Los indígenas de Ecuador se preparan para gobernar





Francesc Relea, enviado especial del diario El País, Madrid.

Quito, 28 de noviembre de 2002.




La confederación de nacionalidades y el movimiento Pachakutik son el principal apoyo del presidente electo Lucio Gutiérrez.


El movimiento indígena de Ecuador se prepara para entrar por primera vez en el Gobierno, "510 años después de la conquista de América". "Son los nuevos tiempos del nuevo milenio", dice Nina Pacari, 42 años, diputada de Pachakutik, única mujer indígena en el Parlamento. "Los indígenas hemos demostrado que estamos en igualdad de condiciones para debatir y proponer. Hemos roto el estereotipo de que sólo podemos hablar de indígenas, y hemos dado la lección de que estamos preparados para otros muchos temas". Esta semana, el presidente electo, Lucio Gutiérrez, empieza a discutir con los distintos sectores que le han aupado al poder la composición del próximo Gabinete.

En Ecuador hay doce nacionalidades indígenas, cada una con su propio idioma. La más numerosa es la quichua, que reúne 11 pueblos distintos. Representan el 45% de la población ecuatoriana, según las organizaciones, aunque el Gobierno asegura que no son más del 25%. La Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE) y su brazo político, el movimiento Pachakutik, son la base de apoyo más organizada con que contó el coronel Gutiérrez durante la campaña electoral. Las otras dos son el Partido Sociedad Patriótica 21 de Enero, constituido por militares y diversas fuerzas sociales, y el Movimiento Popular Democrático (MPD), que agrupa a los sectores más radicales de la izquierda ecuatoriana. Contentar a todos los que le respaldaron sin inquietar a la comunidad financiera es el desafío que tiene por delante el presidente electo.

Ama Killa, Ama Llulla, Ama Shua (en quichua, "no ser ocioso, no ser mentiroso y no ser ladrón") son los principios milenarios de los pueblos indígenas para el ejercicio del buen gobierno. Bajo esta premisa, Pachakutik gobierna en 27 municipios de 17 provincias de la Amazonia y la sierra, y en cinco prefecturas, lo que significa una población aproximada de un millón de habitantes. Asimismo, ha logrado 11 diputados en las últimas elecciones, que, junto a los seis de Sociedad Patriótica, coloca a la alianza gubernamental como segunda fuerza en el nuevo Congreso.

Los indígenas están convencidos de su potencial humano, organizativo e intelectual, probado en la lucha reivindicativa por el acceso a la educación y a la tierra desde la década de los setenta, y en la elaboración de una propuesta de carácter nacional en los años noventa. "Confiamos en que nuestra participación no será relegada a un segundo plano", dice Auki Tituaña, el primer alcalde indígena de Ecuador, que administra con éxito el municipio de Cotacachi, de 37.000 habitantes, desde 1996. Tituaña, de 37 años, es catedrático de Economía y fue la punta de lanza del programa de la CONAIE.

"Sabemos que el grupo que ha concentrado el poder económico y político no va a renunciar fácilmente a su situación. Intentará excluirnos o marginarnos, intentarán cercar a Lucio Gutiérrez. Ya ha ocurrido durante la campaña, pero hemos reaccionado firmemente", señala Nina Pacari. Los indígenas no están dispuestos a jugar el papel de comparsas en el futuro Gobierno. " Para nosotros esta etapa de cuatro años será un gobierno en transición que permitirá generar condiciones para que en el próximo periodo podamos presentar un candidato presidencial propio".

Pacari y Auki Tituaña son dos de los nombres que suenan con más insistencia como candidatos indígenas a integrar el nuevo Ejecutivo. La primera es doctora en Derecho por la Universidad Central de Quito, especializada en temas agrarios, integra el comité ejecutivo de Pachakutik y ha sido vicepresidenta del Congreso, donde ha librado duras batallas. "Batirse en un marco general de 123 legisladores, siendo mujer e india, requiere mucho esfuerzo".

Su nombre se ha mencionado para el Ministerio de Exteriores, y Nina Pacari admite que sería "un desafío enorme". "Nunca ha habido una política exterior que sea intercultural, que desarrolle la economía pluricultural". La diputada indígena señala que en el día a día, el 80% de la población ecuatoriana hace economía, y el 64% del mercado interno, abastecido por productos agrícolas, está cubierto por los pueblos indígenas. "Hay posibilidades de hacer muchas cosas con una política exterior que sea pluriétnica. Creo que hay que pensar en el potencial de los pueblos indígenas no sólo en beneficio propio, sino en beneficio de todo el país".

No han sentado nada bien en el movimiento indígena las primeras declaraciones del presidente Gutiérrez en las que dijo que el área económica del nuevo Gobierno estaría reservada a empresarios y banqueros "honestos", y el área social, a los movimientos sociales. "No compartimos el criterio tradicional de que la economía va por un lado y lo social por otro. Nuestra intención es que se den la mano", replica Nina Pacari. "Queremos que no sólo pongan los pelos de punta los malos indicadores económicos, sino también los malos indicadores sociales. Los pueblos indígenas no sólo somos sector social, somos sector económico".

Para los aliados de Gutiérrez, el proceso que comenzará el 15 de enero, día de la investidura presidencial, no concluirá en los próximos cuatro años. "Es un proceso a largo plazo. Pachakutik significa cambio, transformación y nuevos tiempos", dice Pacari. Los indígenas no temen quemarse por formar parte de un Gobierno que no presidirán. "Asumimos alcaldías, fuimos al Parlamento y nos decían que nos íbamos a quemar. Hemos asumido el reto de cruzar el río".

Los indígenas tendrán que guardar una de sus mejores armas, la movilización, que, según sus intenciones, tiene que ser sustituida por la participación ciudadana. "Una población informada no seguirá exigiendo a ciegas. La ciudadanía tiene que adentrarse en temas como el endeudamiento público, para mejorar los términos de negociación, o el canje de la deuda o la reestructuración".

Cuesta entender la alianza de militares e indígenas, que nació con la revuelta de enero del 2000, que acabó con el derrocamiento del presidente Jamil Mahuad. Para la dirigente de Pachakutik, "lo importante es que los militares tengan la oportunidad de conocer y desenvolverse en la sociedad civil, valorarla y no imponer el punto de vista castrense, que a veces es demasiado cerrado".

La explicación de la confluencia entre lo indígena, lo social y lo militar tiene que ver con el carácter específico del Ejército ecuatoriano, según el coronel retirado Edie Sánchez, director de la campaña electoral de Lucio Gutiérrez, que también intervino en la rebelión que derrocó a Mahuad. Este militar de 42 años, con muchas posibilidades de ser ministro, recuerda que en los años setenta nació un sector progresista en las Fuerzas Armadas, "fruto de una estrategia diseñada por EE UU para contener el comunismo. Buscaba un mayor contacto del Ejército con la población, para evitar la penetración de movimientos subversivos".

Paradójicamente, parte de aquella estrategia de contención del comunismo en los años cincuenta y sesenta, sirvió para que el Ejército desarrollara esa conciencia social.Según el coronel Sánchez, la clave está en la educación y formación de los militares. "Si los colegios militares y las escuelas navales se abren y establecen políticas que permitan el acceso de jóvenes de los estratos populares, tendremos a la larga un Ejército más progresista y más vinculado con la población". Sánchez dice que el Ejército apoya al nuevo presidente, que ha salido de sus filas. "Hay una afinidad, simpatía y hay alegría en la tropa, en la oficialidad joven y media. No sé si hay alegría en los generales". Y afirma con rotundidad: "El Ejército respaldará la Constitución, y al presidente, en la medida que la respete".

Junto a indígenas y militares, la tercera base de apoyo de la candidatura de Gutiérrez ha sido el Movimiento Popular Democrático (MPD), el partido que agrupa a los sectores más radicales de la izquierda ecuatoriana. Su discurso es el más intransigente, lo que le sitúa como el aliado más incómodo del presidente electo.


Fuente: Diario El País. Madrid, 28 de noviembre de 2002 (p. 7)






 
Llacta!    Portada |  Organizaciones |  Comunicados |  Noticias