Quito, 13 de octubre de 2006
Está circulando en internet el artículo: "El Movimiento Indígena Ecuatoriano y las elecciones: Entre el mito y la realidad", suscrito por Raúl Llasag Fernández. Si bien es cierto que ha existido una profusión de textos a propósito de las elecciones en el Ecuador en múltiples foros, este texto es sintomático del cariz que está asumiendo tanto la política electoral en el Ecuador, cuanto las posibles estrategias que se están diseñando desde el partido político Alianza País, que apoya la candidatura del Econ. Rafael Correa a la presidencia de la república, y que al parecer entraría al ballotage en primer lugar.
No sé de la relación que pueda existir entre Llasag Fernández y Alianza País, pero de la lectura de su texto, que es coincidente con el tono de otros textos que han aparecido en las últimas semanas, así como de las declaraciones hechas por los miembros del buró político de Alianza País, y del propio candidato Rafael Correa, van emergiendo algunos pronunciamientos peligrosos para la izquierda ecuatoriana, y para los movimientos sociales, en especial, para el movimiento indígena.
En primer lugar, se está intentando posicionar el argumento de que la alianza de izquierda fracasó por culpa del movimiento indígena, y en especial de su dirigencia. Se dice que por parte de Alianza País hubo toda la predisposición para formar un gran frente de unidad pero que el grupo asesor de Luis Macas, a la sazón presidente de la CONAIE, habría impedido esa unidad, y que incluso el propio presidente de la CONAIE, se habría opuesto a esta alianza de izquierda con Rafael Correa a la cabeza. Empero de ello, ¿es verdadera esta argumentación? ¿No se está sesgando de manera interesada la interpretación de un hecho electoral? ¿Con estos supuestos cuestionamientos no se está proyectando una imagen y una trascendencia política a un partido político que acaba de nacer solamente para participar en estas elecciones?
Ahora bien, conocemos muy poco de Alianza País, sabemos que a su interior hay gente de izquierda muy probada y de mucho prestigio como Alberto Acosta, pero también hay personas muy desprestigiadas como Carlos Vallejo, ex diputado del PRIAN, precisamente del mismo partido de Álvaro Noboa que probablemente entrará al ballotage con Correa, o de Gustavo Larrea, quien fue subsecretario de gobierno en el efímero gobierno de Abdalá Bucaram, o del asesor de comunicación Juan Carlos Toledo quien dijo públicamente que pondría una bomba para eliminar a todos los homosexuales, o de Efrén Cocíos, un militante de larga data del partido Izquierda Democrática. Entonces, no sabemos bien cómo un partido político con tantas ambigüedades a su interior, reclame para sí toda una historia de luchas, movilizaciones y resistencias debidas a la izquierda ecuatoriana y a las organizaciones sociales.
Sabemos también que al interior de Alianza País, no hay un solo movimiento social, sea sindical, campesino, de jubilados, de mujeres, ni tampoco lo apoya el movimiento indígena, que es el actor social más importante del Ecuador. Asimismo, no conocemos de un solo pronunciamiento que haya hecho Alianza País en apoyo a las movilizaciones indígenas del mes de marzo de 2006 en contra del TLC y de la permanencia de la empresa americana Oxy; sabemos también que miran a Luis Macas como un candidato demasiado radical y que han dicho, a diferencia de Macas, que van a sostener la dolarización, y que no a van nacionalizar ni el petróleo ni el agua.
Por ello sorprende el hecho de que ahora Alianza País quiera reclamarse de izquierda y quiera culpar a los demás partidos y movimientos de izquierda de no haber permitido la construcción de un gran frente electoral de izquierda, con Rafael Correa a la cabeza. Sorprende también el hecho de que la asignación de culpas de esta supuesta falta de unidad sea realizada de manera casi exclusiva al candidato indígena de Pachakutik, Luis Macas. ¿Por qué?
Porque necesitan desesperadamente una historia de relacionamiento con la izquierda y con las organizaciones sociales para su estrategia electoral para el ballotage: Alianza País necesita dividir al electorado entre izquierda y derecha, y quien no esté con Correa en el ballotage, necesariamente estará con la derecha. Alianza País ya ha vendido al Ecuador, y también al mundo, la imagen de que se trata de un partido de izquierda y que su candidato es de izquierda. Las declaraciones de su candidato, que no guardan ninguna coherencia con ningún proyecto social ni político, están hechas para conquistar por la vía del marketing electoral un segmento de posicionamiento estratégico.
Ahora quieren comprarse la historia de ser de izquierda para la segunda vuelta electoral. Quieren manipular un maniqueísmo simple que polarice la sociedad entre una izquierda que pretendería cambiar radicalmente al país con su candidato Rafael Correa, y una derecha retrógrada, oligárquica y neoliberal. Es una estrategia simple pero eficaz. La recurrencia a la izquierda por parte de Alianza País, en realidad, es apenas un pretexto electoral.
Pero Alianza País sabe que no podrá contar para el ballotage con el movimiento indígena, ni con el movimiento sindical, ni con el movimiento de los maestros, ni con los movimientos sociales, que han aprendido bastante de los profetas de último momento, por ello se lanza en contra de lo más representativo de los movimientos sociales, el movimiento indígena y en contra de su líder histórico, Luis Macas.
Al hacerlo pueden relativizar el peso de la posición política que adoptará la CONAIE y el movimiento Pachakutik, una posición que incluso podría ser asumida por otros partidos de izquierda como el MPD, y otras organizaciones como la UNE, o la Coordinadora de Movimientos Sociales. Al neutralizar a la CONAIE, y a su dirigencia, se intenta neutralizar a toda la izquierda y evitar las disidencias y los cuestionamientos que puedan surgir en contra de Rafael Correa, solo así podrá funcionar su estrategia de polarización y su argumento de que quien no está con Correa en la segunda vuelta está con la oligarquía, y que Correa representa a toda la izquierda ecuatoriana.
Esta estrategia de relativización al movimiento indígena intentará ser reforzada con una doble argumentación: una de tipo cuantitativo indicando que los votos de Luis Macas son una derrota al movimiento indígena (para la burguesía, independientemente de cuál sea la votación de Luis Macas, siempre será un indicativo de "derrota"); y, otra de tipo organizativo, en el sentido de que esa "derrota" electoral se debe a que las verdaderas bases del movimiento indígena estarían con Rafael Correa y no con Luis Macas.
Si esto es así, el siguiente paso es evidente: la convocatoria a una nueva asamblea de las supuestas bases de la CONAIE que, según sus propios cálculos, no apoyaron a Luis Macas, entre otras razones y según su lógica, porque no permitió la unidad de la izquierda, pero que habrían apoyado electoralmente a Rafael Correa, y que contarán con el apoyo de este candidato, o, si gana las elecciones, de su gobierno, para nombrar una dirigencia más acorde con las tendencias de la izquierda que representaría Correa y Alianza País, es decir, de un movimiento indígena dócil y obediente al nuevo gobierno. Una práctica corporativa que domesticaría al movimiento indígena ecuatoriano.
En otros términos, estamos ante la posibilidad de división y fractura a la organización social más importante del Ecuador, la CONAIE, y una fragmentación y chantaje a toda la izquierda ecuatoriana, provocada desde el sistema político y en aras de una determinada candidatura, una estrategia que Lucio Gutiérrez la llevó adelante desde el poder, pero que Alianza País la está llevando ahora desde la primera ronda electoral.
Los textos, de los cuales aquel al cual se ha hecho referencia es apenas una indicación del tenor que tienen las críticas en contra de la CONAIE, los pronunciamientos y las estrategias de Alianza País y de Rafael Correa realizadas en forma permanente en contra del movimiento indígena, y en contra de Luis Macas, cuando incluso hace algunas semanas insinuaron que Luis Macas estaría por renunciar a su candidatura para apoyar a Rafael Correa, apuntan, a la larga, a destruir al movimiento indígena, a su dirigencia, y a tratar de convertirlo en un apéndice del sistema político, en una excrescencia de la maquinaria estatal.
Solo destruyéndolo Alianza País podrá garantizarse algo que no tiene incluso ganando las elecciones, gobernabilidad. En otras palabras, estamos otra vez ante la presencia de un Lucio Gutiérrez. De ahí que las palabras de Luis Macas tengan mucha pertinencia cuando expresa que en el supuesto de que Pachakutik no llegue al ballotage, no apoyarían a ninguna candidatura finalista porque no encontramos alguien que pueda representarnos
.
Raúl Llasag, Jurista Kichwa Ecuatoriano.Miembro de la comunidad Cobos, filial de la CONAIE
11 de octubre de 2006
A nivel internacional entre los sectores progresistas hay un desconcierto por las noticias acerca de lo que está pasando en Ecuador. Por un lado la alegría por un posible triunfo de la izquierda y por otro lado la incredulidad por la predecible derrota del dirigente indígena Luis Macas en las elecciones del domingo 15 de octubre. Algunos artículos tratan de ocultar la pérdida de credibilidad de los llamados líderes "históricos" indígenas. Surgen varias interrogantes a propósito de esta coyuntura y la candidatura de Luis Macas. ¿Representa al movimiento indígena? ¿Cuáles fueron los objetivos de lanzar una candidatura "propia"? ¿Quiénes están detrás? ¿Su derrota es la derrota del Movimiento Indígenas? ¿El 0.3% o el 1% de la votación que sacará Luis Macas, es el respaldo que tiene el Movimiento Indígenas? Frente a estas interrogantes, buscaremos dar una mirada desde nosotros mismos como kichwas y como pueblo.
El Movimiento Indígena latinoamericano y el de Ecuador en particular, ha sido una "piedra en el zapato" para el gobierno de los Estados Unidos y las empresas transnacionales. Se han enfrentado a las políticas neoliberales y han logrado hacerlos retroceder. Por eso el gobierno estadounidense ideó una serie de estrategias para eliminar o al menos derrotar a las organizaciones indígenas. Desde los años sesenta se impulsaron la creación de "proyectos de desarrollo", financiados por el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, que operaron con PRODEPINE por ejemplo. Se uso el "adoctrinamiento" por parte de algunas ONGs a las comunidades indígenas, buscando promover el asistencialismo, y todo junto la mitificación de lo "indio" que se volvió el tema de institutos y centros de investigación. Cuando aún así no podían vencernos recurrieron como siempre a la represión por la fuerza pública e incluso al asesinato de dirigentes. Todas estas estrategias no lograron la destrucción del Movimiento Indígena, y al contrario en varias ocasiones permitieron su fortalecimiento. En vista de esto a finales de la década del 90s, lanzan nuevas tácticas que consistían en hacerlos parte de las prácticas políticas tradicionales estimulando la corrupción. Ya sea a través de el sobrefinanciamiento de las organizaciones, sin control o absorbiéndolos como funcionarios gubernamentales. Las mismas formas, los mismos métodos, con que han destruido otros movimientos sociales, solo que ahora con el "rostro" indígena.
Luego de la caída de Mahuad, es poco conocido porque se estableció la famosa alianza de Pachakutik y Lucio Gutiérrez. Aquello no se dio por una decisión del Movimiento Indígena y no lo aprobó ninguna congreso de la CONAIE que reúne a todos los pueblos y nacionalidades, sino fue la cúpula de Pachakutik. Pero claro, esto nunca se explicó, nunca se hizo un balance y menos una autocrítica. Gutiérrez traicionó sus promesas, y muchos líderes de aquel entonces se volvieron defensores de la dictadura, y casi destruyen la organización. Por eso cuando cae Gutiérrez, estos dirigentes fueron incapaces de movilizar a la organización, y solo tuvieron que observar desde sus asientos como el pueblo luchaba en las calles (claro no faltó algún comunicado para "cumplir" con las formas).
Luis Macas es un personaje a quién se le ha mistificado, desde sectores interesados en debilitar el movimiento indígena. Así se impulsó que ganara la Presidencia de la CONAIE. Toda la fuerza del movimiento contra la corrupción de los dirigentes aliados de Gutiérrez, fue debilitada y se diluyó con el paso de los meses y años. Dos fueron los intereses particulares que Macas tuvo en esta ocasión. El primero, dar vida a un proyecto personal como es la Universidad Intercultural de las Nacionalidades y Pueblos Indígenas UINPI –Yapaipacha– (que es privada, sin respetar los acuerdos de la CONAIE). La segunda fue preparar su imagen personal para las elecciones del 2006. Lamentablemente el tiempo demostró que había otro objetivo fundamental que era ser una ficha para impedir la unificación de la izquierda ecuatoriana y así lograr su derrota. No es como se ha dicho, que Macas llamó a la unidad y que no le hicieron caso: Se hizo campaña contra Rafael Correa dentro de la organización con una vehemencia que jamás tuvieron frente a los caciques y los corruptos. Hasta el día de hoy, gente de su equipo personal, se suma a las insinuaciones y campaña de la derecha más reaccionaria contra Correa para impedir su triunfo en primera vuelta.
Existen razones que explican por qué "mistificaron" a Luis Macas. La primera porque es "indio" "nucanchi mashi", y lamentablemente muchos compañeros no indígenas conocen tan poco el movimiento que eso fue fácil. Sin darse cuenta asumen una posición racista y suponen que por ser "indio" es bueno. Olvidando que Antonio Vargas –ex presidente de la organización– fue el gran enemigo de la CONAIE. Incluso hoy en Bolivia, el imperialismo trata de utilizar a "dirigentes indígenas" radicales para combatir al compañero Evo Morales.
Pero esta mistificación no funciona en nuestras comunidades. Tenemos un sentido de la verdad muy práctico, conocemos a los "llullas" (mentirosos), y es que no creemos lo que nos dicen, sino lo que vemos. La segunda razón es porque Macas es un "indio" que maneja un discurso de izquierda convincente, aunque su práctica sea opuesta. En 1995 y 1996, cuando se discutía al interior de las organizaciones indígenas sobre la participación electoral, Macas era contrario a la participación, pero terminó siendo electo Diputado Nacional y luego de la caída de Abdalá Bucarán. En el discurso aparentaba estar en desacuerdo con la alianza Pachakutik-Lucio Gutiérrez y terminó siendo Ministro de Agricultura y Ganadería. Para ese momento ya era claro que Pachakutik se había convertido en un partido igual que el resto. De componendas, clientelar, de acuerdos con la derecha, violando todos los principios que se habían desarrollado.
Y qué ha pasado estos dos años de la presidencia de Macas en la CONAIE. El estado de la organización es crítico. Macas y su grupo la han hecho pedazos. No se ha hecho nada frente a los informes de auditoria de la Contraloría del mes de octubre del 2005, sobre casi dos millones de dólares que recibieron dirigentes indígenas durante el gobierno de Gutiérrez desde el MBS. Hay una absoluta impunidad de estos corruptos. Macas se ha aislado y combatido a dirigentes e intelectuales honestos que no son parte de su grupo, marginándolos y volviéndolos exiliados en sus propias organizaciones.
Si se revisa la prensa desde finales del año 2005 y principios de éste, Macas sostenía que el Movimiento Indígena no participaría en las elecciones. Sin embargo desde algunos medios a partir de enero de 2006, se buscó crear el ambiente para su candidatura. Usaron nuestras luchas del mes de Marzo contra el TLC y contra la OXY como plataforma electoral, escribiendo artículos que mostraban a Macas como un personaje "místico", casi de novela, como cuando afirmaban que estaba en la ruta de Rumiñahui y Dolores Cacuango
, recorriendo los pueblos y las comunidades.
Lo que no se conoce fuera del movimiento, pero lo saben bien en las bases, es que las movilizaciones se hicieron sin Luis Macas, quien "desapareció" durante 10 días (revisen la prensa), para aparecer finalmente y levantar la medida de lucha.
Al final "acepta" ser candidato pero como dice en una entrevista no fue decisión mía
, sino que acepté porque me lo pidieron
. La embajada norteamericana, los directivos de las petroleras estaban tranquilos. No es posible creer que Luis Macas con la experiencia y recorrido político que tiene, no fuera consciente de las posibles consecuencias de su decisión. La candidatura de Luis Macas no fue una decisión del Movimiento, no fue un pedido de las bases. Mediante una serie de maniobras para cambiar el acuerdo del Congreso de Pachakutik y en una reunión entre "altos dirigentes" y "asesores", decidieron romper la unidad de izquierda y rechazar los pedidos de Correa de lograr una candidatura unitaria.
Todo esto explica que Luis Macas cuente con una intención de voto de 1%, o 0.3%. Lo que el domingo 15 de octubre veremos será la derrota de Luis Macas y de su grupo. No del Movimiento Indígena. Ese porcentaje inferior al 0,5% es el resultado justo de lo que representa Macas a las nacionalidades y pueblos indígenas. Los dirigentes y "asesores" que apoyan su candidatura ya están preparándose para ir a buscar una "alianza interna". Al sentirse derrotado, el candidato Luis Macas se prepara para regresar a la CONAIE, como Presidente conjuntamente con todo su "equipo" de asesores.
Esperamos que no intente presentar su derrota política, como la derrota del movimiento, porque ello nos debilitará aún más políticamente. Esta coyuntura electoral debe permitirnos dentro del Movimiento Indígena analizar con seriedad la crisis de liderazgo y de nuestros dirigentes. Sus intereses personales y la manipulación de su "grupo asesor" que está oculto y que no responde al interés de los pueblos y nacionalidades. Una vez claros, los dirigentes honestos deben buscar estrategias para acabar en estos males e impedir más daños a la organización e imagen de la CONAIE.
La prensa nacional y más la prensa extranjera dicen que el triunfo de Rafael Correa será el triunfo de un "outsider", pero se equivocan.
Porque hace décadas que los indígenas y otros movimientos sociales somos actores fundamentales en la vida política del país. Este domingo 15, el movimiento indígena no va ser derrotado. Será la derrota de la estrategia del gobierno de los Estados Unidos por impedir el triunfo del pueblo ecuatoriano.
Y este nuevo triunfo no se está preparando en reuniones con asesores, ni con los caciques políticos, sino en la madrugada cuando se ordeñan las vacas o a la hora de recoger el pasto, a la hora de trabajar la "pacha mama" y a la hora de la cosecha. A la hora de merendar con la familia.
Y así como lo hemos hecho antes, una vez más triunfaremos.
[+info]
Elecciones en Ecuador: de la izquierda y los fuegos de artificio
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