Guayaquil, 17 de marzo de 2006
El país está movilizado. Al menos unas 10 provincias han protestado y se han paralizado. Las causas y objetivos han sido diferentes, van desde reclamaciones laborales como los miles de trabajadores "tercerizados" por PETROECUADOR, hasta la oposición a la firma del TLC y la exigencia de declarar la caducidad del contrato con la OXY, pasando por las demandas de financiamiento de proyectos provinciales, que coadyuven a satisfacer sentidas necesidades de los pueblos.
No hay dudas de la justeza de los reclamos y de la costumbre que uno u otro funcionario o gobierno, para sensibilizarse y prestar atención, esperan las protestas; solo allí, las visitas de algún empleado de segunda, de esos que no ven ni entienden nada o de algún Ministro para amenazar o lograr tardíos acuerdos. Hasta tanto, el país ha perdido recursos, la población ha sido afectada, los manifestantes resultan apresados, heridos y hasta muertos; al igual que policías y soldados, que son pueblo, utilizados para la represión violenta, a veces desatadas con fines protervos y desestabilizadores. Lo que ocurrió en la Amazonía, -uso de tacos de dinamita-, no eran hechos aislados, sino vinculados al interés de poderosas compañías.
Hay grupos dentro y fuera de los gobiernos que desarrollan acciones antidemocráticas para preservar malhabidos intereses. Ahora, también, en el marco de inestabilidad del régimen se habla de propósitos desestabilizadores; y salta la duda si están relacionados con poderosos y petroleros objetivos, justo cuando el país reclama la revisión de los contratos petroleros y la recuperación de Petroecuador.
En el tema del TLC diversas organizaciones políticas, sociales y empresariales se han pronunciado en consecuencia con la inmensa mayoría de la población y a favor de miles de artesanos, ganaderos, productores de fármacos, agricultores, atuneros que serán severamente afectados, por un acuerdo administrado por EE.UU. que mantiene millonarios subsidios a sus productores y exige que le compremos arroz, maíz, soya, partes de pollos y otros productos, con lo que se afectaría la producción local. ¡Qué país! sus élites quieren también liquidar la cultura del maíz, y le dan trato de "inversionistas" a los acreedores de la deuda externa.
El TLC no puede ser aprobado en las actuales condiciones, con un país y gobierno sin agenda, sin estabilidad, hipotecado a poderosos chulqueros internacionales, penetrado en su soberanía, con marcada crisis financiera, fiscal, y recesión productiva.
A todo esto se agrega nuevamente elecciones de diputados, para que siga funcionando el viciado Congreso, con el mismo marco jurídico, con un TSE elegido y conducido por los mismos de siempre, lo que no garantiza transparencia y que es necesario cambiarlo.
Frente a esto se debe retomar con el nuevo gobierno el tema de la Asamblea Constituyente, con plenos poderes, y el de una nueva Constitución, que sirva de base para las reformas de fondo por las que el pueblo clama.
Quien aspire ser Presidente de la República sin considerar estos aspectos es inconsecuente con el pueblo y la nación, al borde de disolverse... desaparecer.
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