Quito, 30 de junio de 2005
Somos el síntoma de que algo va a pasar
Subcomandante Marcos
En abril del 2005, el Ecuador fue testigo de una de las movilizaciones sociales más importantes de los últimos tiempos. Esta movilización significó generar brechas en el maltrecho estado nación ecuatoriano, pero también en la caduca forma de hacer política. La movilización de abril abre un precedente, no sólo por acabar con el despótico gobierno de Lucio Gutiérrez, sino por que significó un remezón a la clase política nacional, al Estado, la Democracia y la política. Es decir, lejos de ser una movilización revolucionaria, esta fue una movilización transformadora/reformadora del sistema, con características absolutamente democráticas; pero que, paradójicamente, en su interior guarda condiciones básicas para generar procesos anti sitémicos.
De alguna manera este ensayo pretende convertirse en una de las ínsulas que aportan a entender el amplio archipiélago de la movilización de abril del 2005. Es el resultado de conversaciones diálogos e intercambio de puntos de vista sobre los hechos de abril, con protagonistas del hecho; también de reportes de noticieros y programas especiales; pero y sobre todo es el resultado de miradas propias desde el lugar de los hechos. Desde una lectura testimonial, este documento pasa también al análisis de los mismos, sin dejar de lado una perspectiva crítica principalmente a los, hasta ese entonces, principales actores y referentes de la lucha popular, los movimientos y partidos de izquierda.
El abril del 2005 será recordado como el mes donde se concentraron una serie de conflictos sociales. Abril era un hervidero de luchas a nivel nacional, desde los jubilados (con varias noches de vigilia frente al congreso), los trabajadores judiciales (que llevaban un mes en paro), los médicos (que cumplían dos meses en paro), los presos (en huelga de hambre), las madres de guarderías comunitarias en movilización, entre otras manifestaciones que no tenían trascendencia nacional.
En ese contexto se planteó desde algunos gobiernos locales identificados con la Izquierda Democrática (social democracia), para el día 13, la realización de un Paro a lo largo de la región sierra del Ecuador, principalmente en Quito. La capital fue donde se localizó el grueso de la protesta en la que cabían múltiples actores, autoconvocándose a la movilización, entre ellos el movimiento indígena - la CONAIE - que planteaba tomarse simbólicamente la capital (cosa que no ocurrió, incluso en las provincias donde está su mayor fuerza no se movilizaron). La violenta y brutal represión de ese día, hizo que a través de los medios de comunicación la movilización no apareciera contundente y que se muestra incapacidad en la convocatoria y por ende el fracaso del paro.
Para ese momento el pueblo de Quito había sacado a empujones a las autoridades que convocaron a la movilización (el Alcalde Paco Moncayo y el Prefecto, así como a otros dirigentes de izquierda que se encontraban del lado del gobierno) y que encabezaban la marcha, pues era evidente que no tenían capacidad de dirección y menos, responsabilidad frente a la población que heroicamente resistía la violencia estatal. Dado que el pueblo no tenía los medios para confrontar a la policía y sostener la lucha, se debió crear otra estrategia, desde el mismo pueblo, que se auto convocó a través de radio la Luna a continuar la jornada de lucha, en los barrios y plazas de la ciudad, aplicando el escrache, en los lugares donde sea posible (principalmente los casa de los principales ministros del régimen). Se había decidido que la principal arma sería la cacerola y la voz: "que se vayan todos, primero el dictador" "ni un presidente, ni uno más, vamos a crear la asamblea popular", "y donde está que no se ve, el dictador del Coronel". El mejor momento sería la noche y la convocatoria general, que nadie se quede en la casa era la consigna. Con esta estrategia se logró romper el discurso oficial de "hay que trabajar para producir y no salir a protestar, pues el país necesita trabajo y no paros". En la noche la mayoría de la población está en casa y dispone de su tiempo, por tanto la noche se convirtió en cómplice de la movilización y el mejor momento para tomarse la calle.
Esa noche, el 13 de Abril, día del maestro ecuatoriano, la población de Quito daba una cátedra de dignidad a la tradicional clase política, intelectual y social, planteando escenarios diferentes de lucha y estrategias novedosas de resistencia (el reventón, el cacerolazo, el rollazo, el golpe de estadio, el mochilazo fueron los nombres para las distintas formas de protesta en los ocho días que duró la movilización), basados principalmente en la irreverencia y que provocan una reacción que se concreta en la presencia masiva de la población. La característica de esta movilización auto convocada era la toma del espacio público y la no violencia activa. Hay que señalar que cuando esta se producía, venía de parte de la policía y el ejército que cuidaban "al mejillón", entonces lo que la población hacía era defenderse. Abril nos deja una serie de experiencias y análisis que bien vale tomarlas en cuenta.
Para morirme de hambre no necesito patrón
Graffiti de Quito
Después de los estudios, soy guardia en una empresa. Mi jefe es un tirano, cuando quiere nos insulta, y siempre trata de mostrar su imagen autoritaria, por que el nos paga. Yo soy militante y con mis compañeros estamos claros que para cambiar el país, es necesaria una lucha de clases, por ello estuvimos en todas las marchas de abril. Pero también estuvo mi jefe, en otro lado de la ciudad y con su carro y su familia, lo vi en algunas imágenes de la televisión aguantando gas. Eso me produjo un conflicto: ¿el que me explota puede ser mi compañero de lucha? ¿Peleamos por lo mismo? ¿Tenemos las mismas motivaciones? ¿cómo debemos entender esto?
Mucho se ha hablado de que esta fue una movilización de la clase media de Quito, y que la clase media se movilizó por cuestiones de dignidad y por qué estaba cansada de una vergonzante forma de gobierno (mas no por situaciones de opresión y entreguismo a USA que caracterizó al anterior gobierno), se dice mucho al respecto sobre la condición de clase del grueso de la población que estuvo en las calles. Por esa misma condición de clase de la población, se trata de restarle el valor que tiene esta acción, desprestigiando sus contenidos y las posibilidades de cambio que presenta.
Uno de los principales argumentos que se mencionaba es que, quienes salían en la noche con cacerolas eran "aniñados" (gente que tiene su vida resuelta ligada a la pequeña burguesía), que no había "pueblo", entendido este como la población, marginada y empobrecida de sectores populares e indígenas. En este sentido, al igual que en otros en las jornadas de abril, se vio una coincidencia discursiva de parte de sectores de izquierda y derecha, en cuanto a desprestigiar la movilización, algunos de los argumentos eran los siguientes: "les falta dirección y discurso político de la movilización", "los aniñados no saben confrontar a la policía", "son un puñado que no representan a nadie", "no están claras sus demandas", entre otros argumentos, que se escucharon en todas las noches.
Pero ¿qué significa la amplia presencia de sectores de clase media en una movilización que terminó con un gobierno despótico? al respecto algunas pistas:
El pueblo, entendido como aquel sector social empobrecido, que geográficamente se ubica y vive en barrios populares y comunidades alejadas de todo servicio básico, compuesto por obreros, estudiantes, mujeres, migrantes, indígenas, etc. Ese pueblo, como categoría social y política, ha estado en disputa por la izquierda y la derecha, esta última con mayores ventajas, usando los medios de comunicación, los centros de estudio, el comercio, etc. para cooptar y posicionar su estrategia de dominación. El efecto de ello es que, aquello que se conocía como pueblo, por efecto de la política del manoseo (del populismo de derecha y de izquierda) se lumpenizó terminado por degradarlo, envileciéndolo y postrándolo.
Es decir el pueblo, otrora sujeto de transformación para la izquierda, se convirtió (por efecto de la política económica, estrategias de organización corroídas, corrupción, clientelismo, etc.) en objeto funcional para la estrategia del capital, para la derecha. Esta constatación nos lleva a pensar que es necesario enriquecer la categoría pueblo; llenarla de nuevos significados, de nuevas potencialidades, de nuevas identidades, de nuevas luchas. Es decir, ya no podemos seguir mirando al pueblo desde una posición lastimera (incluso humillante), como aquella que lo entiende como masa, con falta de capacidades y que por tanto, requiere de algunos iluminados para que le aclaren el camino. Se requiere por tanto también, reconsiderar las maneras de insertarse a fin de constituirse en sujetos de emancipación.
El abril de los forajidos nos deja en claro, no por obra y gracia de los intelectuales o de los preclaros compañeros de izquierda, que el pueblo también ha sido la clase media. Pero ¿por que ahora la clase media aparece como tal?, de alguna manera se puede explicar porque esta no estuvo en disputa. Siempre fue considerada por la izquierda sin potencial emancipatorio, esto por el mismo hecho de ser ubicada en un espacio social intermedio. Se consideraba también que el "arribismo" que la caracterizaba, la hacía menos disputable. Lo que queda claro también es que, la clase media no se veía reconocida, ni identificada en la categoría pueblo, tal y como la izquierda y derecha la concebía.
De ahora en adelante cualquier propuesta de cambio que se plantee, no puede desconocer a este amplio sector, incluso pensando en términos de revolución. Al parecer la lucha de los forajidos nos llama urgentemente a replantear esta y otras categorías, a pensar con profundidad los aspectos que defendemos, incluso la categoría clase, debe ser repensada y dotada de nuevos sentidos; no podemos morir en el intento.
Nuestros sueños no caben en sus urnas
La lucha nos da, lo que las urnas nos quitan
Graffitis de Quito
La irreverencia que cuestiona y se burla del Poder (al que se llega vía electoral), parece ser una de las grandes lecciones que deja la forma de lucha del pueblo de Quito. Esta irreverencia se expresó de múltiples maneras, con cantos, graffitis, bromas, etc. Al parecer, sin humor la caída de Gutiérrez y la de los últimos presidentes, no habría sido posible. Al parecer la fiesta, aquella que ocupa la calle se convirtió en estrategia de lucha. Pero que significa el humor, como elemento fundamental, en los últimos procesos de resistencia y lucha en el Ecuador de la última década? Esta es una pregunta compleja, para lo cual podemos ensayar algunos elementos de respuesta.
Según algunos estudiosos del mundo Andino, entre ellos Enrique Hurbano, el humor, la mofa, lo lúdico, la fiesta, la posibilidad de volver el mundo al revés cada cierto tiempo (como en los carnavales o el año viejo t ahí burlarse de la situación y los líderes), es parte de un complejo social, cultural, simbólico y político, que se ha construido y mantenido históricamente y que se encuentra en nuestro inconsciente colectivo como parte de nuestro ser. Según este autor, lo lúdico, la broma, el chiste, la máscara de doble lado, sería la forma, pacífica en la que las sociedades andinas resistieron a la opresión española, era la manera como se transferían conocimientos, se cuadraban matrimonios, es decir se conservaba las formas sociales (sus instituciones y sus símbolos) que se expresan de manera sincrética. Sólo disfrazándose como español, se podían burlar de él, cosa que sería imposible de manera cotidiana. Sólo representando con monigotes al patrón, se puede latiguearlo y al final del año quemarlo y al hacerlo reírse de él. Entonces el Mundo Andino (entendido como sociedad que conserva una forma de ser histórica y cultural que en determinados momentos se hace presente), mostró su mejor rostro en el Abril de los forajidos, donde las más diversas formas de protesta se hicieron presentes; pero todas mostraban algo, se desacralizó al Poder (Democracia, autoridad, Estado) y se perdió el respeto por quienes nos dirigen.
El abril de los forajidos fue también un espacio burlesco, que rompía con la formalidad de la lucha/combate según el formato y la simbología de la izquierda y que recuperaba otros tonos, igual de válidos, igual de efectivos. La virtud de estos momentos es que reconfigura la realidad, dándole más sentidos, más temas, más razones para vivir. Otro elemento que nos deja la irreverencia como forma de resistencia es, la lucha desde la alegría y no solamente desde el sacrificio (que fue como nos enseñó la izquierda) y a través de esta alegría (la de los niños, de los vecinos, de las mas de casa) interpelar a los responsables de la situación socio política, de forma burlesca, osada, irreverente, sacándolos (representados en monigotes), bajándolos de su curul a la plaza de barrio, poniéndolos de igual a igual, es decir des sacralizándolos, como diría Galeano "haciéndolos mortales".
Para mostrar como la irreverencia se mostró en las jornadas de abril, ponemos a considerar algunas escenas.
"A la guan, a la tu, a la tri y a la for, soy forajido"... así empieza el texto de la canción símbolo de las luchas de abril, que compuso el cantautor y director de radio la Luna Ataulfo Tobar. La idea surgió cuando el ex presidente, el jueves 14, en rueda de prensa denunciaba que un grupo de "forajidos" fue a su casa a interrumpir el sagrado sueño de su familia. Lucio hacia referencia a la estrategia del escrache, que hacían los vecinos del barrio donde él vivía. El término forajido es un término militar (muy usado en Colombia por el ejército para referirse a la subversión y a todo aquello que se le parezca), pero además hace referencia a las personas que huyen y no dan la cara. Este hecho hizo que la población de la ciudad, esa misma noche se auto denominen forajidos, con letreros y pancartas que decían yo soy forajido, mi nombre y número de cédula son...
La humanidad ha sido testigo de hechos parecidos, por ejemplo cuando en el imperio Romano, la revuelta de los esclavos terminó con el grito de "todos somos Espartaco"; o cuando en el México del EZLN, el Estado anunciaba que ya se conocía la identidad del sub Comandante Marcos, la ciudad entera se movilizó con capuchas, diciendo "todos somos Marcos". La historia del Ecuador recoge una sola vez un hecho así, cuando Fernado Daquilema indio concierto de las haciendas de Chimborazo, se levantó contra el Estado y en una lucha con ribetes anti sistémicos, quiso fundar una nueva Nación, los indios para defenderlo caminado a la muerte gritaban "todos somos Daquilema". En el abril del 2005, el pueblo de Quito, ante la ignominia de un gobierno despótico, dijeron con todas las formas posibles, "todos somos forajidos".
Eran las 20:00 del viernes 15 de abril, los noticieros se interrumpieron, Lucio Gutiérrez, junto con el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y sus principales ministros aparecía en televisión, para decretar el Estado de emergencia Nacional y también disolver la Corte Suprema de Justicia. La medida significaba el inmediato toque de queda y la supresión de todos los derechos a la ciudadanía. Intentaba sobre todo frenar, la serie de movilizaciones nocturnas que se venían dando y que obviamente no le dejaban dormir. La población lejos de amedrentarse, se volcó a la calle y durante la noche, en distintos puntos de la ciudad, salía para demostrar que ya no le creían al dictador, que ya le perdieron el respeto a él y a las instituciones de un Estado que no supo construir "el bien común". Muchas de las consignas de esa noche eran: "estado de emergencia, jaja, jaja", "estado de emergencia, es hambre y violencia", "a la policía le quedan dos caminos, estar junto al pueblo o ser sus asesinos". Al medio día, del sábado 16, cuando la gente se hacía presente en las calles de forma masiva, Gutiérrez, derogó el Estado de Emergencia, los argumentos para ello es que se había cumplido con el objetivo. Nada más lejano a la realidad, pues lo que pasaba es que, en sectores de las fuerzas armadas, específicamente en la brigada de fuerzas especiales (a quien se les encargó reprimir al pueblo) se produjo una insubordinación, al parecer nadie quería mancharse con la sangre del pueblo. El estado de emergencia había caído, al igual que la hasta entonces "férrea estructura de mando militar". El pueblo siguió en la calle.
Hace dos días había caído el dictador, el bus urbano en el que viajábamos de a poco se llenó, pero el señor chofer permitía el ingreso de más personas, ante lo cual una mujer de mediana edad reclamó, sin ser tomada en cuenta, esto hizo que se levante más la voz, sin repuesta, ante lo cual la mujer cantó una de las consignas anti Lucio, que fue seguida por todas las personas del bus, y el chofer no tuvo más que aceptar el reclamo. La mujer terminó diciendo ya no nos vamos a dejar pisotear de nadie, ahora ya se que hay que reclamar, sino no, nos toman en cuenta, hay que volverse forajido para que le escuchen. Con aplausos continúo la ruta.
Abril nos deja también la idea (generalizada en la población) de que la protesta produce resultados, que es necesario que el respeto y los derechos de las personas sean respetadas en todas los espacios de vida. la idea general es que por otro lado, ya no se va a dejar que las cosas sigan como están, hay que ejercer el derecho a la protesta y reclamar (en cualquier escenario donde sea posible), ese es uno de los logros de las jornadas de abril.
La única iglesia que ilumina, es la que arde
Graffiti de Quito
En Ecuador y especialmente en Quito, cualquier proceso de lucha o reivindicación termina en el lugar considerado como centro de Poder, en este caso el Palacio de Gobierno, ubicado en el centro colonial de la ciudad. A este lugar llegan las marchas, a este lugar llegan todas las autoridades nacionales, por tanto es el lugar donde se definen muchos temas de la política nacional. Por ello, este era el mejor lugar para presentar cualquier tipo de descontento contra el gobierno central, es también el lugar donde se definió la caída de los últimos gobiernos, a través de la toma efectiva del lugar por parte de los manifestantes. El gobierno de Gutiérrez, había aprendido de estas experiencias y por ello, como militar que era, armó una estrategia militar para enfrentar las jornadas, la estrategia consistía en cooptar, dividir y derrotar. Esta estrategia en lo concreto tuvo dos expresiones claves:
Se requería que el centro de la ciudad sea blindado, así se hizo. A Quito se trasladaron 10 mil efectivos entre militares y policías, se contaba con vallas, alambradas, caballería, brigadas anti bombas, brigadas de perros de guerra, inteligencia y vehículos blindados. La policía estrenó nuevos equipos anti motines, tipo robocop; meses antes se habían comprado 80 mil bombas de gas con un químico especial que aumentaban su potencia y peligrosidad (este material está prohibido en las convenciones internacionales); durante el 2004 se envió personal antimotines de la policía a especializarse en Europa, Japón y USA en nuevas tácticas de represión. Con todo esto se esperaba defender el "Derecho Constituido". El centro era in penetrable, diez cuadras a la redonda nadie podía circular. Se armaron para defender el Poder, por que entendían que este sería el lugar donde se definía la situación, pero no fue así, el pueblo aprendió de la historia reciente y usó otras estrategias, otras rutas, sacó al poder de su espacio y se burló de él; ya no importaba donde esté.
La avenida Diez de Agosto, por cruzar longitudinalmente la ciudad, ha sido históricamente considera como la calle política del Ecuador, pues es desde ahí desde donde partían todas las marchas y movilizaciones, es ahí donde, se producían enfrentamientos con la policía y se escribía la historia de la nación. Sin embargo después de la represión del 13 de abril, el escenario de lucha para los Quiteños cambió y con él las estrategias, ahora se manifestaba en el barrio y se usaba la cacerola; se descentralizó los escenarios de lucha, ahora ya no se marchaba por la diez de Agosto para tomarse el poder, ahora se lo hacía en el barrio, en la avenida de los Shyris o la Villa Flora, para retomar el barrio y construir asambleas populares.
Conforme avanzaban los días, la lucha iba tomando forma y las herramientas para enfrentarla se multiplicaban; es así que por primera vez el teléfono celular se convierte en el mejor mecanismo para romper la incomunicación de los medios masivos, en la noche del 19 de Abril se enviaron 300 mil mensajes de texto (en una ciudad de 2 millones de personas), algo insólito hasta ese entonces, un número parecido de llamadas se producían, es decir, los avances de la tecnología, rompieron incluso con el monitoreo y seguimiento que los aparatos de seguridad mantenían a las líneas de dirigentes y líderes políticos. Junto con esto también el correo electrónico fue otro de los recursos tecnológicos que la población usó.
Definitivamente el mejor recurso fue el boca a boca que se manifestaba en el barrio, en la calle, en la plaza y que se lo hacía entre individuos que en su vida se habían conocido, así se autoconvocaba, así se informaba y así se movilizaba. No se puede desconocer el valioso, quizá imprescindible papel que jugó radio la Luna en todo esto, hacia este medio de comunicación acudía la gente para decir lo que sentía sobre el dictador (para plantear sus estrategias de lucha o para manifestar su malestar), hacia allá se reportaba (cualquier persona que era testigo de un hecho, desde cualquier parte de la ciudad se convertía en reportero y lo hacía en vivo, directamente, identificándose como el forajido cuyo nombre y número de cédula son.... así se rompió el cerco informativo, así se autoconvocaba, así todos nos enterábamos de todo en tiempo real, nadie poseía la información, nadie la controlaba, todos nos escuchábamos, todos participábamos. Así sabíamos que mientras los militares le quitaban el apoyo a Gutiérrez mucha gente llamaba a otros que se dirijan al aeropuerto para impedir que el dictador huya, así se hizo, todos colaboraron, así se pudo ingresar a la pista e impedir que el avión despegue.
En la noche del sábado 16 de abril, dos grandes marchas avanzaban por la ciudad, una desde el norte que había salido de la avenida de los Shirys (otrora espacio para que los aniñados muestren sus innovaciones en tuning), la otra desde el sur, la Villaflora, espacio referente de los sectores obreros de esta parte de la ciudad. Como a las 10:00 pm. Las dos marchas fueron impedidas de avanzar, por el bloqueo de la policía, que bajo el argumento de evitar confrontaciones pues en los alrededores se encontraba una marcha de respaldo a Gutiérrez, pidieron a los marchantes esperar, hasta que ellos despejen el área. Después de 30 minutos, se retiraron las vallas, y las dos marchas avanzaron, hasta encontrarse a mitad de camino. En ese momento algo insólito pasó. Los dos sectores de la ciudad, normalmente indiferentes unos de otros, apuraron el paso y corriendo se abrazaban de alegría en un encuentro con sabor a victoria, un encuentro que cotidianamente no era posible, un encuentro que sólo las ganas de cambiar el Estado de cosas hizo posible. Los cantos las consignas y las formas de lucha se combinaron automáticamente, y todos gritaban las mismas cosas. Poco a poco la gran marcha iba rodeando la casa de gobierno, que se encontraba a sólo dos cuadras, al sentirse rodeada, la policía arremetió contra la población y en algunas esquinas se iniciaron focos de resistencia, el enfrentamiento duró hasta las tres de la mañana, cuando el cansancio y las bombas mermaron la potencia de la marcha. El domingo día de fútbol, la estrategia se llamaba, golpe de estadio...
El gobierno de Lucio Gutiérrez, se caracterizó por que usó, en la misma intensidad, medidas fascistas de choque como política de Estado, así como medidas demagógicas de compra y cooptación de voluntades. Era necesario frenar la resistencia popular legítima, por una arremetida popular ilegítima, financiada y movida desde el gobierno. Para ello se diseño una estrategia de anti marchas, desde el Ministerio de Bienestar Social a cargo del ex presidente de la CONAIE, una brutal estrategia de envilecimiento que consistía en pagar gente (10 USD más alimentación por día) y bajo promesas de recursos, obras esenciales en sus poblados, para que se movilice a favor del gobierno, "el mismo día y a la misma hora" que marchaban los contrarios al gobierno. A esto se agregaba la presencia de paramilitares, entrenados para proteger al gobierno de Gutiérrez, cosa que quedó claro en el día que Lucio cayó.
Al amanecer del día 20, los "reporteros voluntarios" de la Luna informaban desde distintos puntos de la ciudad, que miles de buses con gente de la costa, la sierra y la amazonía entraban a la ciudad para respaldar al gobierno, estos eran traídos a la capital por el partido de Gobierno. La resistencia desde los barrios no se hizo esperar, se bloquearon las vías de entrada a la ciudad con vehículos, impidiendo el paso. La reacción de quienes llegaban armados con machetes, palos, y armas de fuego, fue violenta, destruyendo los vehículos, golpeando transeúntes y en definitiva enfrentándose entre pueblo. Ellos venían, pagados, a marchar en defensa del gobierno, muchos de estos eran conscriptos y soldados de civil. La noticia corría por toda ciudad, un grupo de Gutierristas ya habían entrado durante la noche, intentando ocupar al amanecer los principales lugares donde se concentraban las protestas contra el régimen, pero el grueso de la contra marcha todavía no llegaba, avanzaba lentamente por el bloqueo de la población. Había que detenerlos.
Desde el Ministerio de Bienestar Social se había organizado una impresionante estrategia para que la gente financiada por Gutiérrez pueda resistir hasta veinte días en Quito. Se buscaba, con la presencia de toda esta gente, acallar cualquier forma de protesta. Para ello se usaba toda la infraestructura estatal (usando recursos de fondos externos de países amigos que no entraban al presupuesto nacional y por tanto no eran monitoreados por Contraloría). Parte de esta estrategia consistía en:
Esta estrategia paramilitar se armó a espaldas de la ciudadanía y sólo se conoció días después de la caída de Lucio. Con todos estos antecedentes, el día 20 de Abril se agudizó la confrontación, que hasta ese momento era pacífica y contra la Policía, convirtiéndose en violenta y pueblo contra pueblo. Muchos de los que llegaron, compatriotas/hermanos de otras regiones del país, no sabían la dimensión del escenario al que eran traídos, cuando lo vieron, se regresaron pacíficamente. Ante esto que se había preparado la ciudadanía actuó en dos escenarios, que se convirtieron en espacios de lucha, pueblo contra pueblo.
La Floresta, que es un barrio clase media, de alrededor de 20 mil personas, punto de confluencia de varias vías que vienen de fuera de la ciudad y lugar donde se encuentran los espacios escogidos para acampar por los gutierristas (El Coliseo Rumiñahui y La Escuela Politécnica Nacional). Fue uno de los escenarios donde se presentó un enfrentamiento generalizado. Este barrio es donde se ubican una serie de delegaciones diplomáticas (incluida la embajada de USA y la casa de su embajadora), así como ONGs, sedes de organizaciones sociales, varias universidades privadas, hoteles de lujo, incluso el World Trade Center; es también un barrio de artistas, bohemios, intelectuales y políticos. Es decir es un barrio que por su conformación social y de clase no representaba ninguna amenaza para que los gobiernistas acampen y era un barrio (hasta ese entonces) con ninguna capacidad de movilización.
A las 7:oo de la mañana, la gente de Gutiérrez, al intentar ocupar la EPN, se enfrentó con los estudiantes, que al entender las intenciones del gobierno, no permitieron que esto se diera y capturaron algunos buses (en los que se transportaban), los cuales fueron apedreados y usados para bloquear la calle e impedir el ingreso de otros buses, desde esa hora los estudiantes se movilizaron, como en días anteriores, y se enfrentaron con la policía que quería recuperar esa universidad para campamento de los recién llegados. Eso no fue posible por la respuesta heroica de los estudiantes.
Desde las 9:00 am el barrio autónomamente se empezó a movilizar, se cerraron negocios, se generaron barricadas (con todo tipo de objetos) piedras, llantas, carros, palos, etc. En cada esquina la gente de ONGs, negocios, artesanos, hacía barricadas. Los ejecutivos y amas de casa se juntaban para impedir que más Gutierristas lleguen, nadie tenía claro la dimensión de lo que se acercaba, nadie dirigía la resistencia, todos detenían el tráfico, gritaban consignas y se daban apoyo. La Floresta así se convirtió en una trinchera infranqueable. A las 10:oo am todas las universidades privadas habían salido, las ONGs dejaron sus trabajos, todo el barrio se tomó la calle.
A las 10:30 la radio informaba que la gente de Gutiérrez se acercaba a la Floresta caminando, pues dejaron los buses kilómetros antes para que no sean apedreados, ante esto la gente del barrio se preparó con varias barricadas, muy altas y armó el mejor escenario, había una sola entrada posible y varias barricadas en el trayecto, ahí serían detenidos. Nadie quería enfrentamiento, pero tampoco dejar que pasaran. Lo inesperado es que el ejército y la Policía viniera protegiendo el avance de alrededor 5 mil personas armadas de machetes y palos, en apoyo al gobierno. Al llegar a la primera barricada, la policía tiró gas y el ejército disparó algunas ráfagas, el inesperado ataque, a bala, hizo que se genere un caos entre quienes resistían y se dio el repliegue a la siguiente barricada, esto estuvo acompañado por el avance de los blindados del ejército que se abrían paso por los obstáculos puestos para detenerlos, detrás de los blindados venía la gente que había sido traída con 10 USD.
Esto se repitió por todas las barricadas, hasta llegar a un espacio mucho más amplio, donde se encontraba la mayoría del barrio, que al paso de los blindados arrojaban piedras, palos, molotovs, etc. Obviamente se dieron los primeros choques (cuerpo a cuerpo) con la gente que venía detrás de los blindados, esto continuó por casi 30 minutos; ahí se dio el primer rompimiento de la marcha gutierrista. Doscientos metros más adelante, al llegar al coliseo Rumiñahui, un amplio redondel, recibe a la marcha gobiernista y encuentra a 5000 estudiantes de la EPN que no quieren permitir que su universidad sea usada como campamento y a pesar de los blindados y las balas del ejército se enfrenta y rompe la marcha. Los blindados y el grueso de la marcha toman otra ruta y en la huída atropellan y matan a una mujer (de su propio grupo). Otro pequeño grupo de la marcha no encuentra una salida rápida e inmediatamente (sin blindados que les proteja) se enfrentan, por varios minutos, quedando a lo largo de la cuadra una serie de heridos, que la cruz roja no alcanza a atender. Los estudiantes de la Politécnica cantan victoria, una vez más impidieron que sea tomada su universidad, ellos no retrocederan. El objetivo del gobierno fracasó, la toma de la ciudad y de puntos estratégicos no se logró. A las 11:oo am del día 20 de abril, el Comandante de la Policía renuncia, no quiere responder a las ordenes de disparar al pueblo. La caída de Gutiérrez era inevitable.
El Ministerio de Bienestar Social, se convirtió en el lugar desde donde y hasta donde llegaban todas las estrategias para frenar la movilización forajida, antes y durante la misma. El día 20 cuando habían entrado un sinnúmero de gutierristas a la capital, el pueblo de Quito que se encontraba alrededor de esta dependencia de Estado, molesto por el uso indebido de la dependencia pública reclamó el mal uso de los fondos y el uso de los mismos para enfrentar pueblo contra pueblo. Esto generó una violenta reacción de los recién llegados, que apoyados y protegidos por la policía se enfrentaron con la población. Desde el edificio del Ministerio se disparaba, desde las esquinas se disparaba, desde las paredes se disparaba, desde el despacho del Ministro se disparaba. Desde la calle se resistía heroicamente con palos, gritos y piedras. Los heridos fueron muchos. La resistencia pudo más.
La estrategia paramilitar del gobierno de Gutiérrez se había puesto en marcha. Se había traído civiles armados que fueron preparados y entrenados fuera del país, estos mientras atacaban a la población, eran cubiertos por la Policía (las imágenes de la televisión son contundentes). Esto generó mayor indignación entre la población que con más fuerza resistía con lo que podía, logrando rodear a los paramilitares en el edificio del ministerio, que hasta entonces era su trinchera y que luego fue incendiado. Los bomberos salvaron de morir al grupo de paramilitares que después y por presión de la población fueron detenidos por un grupo especial de la policía. Algunos de ellos habían recibido hasta 40 mil dólares para impedir que la población continúe en la movilización. La dignidad pudo más.
En este país hasta los comunistas son de derecha
Graffiti de Quito
Es cierto y no hay como negarlo, que entre los forajidos, también hay foragiles que están pescando a río revuelto y así consolidando un proceso sistemático de lucha anticomunista, que a través de esto se está generando procesos peligros de conservadurismo. Dejar pasar esto o pensar que no es así, nos convierte en fora giles. Por ello la primera tarea para la izquierda a partir de las movilizaciones de abril es combatir a capa y espada este posicionamiento anticomunista. Como se evidencia esto es quitándole contenido social, transformador a la movilización de abril, se intenta vaciarle de postulados desprestigiando sus contenidos y luego defendiendo una supuesta "identidad" de forajidos, que no existe. Identidad que se caracterizaría en la persona pasiva, que no actúa cuando le toca.
Los hechos de abril también son un fuerte campanazo contra la izquierda para que reaccione. Esa izquierda que se revolcó y embarró en la cloaca de la institucionalidad, creyendo que con eso se generaba condiciones para la revolución; pero con ser parte lo que hacía es mantener el Estado de Derecha. Por todo ello se confirmó la máxima que desde la época del viejo Quijote se mantiene hasta hoy "no hay peor ciego que el que no quiere ver" y la izquierda del Ecuador no quiere ver, oír, sentir. Esto amerita un análisis mas profundo, al respecto algunos elementos:
Como nunca, ahora se evidenció una lucha de sentidos en las jornadas de abril. Esto por que se puso en escena toda la capacidad humana creadora, que se evidenció en que, lo que más se ejercitó fue el derecho a hablar, sin necesidad de teorizar, sin que se tenga los "elementos políticamente correctos" para hablar, entendidas estas como categorías marxistas o sociológicas. No eran los "cuadros", "los intelectuales", "los teóricos", los que decían que hacer o por donde ir (eran las amas de casa, el señor de la tienda, la ejecutiva y la secretaria) las que interpelaban el sistema, desde su sentir y desde su actuar cotidiano, usando pitos, ollas o el humor; burlándose del machismo y de los machos, de los líderes y del liderazgo.
El Abril del 2005 puso en evidencia también que la objetividad positivista (aquella que reclama la ciencia) que se caracteriza por mirar "el objeto" en este caso, la sociedad y el ser humano, desde la distancia adecuada para entenderlo, interpretarlo y predecirlo, es una objetividad poco comprometida y desmovilizadora, por tanto es funcional al Poder. Este discurso objetivista, es propiedad privada de los intelectuales y académicos de gabinete; los mismos que cuestionaron y criticaron la movilización de abril, los mismos que defienden un discurso de la ciudadanía y no del pueblo, que hablan de actores sociales y no de clase, del empoderamiento y no del Poder. Estos mismos intelectuales, construyeron a través de estos discursos, la idea de "Ciudadanía", una ciudadanía sin barrio, que recién es recuperado por el Pueblo que cuestiona el Poder y se toma la calle. Finalmente, la objetividad científica e intelectual quedó en evidencia frente al valor de la palabra comprometida del pueblo en la calle.
Finalmente podemos decir que el papel que jugaron los actores políticos (de derecha e izquierda) durante el gutierrato, abre un debate fresco sobre el que hacer político y de la política en el Ecuador. Este debate es altamente necesario y positivo y genera muchas expectativas para los sectores de izquierda. Esto mirándolo desde las posibilidades de construcción de un bloque popular que en realidad transforme las condiciones para las clases subalternas, es altamente positivo, la duda surge en tener la capacidad para cosechar a partir de estas excelentes condiciones, el tiempo lo dirá.
Antes del 13 de Abril, los indígenas, tal como lo venían haciendo en la última década, plantearon al país la realización de movilizaciones y no descartaron un levantamiento en contra del Gobierno de Gutiérrez, sumándose al paro convocado por las autoridades provinciales en la sierra del Ecuador y junto con otras organizaciones sociales que se unieron el llamado Polo Autónomo, que planteaba un nuevo gobierno.
El 13 de abril, era evidente que el otrora movimiento indígena que hacía temblar gobiernos y al modelo, ya no era el mismo, la presencia de un grupo de no más de 200 indígenas en Quito, así como la poca capacidad de movilización y convocatoria en las provincias más fuertes, daban cuenta de que la estrategia de Gutiérrez, de dividir, cooptar y fraccionar, a este y otros movimientos sociales del Ecuador, había dado resultado. Los dirigentes fueron concientes de esto y por ello bajaron el tono del discurso.
El Ecuador estaba acostumbrado a que una movilización que se respete y que genere cambios debía, necesariamente contar con el movimiento indígena, si este no estaba, no había peso en la movilización, no era contundente, el gobierno no escuchaba; otro elemento de esta forma de lucha era la presencia masiva y multitudinaria de los indígenas en la capital, la toma de la capital era el mejor signo de que el gobierno iba a caer.
"El movimiento indígena: el gran ausente", decían algunos titulares de los periódicos; tenían razón. A través de lo que pasó con el movimiento indígena, se puede entender otra forma de gobierno de Gutiérrez, que consiste en dividir, cooptar y desmontar las organizaciones sociales, empezó con los sindicatos petroleros opuestos a la privatización de las áreas estratégicas, se intentó acabar con el sindicato de los trabajadores judiciales, continuó con los sindicatos de la salud y los servidores públicos y paralelamente con los indígenas.
La estrategia era sencilla: cooptar a través de prebendas y puestos en la función pública a dirigentes de mandos medios, además de ofrecer obras de interés comunitario a los líderes comunales, así como crear (con indios resentidos) "nuevas organizaciones indígenas" es decir se constituían otras organizaciones - sin base social - para canalizar "la ayuda que los dirigentes de la CONAIE" no quieren que llegue a las comunidades. Es decir se pasaba por sobre las estructuras de la organización indígena y así se llegaba directamente (el presidente entregaba, palas, picos, azúcar - espejitos y alcohol - perdón esta es otra historia).
Tres años de una política sostenida de asistencialismo, compra y manipulación, lograron lo que los últimos cuatro gobiernos no lograron: romper y debilitar al movimiento indígena más importante del continente. Por eso ellos, al igual que la izquierda agremiada, fueron los grandes ausentes del abril de los forajidos.
El estado natural del hombre no es el Estado
Graffiti de Quito
"Hagamos el ejercicio de cerrar los ojos, los oídos, la boca , por veinticinco años. Imaginemos que después de todo ese tiempo usamos nuestros sentidos. Ese es el significado de todo esto que vive nuestro país, ahora nos damos cuenta que nos robaron todo este tiempo, que creímos que esto que vivíamos era la democracia; pero ahora tenemos tanto para mirar, para oír, y crear, por nosotros mismos, ya no vamos a delegar" Asambleísta de la Floresta.
La huída de Alberto Dahik (en ese entonces vicepresidente de la República) en 1994, era la constatación de que el Ecuador iniciaba una etapa de transición democrática, quizá la más dura en términos políticos y económicos. El neoliberalismo había llegado para quedarse y se hacía sentir con fuerza en la política nacional y en la población a través de grandes procesos migratorios. Esta etapa (1994-2005) se caracterizó por una permanente inestabilidad social, económica y sobre todo política, que se reflejó en que en menos de una década el Ecuador haya tenido siete presidentes (y la caída de 3 por efectos de las movilizaciones sociales), en el desprestigio de las instituciones básicas del Estado (congreso, Corte suprema, FF.AA, la iglesia), así como de la pérdida de soberanía monetaria y militar, entre otras cosas. Esta etapa se caracterizó también por el surgimiento y consolidación de una serie de actores sociales nuevos, como los ecologistas, indígenas, sectores juveniles y mujeres, que protagonizaron las principales luchas de esta década. Sin embargo de ello, de esta etapa nos queda la claridad de saber que estamos en transición, el problema es hacia qué o hacia donde. El abril de los forajidos de alguna manera nos muestra que estamos llegando a la recta final de este proceso. Es evidente que el desgaste de las organizaciones sociales es también el reflejo del desgaste del Estado.
Paradójicamente este desgaste de las organizaciones sociales (movimientos y partidos), se da por profundos procesos de institucionalización de las mismas, que en pocas palabras se concreta en la errada estrategia (de la izquierda) de intentar cambiar el Estado desde dentro de él; no se puede matar al cocodrilo, dejándose comer por él. Lamentablemente las organizaciones de izquierda cayeron en esta trampa. Es decir, la institucionalización es la gota que pone en evidencia, que el extravío de sectores alternativos tiene características profundas, este extravío es la punta del Iceberg de aspectos más complejos que la izquierda tiene que corregir.
Paradójicamente, esta es al etapa más democrática en la historia del Ecuador, el pueblo se ha manifestado a través de procesos electorales, como también a través de movilización, protesta y lucha (reconocidos como posibilidades democráticas) para defender el carácter estatal de los bienes estratégicos, frente a la amenaza neoliberal que lo privatiza todo. Sin embargo de ello, la participación democrática, no ha significado la superación de las condiciones de inequidad social y menos de aumento de eficiencia del Estado. Tampoco significó que la población se acerque al Estado, que lo haga suyo; este más bien se ha convertido en extraño, desconocido y arisco, incluso para sus principales defensores. Abril nos deja el mensaje que (esta última década) hemos defendido algo que no conocíamos y que no ha sido construido para nosotros, sino que ha servido como instrumento de consolidación oligárquica, y que por tanto para cambiarlo, se requiere más que dejarse comer por él, se requiere más que botar tres presidentes, se requiere más que tener los movimientos sociales más poderosos del continente.
El abril del 2005 es la muestra del desgaste de un modelo de Estado, de Democracia, de una forma de Gobernar (con dictadura o con demagogia), de una forma de hacer e interpretar la política, que ha tocado fondo. Es la muestra de que el modelo neoliberal y por ende, el sistema del cual se deriva no son de ninguna manera el modelo a seguir. Es la evidencia que los intentos multilaterales por aplicar estrategias económicas, donde prime el mercado y no la persona, son lo más anti democráticos que existe, por tanto son ajenas a cualquier forma de ética (por eso en su seno se desarrollan los peores aberraciones de corrupción política y económica). En consecuencia queda la tarea planteada para que los hechos de abril sean verdaderos pasos para construir el camino que nos lleve al horizonte que queremos.
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