Guayaquil, 17 de mayo de 2004
[nota de Llakta!]
El presente texto muestra las intenciones de los EEUU hacia el Ecuador a través de las declaraciones de su embajadora e, indirectamente, atendiendo a las preguntas del reportero, ilustra la estrategia de las élites del Ecuador, dispuestas a "vender" el país a quién sea a cambio de dinero y beneficios... (para reflexionar)
"Sin acuerdo no cabe ayuda a militares".
La embajadora Kristie Kenney cree que el Ecuador necesita un plan global para la frontera.
En la Embajada de Estados Unidos la seguridad es una obsesión. Hay un detector de metales a la entrada, otro quince metros después, obligación de entregar los celulares, requisas de grabadoras y cámaras fotográficas... y además el jefe de seguridad acompaña a los visitantes escrutando todos sus movimientos. Finalmente, se permite tomar fotos solo durante cinco minutos y únicamente desde la ventana hacia el interior del despacho de Kristie Kenney. Este se halla en el tercer piso. Se ingresa a su complejo a través de una puerta blindada que se abre con clave. Kenney luce un sobrio conjunto de falda azul y saco blanco sin cuello. Destaca un collar de perlas de muchas vueltas. Es amable. Es nerviosa. Hay preguntas que la incomodan. Entonces sonríe forzadamente mientras se enrojece la piel de su rostro...
¿Está de acuerdo con que haya una suerte de Plan Ecuador que, de alguna forma, venga a resarcir al Ecuador de las consecuencias del Plan Colombia?
Yo creo que vivir a un lado de Colombia es un desafío para ustedes. Obviamente, es un país con el cual ustedes tienen relaciones excelentes. Yo diría que lo mejor sería tener un plan nacional que permita enfrentar el problema, al mismo tiempo que fortalecer las relaciones comerciales con Colombia y permitir el flujo de gente.
Si en un momento este país, este gobierno, quieren hablar con nosotros sobre un plan Ecuador o un plan nacional, estamos siempre abiertos.
¿Usted admite que por ahora hay un vacío en la política ecuatoriana?
No diría que hay un vacío. Pero diría, mirando desde afuera, que hay un ruido en el país, hay inquietudes sobre lo que está pasando en Colombia. Y lo importante es ofrecer un concepto claro. No es mi tarea ofrecerles el consenso, pero eso sería excelente para este país.
En la frontera hay costos. La movilización militar, el control de personas y de armas, la inseguridad pública, secuestros, sicariato, desplazados. ¿Estados Unidos es consciente de ese costo para Ecuador?
Sí, absolutamente. Pero no podemos financiar todos los costos. Estamos haciendo contribuciones en seguridad y desarrollo, pero hay un costo porque se está viviendo una situación difícil. Tienen que ser conscientes. Es igual en los Estados Unidos: tenemos el costo de proteger nuestras fronteras, que está creciendo después del 11 de septiembre.
Ecuador está asumiendo principios con su país: lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y por la seguridad regional. ¿No podría Estados Unidos tener una visión de responsabilidad compartida?
¿Puedo preguntarle dos cosas? ¿Es del interés del Ecuador compartir la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo? Si no es la responsabilidad de los Estados Unidos que existan esas amenazas en el mundo, ¿por qué muchas personas me preguntan, igual que usted, si los Estados Unidos va a asumir todos los gastos y las responsabilidades para todas estas amenazas? ¿No es algo que le conviene a Ecuador, igual que a Colombia, el compartir la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico?
Esa lucha por los principios la está asumiendo el país.
Obviamente, está haciendo esa lucha por principios, absolutamente tiene razón. ¿A usted le parece que Estados Unidos no está colaborando o compartiendo a nivel de costos? Déjeme decirle que somos el mayor donante de este país.
Si hablamos de un plan Ecuador es porque estamos pensando en forma global. En una negociación como la hizo Colombia. ¿Estados Unidos está dispuesto a compartir esos costos?
Quizá tenga que explicar nuestra ayuda, porque creo que estamos haciendo eso.
Estamos aquí para fortalecer la democracia, para ayudar en el crecimiento económico, para ayudar en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. La ayuda que tenemos para Ecuador no diría que es pequeña. Yo diría que sí tenemos un programa.
¿Cuál es el monto?
Puedo equivocarme pero es 15 millones para la lucha contra el narcotráfico, 15 millones para el desarrollo y, en cuanto a lo militar, no tengo las cifras porque considera los fondos antinarcóticos.
Sumas irrisorias frente a lo de Colombia.
Pero la situación es un poquito diferente.
Pero las consecuencias están siendo mayores de lo que se preveía para Ecuador. No solamente es una visión de un concepto sino de un monto.
Yo dudo de eso, porque creo que las cifras siempre pueden ser mejores. ¿Cuál es el monto suficiente para usted? Quizá no estoy entendiendo bien, pero qué es lo que usted sugiere: ¿un cheque?
Hay una ayuda que está globalizada para Colombia.
Para Ecuador hay 70 millones de dólares, y no se cuenta con los médicos, los intercambios culturales, los voluntarios del Cuerpo de Paz. Diría, como donante mayor, que me encantaría tener más fondos, pero dentro del presupuesto de mi país.
Usted habla de ayuda. En este caso se debiera hablar de responsabilidad compartida. Los costos que Ecuador está asumiendo en la frontera están afectando más al país de lo que se preveía. Esa también es una responsabilidad de ustedes.
Entiendo eso. Yo sé que siempre de parte de este país se desea, y sería ideal para mí como embajadora, tener más fondos para esto. Vamos a ver si existen planes o algo en que podamos ayudar. Pero no hago promesas, yo no tengo control sobre el presupuesto. Esa quizás es la respuesta más honesta, pero siempre me confunde eso, porque las personas siempre me dicen qué les va a regalar los Estados Unidos.
Nosotros hablamos de responsabilidad compartida no de regalos: compartimos principios, compartamos costos.
Y eso es bueno.
La democracia y la defensa de principios tienen costos.
Obviamente, en el mundo de hoy no se puede pensar que un país puede hacer esas luchas solo.
Hace varias semanas se difundió una matriz de tareas para la frontera norte entre el Comando Sur y las Fuerzas Armadas ecuatorianas. ¿Cuál es el costo previsto para ese plan? Porque examinando la matriz hay operativos para repotenciar aviones crear bodegas, campamentos, entrenamientos...
He visto este plan solamente en los diarios del Ecuador. Quizás exista algo de nivel de trabajo, pero honestamente yo no he visto eso a nivel político, ni del general (James) Hill ni del Comando Conjunto.
Tocaría entonces pensar, es una hipótesis, que se manejan planes sin el conocimiento ni de la Embajada ni del Alto Mando.
No diría que esa es la explicación que yo recibí. Hay gente en el nivel de trabajo que están siempre pensando cómo se puede colaborar, y quizás este plan existe entre ellos.
¿Quiénes son ellos?
No sé. A nivel de coroneles, tenientes coroneles... no sé.
Es decir, el plan existe y hay un presupesto para ejecutarlo.
No lo tenemos o no lo hemos recibido. Y si no existe a nivel más alto, obviamente no hay montos para nada.
¿Cuánto efectivamente recibe la policía en ayuda de los Estados Unidos. ¿Quién controla esa ayuda?
Las personas siempre tienen la idea que enviamos cheques, y no hacemos eso. Nuestra ayuda a la Policía cuenta con equipamiento, entrenamiento, no financiamos sueldos ni damos cheques. También trabajamos fortaleciendo la capacidad de los jueces de este país. Nosotros combinamos nuestra ayuda. Debo decir que ustedes no tienen interés en nada más que en cifras. Eso siempre es una frustración para mí.
La pregunta iba más allá de las cifras. Queremos ver si esa ayuda está condicionada y si se ha hablado de un plan de modernización y depuración en la institución policial.
No tenemos conocimiento de un plan de modernización de la policía. Si ellos lo tienen no lo han compartido conmigo. Quizá sí a expertos dentro de la Embajada. En la ayuda no hay un condicionamiento, es un aporte que damos.
¿Con las Fuerzas Armadas existe un plan de apoyo que desborde la simple entrega de uniformes o de vehículos?
Es un diálogo fluido entre los militares de mi país con los del Ecuador. De vez en cuando no podemos ayudar. (La Embajadora explica en detalle que Estados Unidos quiere que Ecuador otorgue inmunidad penal a militares y ciudadanos de EE.UU. y que no se adhiera al Art. 98 de la Corte Penal Internacional).
¿Estados Unidos está condicionando la ayuda a que Ecuador se acoja a ese pedido?
Nuestro Congreso pasó esta ley y tenemos que cumplir con eso. Todavía seguimos buscando con Ecuador un mecanismo para evitar estos problemas.
¿Cuál es la ayuda específica que está bloqueada por la falta de acuerdo sobre este artículo?
Varios tipos de entrenamiento para militares, y ayuda directa. Hay algunos programas como la compra de equipamientos grandes, como aviones. Ecuador está verificando cómo puede hacer eso bajo las leyes del país.
¿Hay una aceptación del Ecuador de negociar eso?
Sí. La Cancillería sigue buscando con nosotros un mecanismo que sea aceptable. No es fácil.
¿Se está buscando una figura paralela al artículo 98 o ustedes quieren que sea el artículo 98?
Eso es el diálogo de ahora. Honestamente, ver si hay algo paralelo. Algo que sea aceptable a mi Congreso y al gobierno del Ecuador.
Hay sospechas en el país de que se están negociando acuerdos de ejército a ejército de policía a policía, acuerdos que a veces desconocen las autoridades.
Todos nuestros montos pasan a ser aprobados por Cancillería, porque no queremos dar plata o tener proyectos secretos. Sé que siempre existen estas sospechas en este país, y no sé por qué.
¿No son justificadas?
Ustedes entienden el país mucho mejor que yo.
Lo que pasa en Irak demuestra que Estados Unidos necesita una fiscalización internacional. ¿No cree que Estados Unidos está pidiéndole imposibles al Ecuador para adherirse a una ley que es contraria a los principios internacionales?
No. Yo creo que somos un país de leyes, y respetamos mucho las leyes que tenemos bajo nuestro Congreso, que juzga a nuestros soldados.
Lo mismo que con su Congreso. Yo creo que no está en contra de las leyes internacionales. Usted está tratando de vincular la situación de Irak con un montón de cosas.
La vincula Amnistía Internacional, la Cruz Roja...
Lo que está pasando en Irak a nivel global es recuperar para el país su reputación internacional, después de tantos años de Sadam Hussein, y todos estamos de acuerdo con que no es una buena persona.
Eso no le da derechos a Estados Unidos. Y además, muchos no estuvimos de acuerdo con los métodos de su país.
Entiendo que sobre las estrategias quizás... pero, en lo fundamental yo creo que todos los países están de acuerdo.
Lo uno no valida lo otro.
No estoy de acuerdo. Si usted se está refiriendo a lo que pasó en las cárceles de Irak, el presidente Bush dijo que eso es repugnante, que no representaba los valores de nuestro país, y que los culpables van a ser castigados. Tenemos militares en todo el mundo que hacen cosas excelentes, ofrecen comida, hacen un trabajo muy valiente.
Los militares de mi país no están representados por los pocos que hicieron esos actos repugnantes en las cárceles. Yo lo odio, es algo que no se puede tolerar. Pero no se puede vincular los actos de unas personas con el resto de los militares. No es así.
En muchos países la presión de Estados Unidos pesa mucho. Aquí se han caído presidentes a pesar de las advertencias de su país. Da la impresión de que las élites son bastante impermeables a lo que diga su país...
No puedo decir cuál es el peso de nuestras ideas. Tenemos una relación excelente con personas de todos los niveles, pero el futuro de este país está en manos de este país. No tengo la impresión de que las élites sean antiamericanas. Tenemos un diálogo fluido con muchas personas, unas escuchan lo que dice mi país, otras no. Es lo lógico.