Gilberto Talahua dejó Simiatug para liderar Pachakutik

Diario El Comercio, edición digital

Quito, 7 de octubre de 2003

 

La breve paz en la sede del movimiento del arco iris por ahora quedó alterada.

Una lluvia de llamadas telefónicas se desata y decenas de personas preguntan con insistencia por el líder indígena de origen kichwa, quien desde la última semana de septiembre dirige los destinos de Pachakutik. Los colaboradores sólo atinan a decir que llegará de un momento a otro. El pronóstico no falla: Gilberto Talahaua Paucar ingresa presuroso a su oficina, con su inseparable poncho rojo bajo el brazo.

Antes de ocuparse de cualquier asunto, este bolivarense de 34 años cambia una chompa deportiva por el poncho y una wipala que cubre su cuello. Está listo. Con una amplia sonrisa y pronunciando algunas bromas acerca de su impuntualidad atiende a un sin número de citas que adquirió desde su elección como nuevo Coordinador Nacional.

A su asistente personal, Patricia Erazo, no le sorprende su buen humor. Ella lo conoce desde 1998, cuando ganó la diputación por la provincia de Bolívar. Para entonces, el dirigente frisaba los 28 años y su llegada al Parlamento se constituía en su salto definitivo a la escena política nacional.

Pero su formación como líder arrancó a temprana edad. En la escuela Provincia de Galápagos, de la parroquia de Simiatug (al norte de Guaranda), dio su primer paso: dirigió el conjunto musical infantil de la localidad. Corría la década de los 80 y su dedicación por el estudio y su compromiso con los principios indígenas lo llevaron a ser presidente del consejo estudiantil y miembro activo de la Ecuarunari.

La procedencia humilde de su familia no fue obstáculo para su ascenso político y personal. Su espíritu de superación es una de las cualidades reconocidas por los coterráneos.

Uno de ellos es Alejandro Chasig, quien lo recuerda como un joven que siempre se involucró en la organización del movimiento indígena. "Cuando era bachiller daba clases y los fines de semana estudiaba en Guaranda".

Los esfuerzos no fueron vanos, todo lo contrario. Catapultaron una carrera política fulgurante. En 1996 fue nombrado coordinador zonal de la naciente lista 18. Pero con el mismo vértigo que vinieron los éxitos, también llegaron las derrotas. Quizás el más fuerte traspié que sufrió fue al año siguiente, cuando no pudo ser parte de la Asamblea Nacional Constituyente.

Poco después llegó al Congreso, tras reivindicarse en las elecciones del 98. Sin embargo, su actuación no dejó huellas profundas en la memoria legislativa, entre otras cosas por mantener un perfil relativamente discreto. El roldosista Marco Proaño lo recuerda como un legislador serio y respetable, que priorizó un discurso indigenista. Por ello -seguramente- lo encasillan como un dirigente que se mueve bajo una cosmovisión andina.

No obstante, Talahua desestima aquellas voces que lo califican como un hombre indigenista y sectario. "Mi íntima relación con los pueblos no es motivo para que me identifiquen como fundamentalista".

Por su carácter desbordado de franqueza y sinceridad, no tiene reparos en confesar que es un hombre de izquierda y que sus adversarios políticos pertenecen al PSC.

Uno de ellos es su paisano y ex diputado Gilberto Vaca, con quien se enfrentó en varias ocasiones en torno a unas presuntas irregularidades en la Corte de Justicia de Bolívar.

Aunque para Vaca el caso está olvidado y reconoce que Talahua es un referente de la dirigencia indígena, dice que su error fue ser cerrado. "Estoy convencido que su paso por el Parlamento le permitió madurar políticamente y saber que hay otros sectores a más del indígena", afirma Vaca.

Talahua acepta que prefería impulsar proyectos en favor de los indígenas, pero reconoce que los cuatro años detrás de una curul le sirvieron para conocer y respetar otras corrientes ajenas a la que profesa.

¿Quién le influyó políticamente? Sus ojos se llenan de lágrimas y con voz entrecortada no duda en hablar de su maestro de escuela y ex alcalde de Guaranda, Arturo Yumbay. "Siempre estuvo pendiente de mí... nunca lo olvidaré". Y esa desmedida admiración por Yumbay lo llevó a cometer, en noviembre del 2002, un error grande, según dice su coideario y legislador, Mesías Mora. "Tras la muerte de Yumbay encabezó una marcha con el afán de imponer al nuevo alcalde que obedeciera a sus lineamientos y que no asumiera el cargo su actual titular. La intención no se cristalizó".

Para el diputado Marcelo de Mora (DP), ese hecho demostró su desconocimiento de la Ley y, en cierta medida, fue una causas para que su figura no tenga mayor apoyo entre la población mestiza. "El peso de Talahua se concentra en el norte de la provincia, donde la presencia indígena es fuerte".

El paso de Talahua por la Legislatura sembró amistades, como la del diputado Ernesto Pazmiño (ID), quien resalta su sinceridad. Pero al hablar de su preparación, el socialdemócrata dice que puede tener falencias en temas de política nacional e internacional.

Sobre el mismo asunto, Jorge Guamán, jefe de bloque de Pachakutik, valora su experiencia socio-organizativa y el fomento de consensos. También señala que aún debe aprender a planificar, basado en resultados. "Esta carencia la evidenció cuando el ex presidente Noboa vetó la Ley de Nacionalidades Indígenas. Si era promocionada a tiempo pienso que podía salir". Talahua no rehuye a hablar de estas debilidades. "Debo prepararme más".

En el 2002 su período legislativo concluyó y optó por regresar a su natal Simiatug. Uno de los motivos que impulsó su retiro fue su desacuerdo en que la lista 18 se alíe con Sociedad Patriótica, pese a que participó activamente en la asonada del 21 de enero, junto a los oficiales insurrectos.

Su discrepancia con la alianza se intensificó luego de la primera vuelta electoral, pues consideró que el entonces candidato presidencial, Lucio Gutiérrez, cambió radicalmente su discurso. "Empezó a relacionarse con banqueros, empresarios y grupos de derecha. Rara vez se lo veía con Leonidas Iza o Miguel Lluco".

La alianza de Gobierno venció en los comicios del 2002 y los ofrecimientos para que ocupara algún puesto no tardaron en llegar; su decisión de volver a casa pesó más.

De nuevo retomó las actividades docentes en la escuela en la que aprendió sus primeras letras. Pero la fuerte relación con el movimiento no fue descuidada. De pronto, el 16 de junio, la Ecuarunari lo propuso para ocupar la Dirigencia Política de la Confederación, en el marco de la I Cumbre de Pueblos y Nacionalidades.

Al poco tiempo llegaron las elecciones del movimiento del arco iris. Su candidatura no era oficial, mas sonaba para coordinador. De nuevo la Ecuarunari lo postuló y lo eligieron. Con su elección se eclipsaron las figuras históricas de Pachakutik y reavivó la polémica de que un grupo indigenista tomó las riendas.

El diputado Mora fue uno de los militantes que se opuso a Talahua porque considera que era necesario que un mestizo asumiera el mando. "Es bien intencionado, pero los sectores que lo apoyan promueven una corriente etnicista".

Para aceptar el cargo la familia tuvo que dar su visto bueno. Su tío, Melchor Paucar, recuerda que la noticia los tomó por sorpresa. "Gilberto nos consulta este tipo de decisiones. Teníamos la obligación de darle nuestro apoyo moral".

A pesar de ello, una nube de temores cubre la humilde morada de la familia. Sus hermanas, Orfelina y María, temen que al final del mandato sea cuestionado al igual que Miguel Lluco. Hoy, el reto de Gilberto Talahua es impulsar una reingeniería del movimiento, que tras su breve paso por el Gobierno quedó debilitado.

Algo más de su vida

Formación.- Egresó de la Universidad Estatal de Bolívar. Ejerció la docencia por 12 años en Simiatug.

Un soltero empedernido.- A sus 34 años aún no piensa en el matrimonio. Aunque tiene en mente casarse con una indígena mucho menor que él.

"De la mata a la olla".- Es un amante del cuy asado y la chicha. A la hora de beber prefiere una copa de "pájaro azul".

El fútbol le apasiona.- No se pierde un solo partido de la Tricolor. En el ámbito nacional no es hincha de ningún club, pero le gusta el juego de Liga.

Sus obras . Como diputado gestionó el lastrado de vías como la Río Blanco-Simiatug.

Una anécdota.- "Jamil Mahuad se resistía a concederme una cita. Entonces junto a otro diputado gritábamos en la Plaza Grande para que nos recibiera. Lo hicimos por seis semanas, entre la risa de la gente. Finalmente nos recibió".

 

Fuente: http://www.elcomercio.com/noticias.asp?noid=74929

 

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