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La zona intangible del Yasuní

Grace Jaramillo

Diario El Comercio, edición digital

Quito, 16 de septiembre de 2006

La tragedia de los tagaeri y los taromenane, dos pueblos no contactados, que han habitado la Amazonia en forma libre y autoexcluida pasa una vez más desapercibida. Por primera vez en una larga historia de omisiones y negligencia, de olvidar la persistente amenaza de la que son víctimas, la historia está a punto de tener un final que podría asemejarse a un estado de calma y de respeto que ellos esperan: la firma del decreto declarando y delimitando definitivamente la zona intangible.

¿Qué es una zona intangible? Es un territorio delimitado para ser intocado por fuerzas externas, ajenas a los habitantes propios de la zona y a su ecosistema. Una zona intangible no cerca a los pueblos que allí conviven, sino que impide que habitantes extraños, peor aún extractores de madera, minerales o empresas petroleras entren a perturbar su entorno.

Esta es una nueva herramienta que tiene el Estado para garantizar la vida de estas culturas ancestrales ya que las áreas protegidas, según la ley aún pueden ser adjudicadas para explotación minera o petrolera. Por obvias razones, la sola firma del decreto no significa la paz de los tagaeri y los taromenani. Se necesita además que la delimitación del territorio sea acompañada por recursos necesarios para garantizar patrullaje militar en la zona y asistencia al pueblo huaorani, que tradicionalmente ha garantizado su protección y su relación con el mundo exterior.

Sin embargo, el decreto aún no ha sido firmado y esto ha sido aprovechado –una vez más- para buscarle la última mancha al tigre y dilatar aún más la protección de estos pueblos. Ahora que podemos tener buenas noticias del Ministerio de Ambiente, y que hay posibilidades reales de que el Estado asuma su responsabilidad legal de proteger a estos pueblos, no podemos caer en ambigüedades e impedir acciones positivas, que por mínimas que sean, son un buen primer paso para que no se repita otra matanza como la del 2003, en la que 40 nativos taromenani fueron asesinados.

La Conaie ha enviado sendos comunicados al Ministerio oponiéndose a la delimitación, básicamente bajo dos argumentos: que ésta no ha sido debidamente consultada. Segundo, que la zona debería ser mucho más amplia: dos millones de hectáreas.

El primer argumento es paradójico: se trata de pueblos no contactados. Sus hermanos más cercanos, los huaorani los han protegido históricamente y han aceptado oficialmente la zonificación establecida, ¿cómo se puede extender la consulta a los pueblos que van a ser sujetos de protección, sin además violar su aislamiento voluntario? El segundo argumento puede discutirse.

Sin embargo es mejor delimitar la zona de 748.000 hectáreas, para luego evaluar si es necesario ampliarla a no delimitar nada y cruzarse de brazos. De todas maneras, habrá una zona de protección de 10 kilómetros adicionales.

El decreto inicial de creación de la zona intangible data ya de 1999, es decir los tagaeri y taromenani han esperado más de siete años para recibir la protección adecuada y para que exista una delimitación básica de la zona. Es necesario una dosis de generosidad de todos para que el Estado demuestre alguna vez que sirve para los propósitos que fue creado: defender a los más débiles.

[fuente]
http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=63828&id_seccion=1

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