Quito, 2 de febrero de 2005
Diario El Hoy, edición digital
Ayer, dos ecologistas que se hicieron pasar por periodistas sorprendieron a los tres médicos expertos en toxicología, epidemiología y enfermedades tropicales invitados por Texaco, para que presentaran a la prensa estudios que descartan enfermedades que tengan relación con la explotación petrolera.
En plena conferencia, extrajeron de sus bolsos botellas llenas de agua contaminada, asegurando que eran del pozo Sacha 53, de Sucumbíos, en la frontera con Colombia.
Los envases, que tenían en la etiqueta una fotografía de un pozo contaminado y el logotipo de Texaco, fueron presentados por los ecologistas como "toxicola". Los colocaron frente a los expertos, altos funcionarios de la petrolera y a su abogado.
Los activistas fueron obligados a abandonar la sala de la conferencia. Pero no eran los únicos: se sumaron más personas a la protesta y exigieron que saliera uno de los representantes de Texaco para entregarle otra botella de agua contaminada. Gritaron consignas, acusándoles de haber causado perjuicios a la salud de la población durante sus años de operación en el Ecuador, entre 1972 y 1990. Portaban carteles con fotos de personas que supuestamente murieron a causa de enfermedades provocadas por la actividad petrolera y pedían, en cadena humana, que se asumieran responsabilidades en la reparación ambiental.
Los ecologistas apoyan la demanda de indígenas ecuatorianos contra Chevron-Texaco por daños de $6.000 millones.
En 23 campos operados por Texaco se hallaron 323 pozos, que albergaban 627 piscinas. El juicio se sigue en Nueva Loja.
[fuente]
http://www.hoy.com.ec/NoticiaNue.asp?row_id=197149
Diario El Comercio, edición digital
Un grupo de ecologistas irrumpieron hoy en una conferencia en la que Texaco deslindaba responsabilidades en casos de enfermedades en la Amazonía y entregaron botellas de agua contaminada supuestamente extraída de zonas en las que operó la empresa petrolera hace más de veinte años.
Texaco había invitado a tres médicos expertos en toxicología, epidemiología y enfermedades tropicales para que presentaran a la prensa estudios en los que se descarta que las enfermedades en las zonas amazónicas donde operó la empresa tengan relación con la explotación petrolera.
Dos ecologistas que se hicieron pasar por periodistas sorprendieron a los expositores cuando, en medio de la conferencia, extrajeron de sus bolsos botellas llenas de agua contaminada, que aseguraron eran del pozo "Sacha 53", de la provincia de Sucumbíos.
Los envases, que tenían en la etiqueta una fotografía de un pozo contaminado y el logotipo de Texaco, fueron presentados por los ecologistas como "Toxicola".
Tras colocarlos frente a los tres médicos, altos funcionarios de Texaco y el abogado de esa empresa en Quito, los ecologistas fueron obligados a abandonar la sala de la conferencia.
No obstante, el desalojo no surtió efecto pues fuera del salón, en un hotel de la Capital más ecologistas se sumaron a la protesta y exigieron que saliera uno de los representantes de Texaco para entregarle otra botella con el agua contaminada, supuestamente de "Sacha 53", junto con tierra del lugar.
Los ecologistas gritaron consignas contra Texaco, a la que acusaron de haber causado perjuicios a la salud de la población durante sus años de operación en Ecuador.
Portando carteles con fotografías de personas que supuestamente murieron a causa de enfermedades provocadas por la actividad petrolera en la zona, los ecologistas exigieron a Texaco que asuma sus responsabilidades en la reparación ambiental.
Pese al esfuerzo de guardias privados, policía e incluso personal del hotel, los ecologistas lograron mantener la cadena humana que formaron fuera del salón y sólo abandonaron el hotel cuando la conferencia terminó.
Los grupos ecologistas, que apoyan una demanda de indígenas ecuatorianos contra la petrolera estadounidense Chevron-Texaco, cifran en al menos 6.000 millones de dólares el coste de los trabajos de reparación de los supuestos daños que esa firma pudo haber causado en la Amazonía ecuatoriana.
Los ecologistas, que llaman al caso el "Chernobil de la selva", aclararon sin embargo que los cálculos son "conservadores", pues los costos se elevan a medida que pasa el tiempo.
La querella por daños ecológicos presuntamente causados por la empresa petrolera durante sus operaciones en la Amazonía ecuatoriana entre 1972 y 1990, y formulada por comunidades indígenas representadas por el Frente de Defensa de la Amazonía, ha sido calificada como "el juicio del siglo".
El juicio contra la petrolera estadounidense se sigue en la Corte de Justicia de la ciudad de Nueva Loja, la capital de la provincia amazónica de Sucumbíos, y actualmente se encuentra en la fase de recolección de pruebas.
[fuente]
http://www.elcomercio.com/noticias.asp?noid=117384
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