Quito, 19 de enero de 2005
El coronelucio, en su informe a la nación, retrata una economía feliz. Sintetiza las ilusiones de muchos gobernantes de otros muchos países atrapados en las redes fondomonetaristas. Pinta un mundo irreal, pero acorde con los intereses de determinados grupos de poder dentro y fuera del país. Y, de esta forma, continúa con la costumbre de anteriores gobernantes de sobre dimensionar los logros y minimizar los problemas, o simplemente ignorarlos.
Al confundir estabilidad con reducción de la inflación al 2%, oculta que eso es el resultado de una tendencia iniciada con la dolarización, hace cinco largos años. Ignora que la verdadera estabilidad significa el máximo nivel de producción y empleo sostenibles en el tiempo, para construir una economía con capacidad de enfrentar, sin mayores sobresaltos, los choques externos.
Al vanagloriarse del crecimiento del PIB en 6,3%, no menciona que éste se debió a la acción de las empresas petroleras privadas. Oculta las magras cifras de crecimiento del aparato productivo no petrolero, en donde hay riesgo de una franca recesión: industria, 2%; comercio, 1,45%; construcción, 1,2%; agricultura, -0,1%... evolución que demuestra el fracaso de su manejo económico, con fortuna en la economía mundial: altos precios del petróleo, record en remesas de emigrantes, bajísimas tasas de interés internacionales, importante crecimiento de la economía de los EEUU, depreciación del dólar, a lo que habría que añadir el flujo de narcodólares, etc. Y ni por asomo menciona que el desempleo durante su gestión pasó de de 8 al 11%. Tampoco tiene empacho en resaltar el superávit comercial alcanzado gracias a los elevados precios del petróleo, sin mencionar para nada el déficit comercial no petrolero que bordea los 3.000 millones de dólares, el más alto de la historia republicana. Y al afirmar que bajaron las tasas de interés, no reconoce que lo hicieron en términos nominales, más no en términos reales, o sea descontando el efecto de la inflación.
Pero no sólo que tergiversa y maquilla la información, sino que miente. El coronelucio habla de un inexistente déficit fiscal de 2.000 millones de dólares al inicio de su gestión. Dice que vamos por el segundo año sin "paquetazo" fiscal porque no han subido los precios de la gasolina y de la electricidad, cuando, en las actuales condiciones, resultaría imposible reajustarlos, ya que están en niveles elevadísimos, y tampoco explica que su régimen obliga al pueblo ecuatoriano a ahorrar para tener un superávit fiscal primario (que calcula ingresos y egresos fiscales, sin el servicio de la deuda) de más de 5% del PIB o sea más 1.500 millones de dólares -el más alto de toda la región-, lo que provoca tendencias recesivas y reduce la obra pública y las inversiones sociales, a las que confunde con sus prácticas clientelares.
Para completar su mundo de mentiras y engaños, el coronelucio dice que combate a la corrupción, cuando es un cultor de la misma, a través del nepotismo, para citar apenas un punto; dice defender la democracia y la constitución, cuando en realidad las pisotea; dice enfrentar a la oligarquía, concretamente a uno de cuyos grupos sirvió por casi dos años, cuando lo que ha hecho es cambiarse al servicio de otras facciones oligárquicas.
[fuente]
http://www.lainsignia.org/2005/enero/econ_018.htm
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