Álvaro Uribe, el halcón de la Casa Blanca en los Andes

Thalía Flores y Flores

Diario El Hoy, edición digital

Quito, 23 de octubre de 2003

 

Nunca entendí por qué ningún ecuatoriano reaccionó con firmeza cuando en la última visita del presidente Alvaro Uribe a Quito, el presidente Lucio Gutiérrez le pidió disculpas "por la inacción de Ecuador durante 15 años, en el tema de Colombia".

O fuimos condescendientes con un jefe de Estado acostumbrado a declarar y luego retractarse; o nos sentimos avergonzados y preferimos "hacernos los desentendidos".

Como quiera que fuere, ni el presidente ni la Cancillería ecuatoriana parecen haber entendido el valor de la palabra, y peor asimilado el lenguaje de la diplomacia. Por eso dicen o permiten que se diga cualquier cosa de nosotros. Eso fue lo que hizo Uribe, en el propio Carondelet, sentado junto a Gutiérrez y Zuquilanda, donde negó la existencia de un acuerdo entre los dos países para poner un límite de 10 km para las fumigaciones en la frontera. De parte de nuestras autoridades solo hubo un torpe silencio.

Torpe también fue no reaccionar ante un documento exclusivo que publicó este Diario, citando al Departamento de Estado, dando cuenta de que el fijador que Colombia agrega al glifosato lo convierte en riesgoso para la salud, y enfrentar con ese instrumento a la canciller Barco cuando desmintió a Zuquilanda respecto de que se habían suspendido las fumigaciones.

Si en la vida ordinaria los yerros se pagan, ¿cómo no se han de pagar, afectando a los pueblos, cuando su diplomacia es errática y carente de estrategias?

¿Cómo es que un país soberano permite que el mandatario de otro Estado denuncie ante la prensa la existencia de un supuesto delito de contrabando de armas, sin antes haber usado los canales diplomáticos pertinentes para informar y peor que, supuestamente, se disculpe de manera privada cuando el agravio fue público?

¡Una herejía!

Pero hay más.

¿Cómo creen que habría reaccionado la comunidad internacional si los mandos militares ecuatorianos denunciaban primero la existencia de unos cuantos malos elementos de la institución que estarían, supuestamente, vendiendo armas a las FARC y pedían la colaboración de todos para identificarlos y sancionarlos, en lugar de ofenderse y amenazar pretendiendo convencer que la denuncia busca desprestigiar a una institución que todos respetamos?

Con certeza los Gobiernos de la región se habrían unido a la causa, y nuestras FFAA, que tienen páginas brillantes en la historia nacional, habrían alcanzado una suerte de inmunidad ante las argucias con las cuales se pretende torcer nuestra decisión inquebrantable de no hacer el tonto papel de yunque, en una guerra que no es nuestra.

Pero no es tarde.

¿Por qué luego de esclarecer la supuesta venta de los cohetes a las FARC, no se denuncia al mundo que Colombia mantiene desprotegida su frontera, por lo que Ecuador limita con las FARC y las AUC? ¿Que EEUU ha entregado a Colombia $3 000 millones en dos años, y a Ecuador unos $100 millones? ¿Que a Bogotá han llegado los secretarios Powell, Rumsfeld y el general Richard Myers? ¿Que en materia de terrorismo, Uribe piensa como ellos y que su plan para debilitar a los "bandidos" debe terminar en 18 meses, y que para la Casa Blanca Alvaro Uribe es su halcón en los Andes?

 

Fuente: http://www.hoy.com.ec/sf_noticia.asp?row_id=159174

 

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