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Ecuador: El TLC y la tierra prometida

René Báez

Agencia Latinoamericana de Información (ALAI)

Quito, 10 de junio de 2005

Gutiérrez-candidato tipificó como autodestructivo -un "suicidio", según su expresión- a un eventual acuerdo de integración con Estados Unidos. Gutiérrez-dictador, en ador, en cambio, declaró sin inmutarse que "La alternativa al TLC es el TLC"; y, en una nueva prueba de autismo político, demandó el apoyo unánime de ecuatorianos para la suscripción del ya celebérrimo acuerdo con la superpotencia, soslayando que supondría el genocidio de tres millones de indígenas y campesinos compatriotas y la liquidación del fragilizado Estado-nación. ¿Cómo explicar esta última postura del ex edecán de Abdalá Bucaram frente a la propuesta recolonizadora de Washington?

Una parte de la respuesta se encuentra en que el líder de la "Sociedad Patriótica", luego de la ruptura con la CONAIE, adhirió sin reservas a las tesis librecambistas de los agroexportadores e importadores costeños y serranos, representados en el gabinete por la ministra de Comercio, Ivonne "Malinche" Baki; la otra, y acaso la más determinante, habría sido el enciclopédico desconocimiento oficial de las implicaciones para el país de la firma de un TLC con la superpotencia, lo cual quedó en evidencia cuando Cristian Espinosa, el jefe negociador nacional, reconoció sin ruborizarse que el Ecuador no disponía de ninguna estrategia para las tratativas con Washington, ignorando que la suscripción del TLC de marras culminaría la reestructuración subordinada impuesta al país por el capital financiero internacional y sus acólitos nativos -los Robalino, Dahik, Armijos, Pachano, Pozo, Yépez desde hace un cuarto de siglo.

El defenestrado mandatario nunca pudo -o quiso- percibir que los TLCs que promueve la Casa Blanca comportan instrumentos geoestratégicos de la potencia unipolar encaminados a consolidar su hegemonía productiva, comercial, financiera, científica, tecnológica, ambiental, política, legal, institucional, ideológica y cultural de cara a la competencia con la Unión Europea y los gigantes asiáticos. A partir de ese desconocimiento, el enfoque "gutierrista" del TLC se limitó a la cuestión comercial en su connotación más restringida. De hecho, la expectativa máxima del régimen del PSP se constriñó a preservar lo logrado con las preferencias arancelarias andinas (ATPDEA), las insignificantes compensaciones tributarias decididas por el Congreso norteamericano por el involucramiento de nuestras naciones en la fementida cruzada contra el narcotráfico.

Al obrar de ese modo, ¿qué aspectos específicos de la dominación de amplio espectro impulsada por Washington y Wall Street fueron soslayados por el folklórico "dictócrata"? A la luz de los tratados ya suscritos por Estados Unidos con México, Centroamérica pueden apuntarse, al menos, los siguientes:

Al parecer, la maldición de Gutiérrez, Baki y su alegre muchachada sigue planeando en el horizonte del atribulado Ecuador. Malabarismos orwellianos mediante, la Tierra Prometida por el TLC parece haber sido incorporada a su agenda por el nuevo inquilino de Carondelet, Alfredo Palacio, quien accediera al poder el pasado abril en la cresta de vastas y policlasistas movilizaciones que, principalmente en las calles de Quito, enarbolaron la ética y el nacionalismo defensivo como valores absolutos.

¡Cosas verás, Sancho!

[fuente]
http://alainet.org/active/show_news.phtml?news_id=8433

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