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Las huellas de la caída de Lucio Gutiérrez: las bases del PSP se resquebrajan

Diario El Comercio, edición digital

Quito, 8 de mayo de 2005

Tras la salida del ex presidente Lucio Gutiérrez, varios sectores sociales expresaron no solo su malestar por este hecho sino que también lo rechazaron. En Guayas, Los Ríos, Napo, Orellana, Cotopaxi y Chimborazo, las protestas, las marchas y los anuncios de medidas como la autonomía y un parco reconocimiento al nuevo Gobierno están latentes.

En el Litoral: El ex Presidente se granjeó la simpatía de los arroceros al cerrar la importación

La emoción y gratitud que sintió Carlos Barragán el 7 de febrero del 2004 se extendió a miles de campesinos fluminenses. Ese día, el agricultor entregó simbólicamente un machete al entonces presidente de la República, Lucio Gutiérrez, y le pidió que "no se olvide del agro".

Centenares de campesinos aplaudieron el gesto, pues tras la visita de Gutiérrez, el Banco Nacional de Fomento (BNF) empezó a adjudicar créditos al ocho por ciento de interés anual. Gutiérrez asignó en persona los primeros 12, uno de ellos a Barragán.

El ahora defenestrado Presidente prodigó una atención especial a la zona y los campesinos lo agradecieron cuando salieron a bloquear las carreteras para evitar su destitución. Gutiérrez dispuso, además, que el BNF suspendiera los juicios y los embargos de las fincas. Ordenó la entrega a campesinos sin tierra de haciendas incautadas por la AGD, en Palenque, y firmó dos convenios por dos millones de dólares, en los cantones más pobres de Los Ríos, Palenque y Baba, para legalizar la tenencia de la tierra. Los campesinos dicen que "Lucio fue un buen Presidente, porque pensó en los desamparados".

Pero la decisión más importante fue impedir la importación de maíz, arroz y de la soya en tiempos de cosecha. "Ahora nadie nos defiende. Los precios del maíz y arroz están por los suelos, cuando la cosecha empieza a salir", se lamenta Honorio Pisco, del recinto Pijío, en Ventanas.

Con el precio del arroz, Gutiérrez logró también apoyo de los agricultores de Santa Lucía y de Daule, en Guayas. "Dejó el arroz a buen precio", dice Jesús Villamar, agricultor del recinto El Porvenir, en Santa Lucía. Parado donde el ex Mandatario dio el último de sus dos discursos, hace más de un año, Villamar cuenta que 2 000 personas recibieron a Gutiérrez cuando llegó por primera vez. "Aunque se fue tan rápido que no comió el pavo que habíamos preparado".

Las ofertas de Gutiérrez calaron en el vicealcalde y dirigente arrocero de Santa Lucía, el roldosista Antonio Salazar, y en el presidente del centro agrícola local, Miguel Solórzano (PRE). Los dos dirigentes lideraron un cierre de las vías que unen los cantones del sur y norte de la provincia. En el cese de la protesta pesó la noticia de la designación de Pablo Rizzo como ministro de Agricultura. Rizzo, hasta hace poco presidente de la Cámara de Agricultura de la II Zona, mantiene una buena relación con los arroceros pues es favorable a que los sistemas de riego sean administrados por los usuarios.

En la Sierra: Las asignaciones y los ofrecimientos, las huellas que marcan a los indígenas

El ex presidente Lucio Gutiérrez supo utilizar muy bien el principio "divide y vencerás" en el sector indígena. Tras la ruptura entre el PSP y Pachakutik (Conaie), se abrió una inesperada puerta para otro grupo indígena influyente, el evangélico, el cual estuvo a la espera de una oportunidad para apuntalar sus organizaciones como la Feine y también las asociaciones locales.

Diecinueve días después de la caída de Gutiérrez, la división entre católicos y evangélicos sigue ya que fue cultivada con los ofrecimientos que hizo Gutiérrez. Aunque ellos sostienen que nunca lo apoyaron, siguen lamentando su partida y la falta de recursos para sus proyectos.

La ayuda desde Carondelet empezó con picos y palas, y continuó con tractores, avales para proyectos de agua potable y fondos para desarrollo comunitario. Sin embargo, muchas de esas obras en proceso no se pueden cuantificar: la mayoría quedó únicamente en trámite.

En las comunas rurales no se exhiben letreros o pancartas que denoten la simpatía por el ex Presidente. No obstante, en algunas, las evidencias de esta "gestión" ruedan por los terrenos. Eso ocurre en la comuna Chibuleo, parroquia Juan Benigno Vela. Arcadio Chico, de la Unión de Pueblos Chibuleos, conduce un tractor Jinja 404, donado por Gutiérrez al inicio de su administración. Ese tractor es uno de los pocos que funcionaron de todos los que entregó en la Sierra. En Pucará Grande (parroquia Pilahuín) una máquina fue devuelta.

Chico y otros dirigentes consideran que con la partida del Coronel, proyectos de agua potable y alcantarillado se frustraron. Incluso, un mes antes de su caída, envió asignaciones de 100 000 dólares, para financiar microcréditos productivos. A esta acción se dedicó los dos primeros años de su mandato. Los indígenas lo aceptaron con poca reflexión. Antonio Chachipanta, presidente de la Asociación de Indígenas Evangélicos de Tungurahua (AIET), justifica este proceder con una frase: "Los gobiernos tienen la obligación de atender al pueblo y éste, el derecho de recibir".

Pero, también los ánimos se exacerbaron contra el Coronel. En Chimborazo hay decepción y empatía. Algunos líderes indígenas que soñaron con un nuevo país sin corrupción están defraudados. En la actualidad, a ellos les preocupa reagrupar sus bases, aunque los cómos están por definirse y son tema de debate en espacios como la Casa Indígena de Riobamba.

Las organizaciones provinciales y nacionales de los indígenas incluyeron en sus asambleas nuevos análisis sobre las estrategias gutierristas aplicadas con ellos. La dirigencia de la Federación de Pueblos Kichwas de la Sierra Norte (FICI) reconoce que el ex Presidente jugó con la necesidad de los pueblos marginados y con la promesa de obtener apoyo para obras. La acción de Gutiérrez llegó a tal punto de colocar primeras piedras en varias obras, aun sin contar con la totalidad del financiamiento.

En la Amazonia: Para los habitantes amazónicos, el telón del protagonismo nacional cayó

En las provincias amazónicas, la esperanza de lograr la atención del Estado ecuatoriano se diluyó con la caída del ex presidente, Lucio Gutiérrez. Aunque hay sentimientos diversos en la región: el temor y la frustración son visibles en Napo, la tierra del ex Mandatario.

Allí, principalmente en Tena, las aspiraciones de desarrollo calaron más fuerte. Por ello se entiende que la salida haya causado más reproches y descontento. Para esa provincia, el Ejecutivo ofreció 30 millones de dólares para las vías, también construir el aeropuerto con una inversión de 60 millones y otros 4,5 millones destinados para saneamiento ambiental.

Lo que vino después, lo cual es evidente en estos días en Napo, son los sentimientos de frustración expresados en planteamientos que van desde la autonomía hasta el manejo local de uno de los principales recursos del país: el petróleo. En los últimos días, las "resoluciones" de asambleas populares han ido bajando el tono. Sin embargo, esto no quiere decir que la situación tienda a tranquilizarse. Existen sitios donde esto sí ocurre y otros donde no, como en Sucumbíos.

En esa provincia, a una buena parte de la población le cuesta aceptar al gobierno de Alfredo Palacio. Es más: en varios poblados persiste el resentimiento con la clase política que destituyó a Lucio Gutiérrez. Por ejemplo, en Shushufindi, miran con indiferencia al nuevo Régimen y anuncian un paro en 30 días.

"Nunca estaremos de acuerdo que una ciudad derroque a una autoridad que elegimos todos", sentencia Nelly Tapuy, una madre indígena del cantón. O, en la lógica del dirigente campesino Alejandro Soto: "La clase política se aprovechó del momento para destituir a un Presidente que no es de las grandes ciudades". En los colonos, el sentimiento es dividido. Quienes se opusieron a la sucesión presidencial ahora esperan que el nuevo Régimen corrija los errores del ex presidente Lucio Gutiérrez.

Pero para otros grupos sociales, como en Orellana, el ex Presidente representaba a los nuevos cuadros políticos. Es más: por ser amazónico la región logró posicionarse en el contexto nacional. "Era gente nueva y ahora estamos regresando a lo mismo de antes, al manejo de las viejas estructuras políticas", evalúa con cierta desazón Miguel Fiallos, habitante de Francisco de Orellana.

En el resto de provincias, las reacciones fueron tibias como en Pastaza y casi inadvertidas en Zamora Chinchipe y Morona Santiago. En esas provincias hubo menos ofertas.

[fuente]
http://www.elcomercio.com/noticias.asp?noid=127730

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