Logo Llacta!

El petróleo profana tierra virgen

Antonio Cerrillo

Diario La Vanguardia

Barcelona, 5 de abril de 2005

Los proyectos de nuevos yacimientos entran en colisión con áreas ecológicamente valiosas en todo el mundo.

La humanidad está quemando petróleo dos y tres veces más rápidamente que el ritmo con que se localizan nuevos yacimientos. Por ello, la frontera de la extracción de petróleo está llegando ya a los hábitats naturales de mayor valor ecológico. La consecuencia es que no sólo se pone en peligro la conservación de estos espacios, sino que se amenaza la salud y la supervivencia de numerosas comunidades locales o indígenas. Los conflictos ambientales por las nuevas exploraciones de petróleo se suceden, y coinciden significativamente con el momento álgido de la producción de petróleo, un punto a partir del cual este hidrocarburo irá agotándose sin que pueda atender la demanda futura.

De hecho, Estados Unidos importa ya más de la mitad del petróleo que consume, lo que le ha movido a extraerlo de la reserva ártica de Alaska. "A medida que el petróleo fácil de extraer se va acabando, las compañías acuden a lugares inapropiados, como son las selvas y los manglares tropicales. Estamos observando un aumento de la resistencia local a estas explotaciones y a la formación de redes internacionales, como lo es Oilwatch", explica el profesor de Economía Joan Martínez Alier, quien acaba de publicar El ecologismo de los pobres (Icària), donde repasa algunos de estos conflictos en un análisis sobre la deuda ambiental.

Parque Yasuní de Ecuador

Una zona de litigio permanente es el parque nacional Yasuní, en la Amazonia de Ecuador, en donde las explotaciones petroleras han dejado un rastro de deforestación, contaminación y desarraigo de poblaciones indígenas, según Acción Ecológica. La última protesta se ha desencadenado a raíz del proyecto de Petrobras de construir una nueva carretera hacia el interior del parque, en una de las áreas mejor conservadas. A esto se suma la campaña contra las nuevas explotaciones en la zona de Ishpingo-Tiputini, donde, según las últimas exploraciones, parece haber reservas de 2.000 millones de barriles de crudo muy pesado. Sus opositores defienden la diversidad biológica del parque y también la supervivencia de los huaorani que viven en la zona.

El parque nacional Yasuní, con 982.000 hectáreas, declarado reserva de la biosfera por la Unesco en 1989, tiene una diversidad biológica única en el mundo. Posee 2.274 especies de árboles y arbustos, 567 especies de aves documentadas, 80 especies de murciélagos, 105 de anfibios o 64 de abejas sociales, por citar sólo algunos ejemplos de su valor.

Las protestas repiten las críticas ya antiguas contra las petroleras que ya han venido operando en el parque (Repsol-Ypf, la argentina Pérez Companc o Vintage, de EE.UU.), acusadas de originar graves impactos ambientales y sociales. Uno de esos efectos es la deforestación que sigue a las pruebas sísmicas y las talas para abrirse paso en la selva.

Además, en las zonas petroleras se encuentran piscinas llenas de material tóxico producido en la perforación o la exploración de pozos. El problema es que están a la intemperie, por lo que cuando llueve rebosan y contaminan ríos, lagunas y bosques.

Durante el verano pasado, viajó al parque una misión internacional de verificación de los impactos petroleros promovida por Oilwatch. Integrada por 18 miembros de seis países, la delegación recorrió las zonas que explotan Repsol, Encana y Petrobras y sus resultados fueron muy críticos para el denominado bloque 16 que explota Repsol.

La misión denuncia que los desechos tóxicos de las operaciones petroleras han contaminado el río Tiputini, que utilizan los huaorani, hasta dejarlo sin peces (aunque los indígenas aún lo usan temerariamente para bañarse y cocinar). Son pocos los indígenas que trabajan en la petrolera, pero se quejaron de que carecen de cobertura sanitaria, excepto en caso de accidente. Los huaorani, además, sufren numerosas enfermedades y aunque la petrolera asume el coste de la educación, son continuos los retrasos en el sueldo del maestro. El desarraigo de este pueblo ha llevado a muchos al alcoholismo, de forma que unos indígenas que tenían fama de guerreros han acabado muchas veces convertidos en mendigos desprotegidos y errantes alimentados por la comida envasada. "Se ha roto la comunidad y los indígenas viven como siervos en su dependencia de la petrolera", dice David Llistar, coordinador del Observatorio de la Deuda de la UPC, que estuvo en la misión.

Los U'wa en Colombia

Una de las resistencias más feroces contra las petroleras está siendo la protagonizada por el pueblo U'wa de Colombia, que se opuso tenazmente a la exploración del bloque Samoré (de 8.934 hectáreas), situado en un 25% su territorio. Desde que en 1995 el Ministerio de Medio Ambiente concedió la licencia ambiental a la empresa Occidental Petroleum Company, los u'wa han plantado cara a este proyecto. Estos indígenas han vivido un verdadero partido de ping pong jurídico y legal, con sentencias múltiples y contradictoras de las diferentes instituciones colombianas hasta que se entregó el permiso para perforar el pozo Gibraltar I y se amplió la reserva u'wa como compensación. Para estos indígenas la extracción del petróleo es como una profanación que entra en colisión con sus derechos ancestrales, pues para ellos el petróleo (o ruiria) es como la sangre que da fuerza a la vida, a los árboles y al mundo, en una especial cosmología que los une fuertemente al cuidado del medio ambiente, según recogen sus mitos, creencias y costumbres.

Los Ogoni en Nigeria

En otras ocasiones, los conflictos se vinculan a la defensa de los derechos humanos, según Martínez Alier. Así, el delta del río Níger ha sido escenario de numerosos enfrentamientos entre la población y las fuerzas de seguridad del Gobierno nigeriano, con el resultado de ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y restricciones draconianas a los derechos de libertad, según ha venido denunciando Human Rights Watch. Estas violaciones han sido cometidas principalmente en respuesta a las protestas contra las actividades de las compañías petroleras. Los problemas tuvieron una dimensión mundial cuando el 19 de noviembre de 1995 la dictadura de Nigeria mató a nueve disidentes, el más conocido de los cuales era el escritor Ken Saro-Wiwa, quien lideró la oposición a la presencia de Shell y los militares que la apoyaban.

El litigio de Texaco

Los conflictos del pueblo mapuche en Neuquén en Argentina contra la estadounidense Pioneer Natural Resources o el de Reserva Maya de la Biosfera en Guatemala son otros ejemplos de estos conflictos, que han originado ya litigios judiciales. Así, en estos momentos, en Lago Agrio (Ecuador) se sigue el juicio contra Chevron/Texaco por los estragos que presuntamente cometió entre 1970 y 1990 en forma de contaminación, casos de cáncer y derrames desde un oleoducto. Los daños se han estimado entre 1.500 y 6.000 millones de dólares. El juez de Nueva York al que se denunciaron los hechos retornó el caso a Ecuador, después de años de espera y apelaciones. Como en todos los demás casos, los afectados esperan que al final de este pozo hondo y oscuro se encuentre la justicia.

[fuente]
http://www.lavanguardia.es/web/20050405/51180974890.html

Valid XHTML 1.0! Valid CSS!

:: http://www.llacta.org ::