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Los indígenas nunca fueron gobierno. Entrevista a la dirigente mapuche Mirta Millán sobre la CONAIE

Hernán Scandizzo

Periódico Mapuche Azkintuwe

28 de abril de 2005

"Indígenas nunca fueron gobierno"

Mirta Millán es una joven dirigenta y artista mapuche. Durante los años 2002 y 2003, tuvo la oportunidad de cursar una maestría en Estudios Étnicos en Quito, Ecuador, siendo testigo privilegiada del levantamiento político-social que desembocó con la caída de la antigua administración y la llegada del ex coronel Lucio Gutiérrez a la presidencia de dicho país. Sobre este tema y la contradictoria relación de los pueblos indígenas con el Estado conversamos con Mirta tras su regreso al Puelmapu.

Mirta Millán (MM) es artista plástica* y docente, pero ante todo militante de la causa mapuche. Fue una de las impulsoras de Kumelen Newen Mapu, organización formada en la ciudad de Bahía Blanca, sur de Buenos Aires, a mediados de los '90, y actualmente trabaja en el fortalecimiento de la identidad mapuche junto a la comunidad urbana Peñi Mapu, de Olavarría, en el centro sur bonaerense. Pero en esta entrevista no se refiere a su trabajo hacia el interior del Pueblo sino a la lucha de los Pueblos Originarios en Ecuador. En ese país cursó la maestría de Estudios Étnicos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) tras obtener una beca del Fondo Indígena y el Fondo Belga. Esa instancia de formación académica había sido generada por el Fondo Belga y la Confederación Nacional Indígena de Ecuador (CONAIE) "a fin de capacitar a líderes indígenas para tener mayor incidencia en los Estados nacionales y afianzar los procesos de luchas de los diferentes pueblos", según explica Mirta.

Durante su residencia en Quito, entre febrero de 2002 y mayo de 2003, compartió experiencias tanto con organizaciones indígenas y sociales de Ecuador como con miembros de otros Pueblos Originarios que llegaron de Bolivia, Brasil, Colombia, Perú y Venezuela. Si bien este testimonio fue tomado a principios de julio y representa sólo un pasaje de la conversación - por problemas técnicos no pudo ser registrada en su totalidad - desde su lugar de mapuche y mujer Mirta da algunas pautas para entender el proceso de cambio que se vive en aquellas latitudes, donde el presidente Lucio Gutiérrez tendría los días contados.

¿Con qué panorama te encontraste al llegar a Ecuador?

Con un panorama bastante amplio, porque si bien íbamos convocados por la maestría de Estudios Étnicos la idea era focalizar la cuestión indígena en las luchas y en la cuestión académica. Me sorprendió la organización que tienen los compañeros en Ecuador, organizaciones de base, que ellos llaman de segundo grado, y de primer grado, que serían organizaciones como el Ecuarunari - que nuclea a nivel regional, que acá se llamaría provincial - y la CONAIE a nivel nacional. Pero además del Ecuarunari existen otras organizaciones como la FENOCIN (Federación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras del Ecuador); hay distintas organizaciones y agrupaciones que son intermedias hacia la CONAIE. También me sorprendió el nivel de capacitación de los compañeros en todo sentido. Tienen un nivel de participación de par a par hacia diferentes organismos, ya sea a nivel nacional, con respecto a lo gubernamental, como hacia fuera. Tienen una presencia muy marcada, muy fuerte.

Ni bien llegamos tuvimos una reunión con Salvador Quishpe, que es diputado nacional por el Pachakutik y en ese momento manejaba toda la parte de relaciones internacionales a nivel político. Nos convocó con la idea de charlar y asesorarnos sobre cómo estaba la situación en Ecuador y a la vez preguntarnos cómo estábamos viviendo este proceso en cada lugar. Planteamos a grandes rasgos la situación y a partir de ahí nos convocaron a trabajar con ellos. Lamentablemente por las cuestiones de tiempo no pudimos seguir el intenso ritmo de trabajo que tienen, pero las veces que se armaron propuestas, como la movilización contra el ALCA o algunos encuentros nacionales, pudimos participar.

¿Qué niveles de participación se da en esos encuentros?

Bastante amplia, por ejemplo, cuando el Ecuarunari realiza una actividad, generalmente son de dos o tres días. Hay un nivel de convocatoria que es interesante porque más allá de las distancias se trabaja de tal manera en que logran llegar. Hay un nivel de consenso muy fuerte, y hay un respeto muy fuerte por los compañeros que salen elegidos. Si bien se cuestiona cara a cara ese proceso, cómo se está llevando a cabo, si están equivocados, si hay cuestiones a arreglar, el tema es que se toman su tiempo. A veces es bastante complejo para nosotros el tema del tiempo, porque siempre estamos a mil, pero sin embargo se dan esa instancia, a pesar de que muchos vienen de comunidades.

¿Pero cómo se articula eso?

Se articula en manera que hay grados intermedios, si menciona a una reunión provincial se llama a cada cantón o cada localidad o cada comunidad con sus representantes. Entonces la comunidad no queda totalmente afectada, que se van todos y queda la comunidad a medias. Porque allá las entradas económicas de los compañeros son la exportación de flores, en algunos casos, como Cayambe, con el abastecimiento de los mercados. Están organizados de tal manera que no afecte esto. Los compañeros indígenas abastecen Ecuador. Cuando se dieron los levantamientos directamente no abastecieron los mercados, no permitieron el ingreso o salida de camiones. Era un corte total.

Vos hablas del gran nivel de organización y de la capacidad de paralizar la economía ecuatoriana que tienen los pueblos indígenas. Durante tu estadía habrás tenido oportunidad de hablar tanto con dirigentes como con militantes de diferentes organizaciones. ¿Por qué ellos teniendo un poder real no llegan al gobierno? Porque a la distancia, las alianzas trabadas por el movimiento indígena se las ve siempre negativas.

Es complejo el tema, porque en realidad hay una presencia indígena que ha logrado muchísimos cambios. Por lo que nos cuentan, hasta hace 40 años seguían sufriendo las consecuencias de los latifundios, donde gran parte del sector indígena trabajaba. Ellos tienen un proceso diferente al del Pueblo Nación Mapuche. Inclusive en el levantamiento del 2000, que fue muy fuerte, planteaban: "No sólo para los indígenas". Ese lema quería decir que el planteo era en nivel general, que sí, sitiaron Quito, tomaron carreteras, pero en realidad la demanda no era necesariamente de los indígenas sino que era una cuestión abierta a todo ecuatoriano.

Hablan de que son indígenas, hablan de la diversidad de nacionalidades, pero veía en ellos el planteo de 'ecuatorianos', de la sociedad pluricultural con la inserción del indígena en las cuestiones del Estado. Entonces no hay una separación en cuanto a planteo de poder. Si bien hay una lucha de poderes, porque es obvio que la hay, creo que no se ha podido consolidar esa cuestión de ver a los compañeros totalmente en el poder. Porque en todo este proceso hay un juego de poderes que se están conjugando de una manera, de una proyección, del ser ecuatoriano, que tiene que ver con el indígena también.

Lamentablemente muchas veces el Estado ecuatoriano jugó con la representatividad de los indígenas a nivel, por ejemplo, comercio y turismo. Y creo que los indígenas, si bien rompieron ese estereotipo todavía le queda muchísimo, en el sentido que ellos se plantean una sociedad pluricultural pero con un sentido más de afirmación del Estado ecuatoriano. Ellos hablan de 'No a un Estado corrupto', como ha pasado con los gobiernos anteriores como Bucaran, Febres Cordero o Jamil Mahuad. Dicen No a la corrupción, No a todo ese manejo de las minorías blancas respecto a las mayorías indígenas. Nosotros nos quedamos sorprendidos porque son procesos distintos, no podemos comparar el proceso ecuatoriano con el proceso argentino, en el sentido de lo que es la historia.

Por otro lado, el Pueblo Nación Mapuche habla de una autonomía, autorreafirmación en su territorio y allá lo veía cuando charlaba con los compañeros shuar. Ellos decían: "Nosotros seguimos manteniendo nuestra nacionalidad y nuestra lucha", y se diferenciaban de los (pueblos) de las sierras. Nos decían: "Los compañeros de las sierras son los que mayoritariamente toman las decisiones, si bien nosotros participamos, muchas veces estamos en confrontación". Y me ha tocado participar en reuniones, en proyectos de gubernamentabilidad, como fue con Lucio Gutiérrez, y me llamaba la atención eso. Los shuar sí se paraban con una idea más autónoma, sin embargo, los de la sierra, me da la impresión, y esto es una percepción mía, habría que indagar sobre eso, tienen una cuestión más de conciliar.

Es interesante ver cómo se juega ese nacionalismo. Los indígenas cuentan de toda su marginalidad, de cómo han sido segregados socialmente, lo que han tenido que pasar, por ejemplo a nivel educación. Entonces uno no entiende cómo se da ese nacionalismo ecuatoriano que conjuga toda esta cuestión del aparato gubernamental. Por otro lado, estuve cuando asumió Lucio Gutiérrez, que se hizo un acto público. Más bien fue como una toma de mando simbólica primero con los indígenas, y después en el Congreso. Y lo que me llamaba la atención era que se conjugaban todas esas situaciones desde la danza, la música, el Pachakutik con todo ese empuje nuevo de postura política. Y no entendía ese nacionalismo que surgía ahí. Como dicen allá: "soy indio" - o soy de tal nacionalidad - "y soy ecuatoriano". Esa complejidad de identidad, para los compañeros aymara de Bolivia o los mapuche, no lo entendíamos, pero debe ser por un proceso muy distinto al nuestro.

Te referiste a la 'minoría blanca' en el poder. La segregación en la sociedad ecuatoriana, con los afrodescendientes por un lado y los pueblos indígenas por otro, ¿impide la construcción de una alternativa de poder?

Por un lado, tienen más años de colonización que el Pueblo Nación Mapuche, llevan más años de ese colonialismo, y, por otro lado, tal vez esta cuestión de que los blancos han tomado esa representación tan fuerte de los indígenas. Inclusive me comentaba un compañero que en Otavalo, 30 o 40 años atrás, si venía un blanco caminando por la vereda y un indígena en sentido contrario, el indígena se tenía que bajar para cederle el paso. Estamos hablando de 40 años, no hace mucho. Entonces, esta reafirmación tras haber sido mano de obra de los hacendados, de ser una persona totalmente anónima, totalmente sometida... Creo que estos factores han influenciado muchísimo en la cuestión de que la minoría blanca siga teniendo el poder.

¿Por qué de pronto un Novoa u otros candidatos con tanto poder económico - porque es lo que predomina en ellos -tienen una participación fuerte en elecciones? ¿Qué es lo que está pasando?

Es muy complejo, no puedo decir si es A o es B, porque es muy compleja la historia de ellos con relación a lo que uno ha vivido acá. Pero lo que me llamaba la atención es que lo tomaron a Lucio Gutiérrez como una posibilidad de acceder al gobierno. Y la minoría blanca decía en los primeros días de mandato: "Ahora mandan los indígenas. Ahora los indígenas son gobierno". Y en realidad es una falacia, porque en ningún momento los indígenas fueron gobierno. Lo que sí decían los compañeros es: "Somos cogobierno, pero no gobierno", y eso quedó totalmente evidenciado. Creo que la cuestión de clase y de racismo son muy fuertes, entonces todavía no se ha podido entablar un diálogo de igual a igual, porque los sectores dominantes tradicionales, siguen siendo dominantes y tradicionales como hace 100 o 200 años. Esa situación de poder no ha cambiado.

Y en cuanto a cómo se va reproduciendo esta cuestión de poder un poco lo veíamos en los mismos compañeros indígenas entre ellos y también hacia la cuestión afro. Los compañeros afro siempre remarcaban eso. De pronto uno ve que la gran mayoría son indígenas pero hay una discriminación muy fuerte hacia los compañeros afro, que son minoría. En realidad, si uno se pone a mirar, hay bastante población afro en Esmeralda, en Quito o en Guayaquil, entonces cuál es el problema. Evidentemente estas cuestiones de poder están muy marcadas y muy enmarcadas en la cuestión de clase. Los procesos se están dando y son sumamente enriquecedores, veía cuestiones que uno no se imaginaría pero por otro lado otras cuestiones las ves lentas, como que sigue la presencia de la Conquista. La siente, la vive uno en las calles.

¿Por qué con su fuerza el movimiento indígena, al momento de tornarse como una opción de gobierno, lleva como candidato a Lucio Gutiérrez y no le da apoyo a Antonio Vargas, que había sido el referente hasta el levantamiento?

Lo primero que nos dijeron los compañeros cuando empezamos a hablar sobre por qué Antonio Vargas iba como candidato en una línea minoritaria del sector indígena - porque iba apoyado por el sector evangélico -, nos decían: "Vargas vendió a su gente".

Aparentemente cuando se forma esta alianza entre el sector indígena, el sector social y los militares y derrocan a Mahual, Vargas sabía que Lucio Gutiérrez no podía tener el poder en ese momento por su grado en la línea de mando militar. Aparentemente (Vargas) habló con los generales y los sectores de mayor grado y no anunció esto al resto, siendo que tenían que saberlo. Además, por la inexperiencia, ellos no tendrían que haber cedido ese espacio a un militar, sin embargo se cedió. Le preguntamos si fue una pérdida todo lo que causó el levantamiento, que tuvo un efecto super fuerte a nivel internacional. Ellos dicen que no lo ven como una derrota, pero tampoco como un gran triunfo. No lo vivieron como el levantamiento de 1990, eso dicho por compañeros dirigentes y compañeros de base. No pueden ser gobierno, por los sondeos que hacen, porque no están preparados para plantearse algo así, tan radical. Tendrá que ver con su proceso interno.

Hace dos años en un Encuentro por el Nuevo Pensamiento, organizado por la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) en Buenos Aires, a un dirigente del Pachakutik se le preguntó por qué aliarse con los militares. Sobre todo partiendo de la experiencia Argentina, donde los militares siempre fueron el brazo armado del poder. Esta persona no lo vivía como una contradicción. ¿En Ecuador no ven una contradicción en eso?

No, nosotros vivimos una dictadura muy fuerte, terrible, en cambio ellos, en el momento más crítico que vivía Latinoamérica estaba Febres Cordero. Hubo desaparecidos pero a nivel general no hubo tanto genocidio, si bien era un aparato represor no se vivió como acá. La relación de la gente con los militares es muy distinta. La mayoría de los militares allá son indígenas, como pasa un poco acá. Pero acá hay una total negación de la identidad indígena, al que ingresa a las filas militares se le lava la cabeza, se hace toda una desconstrucción de lo que es la identidad. Se nacionaliza, se infla el ser nacional argentino. Creo que allá no pierden esa concepción de ser indígena, mantienen los códigos culturales, no hay esa ruptura tan fuerte. Y tal vez desde ese lugar influye.

Pero hay hechos contundentes como el levantamiento del 2001, que todavía no hay material editado, donde la represión fue terrible contra los compañeros de la Amazonía. Entonces ahí uno vuelve a plantear por qué en la sierra no es tanto y en la Amazonía sí. Creo que en la Amazonía los compañeros de los pueblos Shuar y Achuar marcan, de alguna manera, el hecho de la resistencia, esa identidad bien fuerte y ese nacionalismo que tiene que ver con culturas milenarias que tratan de conservar su mundo y su biodiversidad en ese lugar. En cambio en las sierras se conjugan otras situaciones y la relación es diferente, no es la misma que en Argentina por los proceso que hemos vivido, ni como la de Chile.

[fuente]
http://www.nodo50.org/azkintuwe/mirta_millan.htm

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