Lucio y una caricatura del gatopardismo

Marcelo Larrea

Adital

Quito, 18 de diciembre de 2003

 

Silbando en la oscuridad, Lucio, finalmente, anunció sus cambios en el gabinete. No implican alianzas con otros partidos, bloques parlamentarios ni fuerzas sociales, sino apenas, una ampliación de su capacidad de maniobra política con la inclusión de figuras experimentadas en los gobiernos precedentes de Borja, Durán Ballén y Alarcón.

La prensa ecuatoriana reseña que el propósito de este golpe de timón es vender la imagen de un distanciamiento del presidente con su cuestionado circulo íntimo y familiar, en el ejercicio del poder, uno de los elementos secundarios de la crisis política. Lucio por su parte anuncio que el trabajo del equipo incorporado será reducir tensiones, abrir diálogos y pagar la deuda social.

Sin embargo, los tres propósitos han sido bombardeados por su propio gobierno. El fin de semana pasado dispuso la detención ilegal por afirmaciones públicas contra Lucio, de Humberto Cholango, presidente de Ecuarunari, la organización indígena más numerosa constitutiva de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), lo que agudizó el distanciamiento y conflicto con el movimiento indígena y se transformó en una prueba de la debilidad del régimen, que se vio obligado a ponerlo en libertad en menos de 24 horas. Además publicó en el Registro Oficial un decreto inconstitucional de corte dictatorial, que congela los salarios de los trabajadores del sector público por 2 años, para contribuir al financiamiento del desfinanciado presupuesto fiscal del 2004, de conformidad con las disposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). En el mismo sendero, Gutiérrez, envió al Congreso un conjunto de reformas laborales que liquidan virtualmente los derechos de contratación colectiva de los trabajadores del Estado, al determinar que sus remuneraciones se fijarán por decreto ejecutivo y no por el contrato entre las partes.

Además de que estos sucesos elevan las tensiones, obstruyen el diálogo y evidencian que no hay intenciones para pagar la deuda social, el gobierno no ha podido superar un paro de más de 100.000 maestros que demandando el pago de un incremento de sus remuneraciones por 20 dólares definido por ley, ya supera los 30 días de suspensión de clases y ha desencadenado una huelga de hambre de 67 docentes. Tampoco ha resuelto el pedido de los trabajadores de la salud para que se haga efectivo un aumento salarial de 40 dólares, lo que ocasionó un paro preventivo de los hospitales públicos por 48 horas y la perspectiva de una huelga indefinida a partir de enero.

Neoliberalismo

Esta estrategia draconiana, que sostiene un tratamiento discriminatorio para los trabajadores de la educación y la salud que se mantienen con remuneraciones que no llegan a cubrir la canasta básica, incluye además, el propósito de privatizar sectores rentables claves de la economía y subordinar a Ecuador a un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, confeccionado a su gusto y medida, sigue siendo el eje del gobierno.

En efecto, se ratificó cuando el primer ministro en ser confirmado fue Mauricio Pozo en la cartera de Economía y Finanzas, a pesar del fracaso de la estrategia aplicada el 2003. Él es el timonel de la ejecución del cuestionado programa económico del FMI, dirigido a subordinar la administración de los recursos fiscales a los intereses de los acreedores de la deuda pública. Lo propio ocurrió con Ivonne Baky, la ministra de comercio exterior, que promueve el acuerdo de libre comercio con EE.UU.

Al crecimiento de la conflictividad, producida por el acuerdo stand by con el FMI y la subsiguiente inflexibilidad de Pozo para atender las demandas sociales por priorizar el pago de la deuda, se suma el desarrollo de la crisis de la dolarización que se manifiesta en el crecimiento de los problemas de iliquidez, derivados de la evolución negativa de la balanza comercial con efectos recesivos que no tardarán en adquirir dimensiones críticas, los antagonismos que se derivarán de la ejecución en el 2004 de un presupuesto desfinanciado y los efectos cada vez más severos de orden económico, político, social y militar del envolvimiento en el Plan Colombia.

Bajo la sombra de la ruptura con la base social que lo eligió que se extiende día a día, y el peso de la esperanza perdida. Sin una fuerza parlamentaria cohesionada, con una crisis económica explosiva, y un gabinete nuevo que es apenas una caricatura de gatopardismo, incapaz de crear siquiera la ilusión de un cambio de todo para que nada cambie. Sin una perspectiva propia que le dé unidad y sentido. Lucio enfrentará el próximo año, la ventilación de las acusaciones sobre la filtración de recursos del narcotráfico en su campaña electoral, a las que son muy sensibles sus amigos de EE.UU., en el contexto de una crisis económica y de antagonismos políticos y sociales, en los que fuerzas anteriormente aliadas, como la Conaie, insisten en demandar su salida del poder.

 

Fuente: http://www.adital.org.br/asp2/noticia.asp?idioma=ES¬icia=10340

 

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