y el resultado final, no agraden a muchos; pero esto es lo que tenemos. Es resultado de las preferencias de los electores. Lo que ellos expresan tiene varias lecturas e interpretaciones: la que dice que es una polarización ideológica, que la izquierda "se recupera", que la derecha "sube", que el populismo retorna con fuerza, que el pueblo se ha derechizado y vendido por quaker y limosna. Y la de los que creen que ha muerto la partidocracia y ha nacido una nueva.

Esas "lecturas" tienen su lógica, sentido y un interés político. Todos tienen una "interpretación" del evento. La gran mayoría deja afuera una pregunta fundamental: ¿Puede considerarse a tales resultados como producto de una decisión "consciente" de los ciudadanos, o son "creaciones", y efecto final, de una sociedad despolitizada de quienes eligen prefiriendo ser "votantes-clientes" antes que verdaderos ciudadanos?

Lo que hay que descubrir es si esos resultados reflejan decisiones políticas responsables de ciudadanos que "saben" que "ser ciudadano", no es solo elegir, sino "ser un ente político responsable", no solo de sus deberes y derechos, sino del destino del país, Estado, cosa pública, democracia y la sociedad misma.

Bajo cualquier lectura e interpretación que se haga no se puede negar que la mayoría de quienes se pronuncian no son precisamente ciudadanos politizados, sino "votantes" y simples "electores", encantados, cautivados y atrapados por un marketing político, regalos, promesas y mentiras, que literalmente se toman al votante. Pues, si el votante solo dice que vota porque su "elegido", es guapo, millonario, le regala una camiseta, funda de quaker y una silla de ruedas o un billete. Y, además cree que los ricos no roban, que los millonarios son honrados y que los que heredan fortuna no tienen "necesidad de robar". O, porque es "bonita su esposa", porque "me promete una casa barata y rapidito", etc. Estos y otros criterios no solo dejan ver una conducta y accionar clientelar del candidato sino también del cliente-elector. Si esto constatamos, la conclusión es que estamos frente a una "ciudadanía precaria", que renuncia a ser ciudadano político, y prefiere ser votante-cliente del caudillo y líder que lo manipula.

Sin embargo, la conclusión lógica de considerar la existencia de una "ciudadanía precaria", como matriz básica, no basta; lo que debemos establecer es que ese comportamiento individual y colectivo de ser votante-cliente y no ciudadano pleno tiene que ver con una evidente despolitización de la ciudadanía y de la sociedad ecuatoriana realizada por partidos y caudillos, títeres y titiriteros.

Puede discreparse del nivel de este hecho, pero es una realidad. élites, Estado, partidos, fuerzas armadas, gremios, etc. han "despolitizado" la sociedad. Aquí despolitizado es equivalente a precariedad ciudadana de la colectividad. Pues, el ciudadano cuando es tal, primero y ante todo, es un ser social, cultural, pero sobre todo un ente político. Pues, la sustancia social de la ciudadanía es la política. Pero, si el votante dice que no quiere saber nada de la política, que no le interesa lo que hace el Estado y los políticos; entonces, es evidente que no estamos ante una sociedad política sino ante una colectividad alienada, rebaño que renuncia a ser ciudadano para ser solo elector-cliente.

Esto nos dice cuanto hay que hacer desde las aulas y la educación para construir ciudadanía. Pues, una ciudadanía despolitizada, descreída, desinteresada de la política, la cosa pública, asuntos del Estado y el destino del país, no es ciudadanía. Esto nos indica una sociedad no solo despolitizada sino caótica, perdida, que no se reconoce como energía de un colectivo social sino que solo es voto que toman y manejan los charlatanes de feria.

[fuente]
http://www.expreso.ec/

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