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¡Sí, que se vaya el dictador!

Alberto Acosta

La Insignia

Quito, 2 de febrero de 2005

Para despolitizar y despartidizar las cortes de justicia y los tribunales de control democrático, la mejor vía es retirar de sus funciones a todos los causantes de su deterioro, que coinciden, en gran medida, con los responsables de la miseria nacional. Pero para "que se vayan todos" hay que empezar por el coronel, un alevín de dictador, pero dictador al fin.

En estas circunstancias, varios compatriotas -en particular desde el Foro Ecuador Alternativo-, creemos llegada la hora de una acción renovadora. Hay que decir basta al cinismo, a la represión, a los engaños del coronel y sus compinches, tanto como a la abulia ciudadana. Los parches a una institucionalidad democrática y constitucional violada por los cuatro costados y desde hace rato, son insuficientes, pues, además, torean otros problemas cruciales.

Por eso proponemos la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, para repensar colectivamente un nuevo proyecto de vida en común, o sea una nueva Constitución acorde con las demandas de las mayorías y no con las imposiciones foráneas o de grupos oligárquicos criollos. Una Asamblea que no esté cooptada por poderes corruptos, como la asamblea constitucional de 1998. Con la elección de los miembros de la nueva Asamblea cabe una consulta popular para establecer las pautas básicas del futuro Ecuador. Allí el pueblo decidiría sobre temas de fondo, como son la conveniencia o no de firmar el TLC; de privatizar el petróleo, la electricidad, el agua y la seguridad social; de subordinar el desarrollo al pago de la deuda externa; de mantenernos atados al Plan Colombia y la entrega de la base Manta; de establecer un esquema de gobierno parlamentario; de hacer que intervenga la sociedad en la nominación de los jueces; de sostener la dolarización; entre otros puntos básicos -a los que convendría añadir la cuestión de las autonomías-, para que los y las asambleístas, con la participación activa y permanente de la sociedad, redacten esa nueva Constitución. Este proceso sólo será posible con una masiva movilización popular, que no se avizora como inmediata a pesar de la gravedad del momento.

En este contexto las diversas consultas populares planteadas podrían servir de detonante para un sacudón nacional. La posibilidad de una consulta trascendente sobre el TLC estaría por cristalizarse, al haberse recolectado ya más de medio millón de firmas; la consulta que inicia León Roldós, que aborda algo de la cuestión institucional, está avalada por el valor y la decisión de su promotor. Y si entre estas dos consultas se tienden puentes tácticos, su potencial aumentaría. Incluso la tercera consulta en ciernes, la del coronel serviría para aglutinar un NO rotundo a su dictadura, sin tomarnos siquiera la molestia de analizar lo que pregunta.

El rechazo a los atropellos del coronel, tanto como a su servilismo con Washington, el FMI y los grupos oligárquicos a los que les ha servido y sirve en forma consecuente, reclama acciones unitarias, pero a la vez coherentes. Salir del coronel sin expulsar a los otros responsables de la debacle no es suficiente. Pero a cuenta de no hacerles el juego a los de siempre, permitir que al alevín le crezcan los dientes, sería imperdonable. Ese es el dilema de la hora.

[fuente]
http://www.lainsignia.org/2005/febrero/ibe_006.htm

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